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Los Italianos ya han abierto. En el Paseo de los Tristes, las chanclas le ganan terreno a los botines. Y los paraguas, en lugar de salvaguardar a los viandantes de la furia que Granada y su cielo suele cosechar en los últimos días de su ... invierno, ahora sirven para que los más precavidos –sobre todo turistas– no tuesten su tez en exceso. Y es que, ya lo dicen los anuncios de algunas conocidas firmas de moda: ya casi ha llegado la primavera.
En otro tiempo, las conversaciones en los pasillos y en las paredes de cada facultad de la UGR estaban repletos de planes para celebrar esta festividad. El epicentro de la mayoría de ellos no era otro que el botellódromo de Granada. Tradicionalmente, los centenares de jóvenes que llenaban el lugar de lejos eran un mosaico de miles de voces convertidas en una sola fiesta. De cerca, eran innumerables historias en las que las risas, el alcohol y, en demasiadas ocasiones, el desfase, marcaba el ritmo de la tarde-noche. Ese barullo, unido con la suciedad, las abundantes peleas y los disturbios, fueron la mecha que prendió el final de una era de un botellódromo que llevaba clausurado desde 2016 pero que fue vallado en 2018. Así, dejaban a los jóvenes desprovistos de un lugar en el que consumir bebidas alcohólicas en la vía pública. Ahora, está totalmente prohibido y si lo hacen, se juegan tener que abonar multas de hasta 3.000 euros. Por ello, este año Granada tampoco contará con una fiesta en la vía pública y de forma gratuita para celebrar la entrada de la primavera. En su lugar, las discotecas han acaparado la totalidad de la oferta de ocio para esta estación que llegará la noche del 20 de marzo.
2016. Ese fue el año en el que la tradición acabó. Los estudiantes y los centenares de jóvenes venidos de todas las provincias no sólo de Andalucía sino de todo el territorio español se quedaron huérfanos del que se había convertido en su 'terreno de juego' primaveral y vagaban descabezados en redes sociales buscando un nuevo escenario para repetir su diversión. Tras esto, convocatorias que luego no se materializan y bulos de posibles reductos de botellones se fueron sucediendo año tras año hasta que finalmente el botellódromo y su tradicional fiesta se ha convertido en una fotografía en blanco y negro que llenar de recuerdos y no de nuevas experiencias.
La primera de estas falsas nuevas celebraciones se produjo justo en 2016, cuando más inquietud corría entre los jóvenes con esa temida pregunta de «¿y ahora qué?». A lo largo de la semana previa a esta festividad, un mensaje circuló como la pólvora por 'Whatshapp' en el que se les invitaba a disfrutar de la fiesta que había sido prohibida dos semanas antes. Pero los jóvenes no secundaron la propuesta.
El botellódromo acabó vallado y los reductos de botellones se fueron reduciendo ante el miedo de una posible multa por beber alcohol en la vía pública y la cada vez más atractiva alternativa de consumir en el propio hogar o en las salas de fiesta.
Por el momento, en Granada no se ha oído aún ningún tipo de convocatoria, ni por parte de los estudiantes ni por organizadores o promotores, para celebrar este evento. Pero el año pasado no fue así. Unos promotores tenían la intención de organizar la fiesta de la Primavera de Granada, que iba a celebrarse en el nuevo recinto Granada Arena. Primero tuvieron que aplazarla por no contar con las licencias pertinentes. Al final, no se materializó. Desde el Consistorio, por su parte, se han ido desarrollando distintas iniciativas, como una Holi Run en la que, en lugar de vasos, hielos y alcohol, los jóvenes portaban polvos de colores que se convertían en su munición para una guerra festiva.
En un principio, el temor a que los jóvenes se rebelaran por el cierre de su recinto y el fin de una tradición eran latentes. Pero, al final, la sangre no llegó al río. Fueron más cívicos de lo que muchos pensaban. Estuvieron a la altura del cambio que Granada implantó.
Este año, son varias las iniciativas privadas que se desarrollarán durante estos días. Discotecas como Babilonia o Mae West han organizado distintas fiestas para dar la bienvenida a la nueva estación con música y fiesta pero a cambio del pago de una entrada. Lo mismo sucede con la denominada fiesta de la primavera 'La oficial', que se producirá el 23 de marzo en una localización secreta que no se hará pública hasta pocos días antes.
«Como el año pasado, se han organizado distintas fiestas en discotecas, pero no se ha organizado ninguna clandestina ni ningún botellón multitudinario como se hacía antes». Daba igual a quién se le hiciera la pregunta dentro del seno educativo de la universidad, nadie tiene constancia de ninguna convocatoria de actividad alternativa a las de las salas de ocio. La era del botellón ya llegó a su fin.
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