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Los trabajadores de Papas Fortuny preparando varios pedidos. Ideal
El problema que cansa a Papas Fortuny

El problema que cansa a Papas Fortuny

Este año celebra su 15 aniversario y, aunque la situación que atraviesan es buena, reconocen que cada vez es «más difícil» gestionar un negocio de comida a domicilio

Alberto Flores

Granada

Miércoles, 17 de agosto 2022, 13:12

Ningún negocio está libre de problemas, ni si quiera los más exitosos. Ejemplo de ello es Papas Fortuny, un establecimiento de comida a domicilio y para recoger especializado en patatas asadas ubicado en el barrio del Realejo. El próximo mes de diciembre cumplirán 15 años desde que abrieron sus puertas pero, pese a que puede considerarse como un negocio de éxito y de los más reconocidos de la ciudad, hay una situación que les está llevando al límite: cada vez es más complicado llevar un negocio de comida a domicilio en Granada.

La historia de Papas Fortuny se remonta a la infancia de José Guerrero, su propietario, que recuerda como en el Campo del Príncipe asaban perdices, las patatas asadas de toda la vida. Algo que con el paso de los años fue perdiéndose poco a poco. «Mi abuela tenía un local en el Realejo y viendo que cada vez había más negocios de comida para llevar decidí recuperar aquello que se había perdido», cuenta José, que en 2007 abrió por primera vez las puertas de Papas Fortuny. Desde entonces casi 15 años de éxitos con grandes colas en la calle para disfrutar de sus famosas patatas.

«Estoy contento con el negocio pero son 15 años con muchas dificultades… Te dan ganas de dejarlo, aunque me daría mucha pena»

José Guerrero

Propietario de Papas Fortuny

Y ahora, pese a que la situación del negocio es «muy buena», se están teniendo que enfrentar con una nueva realidad: la dificultad de gestionar un local de comida a domicilio está creciendo con el paso del tiempo. «La dificultad está en el reparto, que es el gran inconveniente de este negocio», explica el propietario, que reconoce que su local es pequeño pero argumenta que cuentan con «un volumen alto» de pedidos. Esto hace que necesite muchos repartidores y justo ahí llega uno de sus mayores quebraderos de cabeza. «Nadie quiere trabajar como repartidor, pones anuncios pero nadie te llama. En alguna ocasión me han dejado tirado después de quedar con ellos e incluso han llegado a no presentarse al puesto de trabajo después de darlos de alta».

Cola de clientes a la espera de ser atendidos en el establecimiento. Ideal

Actualmente cerrado por el verano, Papas Fortuny volverá a abrir sus puertas en el mes de septiembre con la incertidumbre de si la situación irá a peor o no. «Como alternativa para paliar la falta de repartidores hay plataformas como Just Eat o Glovo pero lo cierto es que son muy caras», según detalla el cobro de estas plataformas por cada pedido es del 30% del total, a lo que hay que hay que sumar el IVA y una cantidad cercana a los 30 céntimos en concepto de gestión. «Además, si estas aplicaciones se saturan no admiten más pedidos y te quedas con el producto colgado».

Sobre cómo le afecta toda esta situación, José explica que le genera muchos «quebraderos de cabeza». «No me gusta quedar mal con los clientes y en los últimos meses he tenido que regalar muchos pedidos porque llegaban tarde por culpa de estas plataformas y por la falta de repartidores», asegura. Y el hartazgo es tal que reconoce que ha llegado a plantearse dejar el reparto a domicilio e incluso traspasar el negocio. «Estoy contento con el negocio y lo monté con mucha ilusión pero son 15 años con muchas dificultades… Te dan ganas de dejarlo, aunque me daría mucha pena».

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