Miguel Margineda
Jueves, 10 de julio 2014, 01:33
El hombre de 31 años que supuestamente agredió a un vecino con una espada y que el martes fue puesto en libertad con cargos, hizo la mudanza para, al parecer, dejar la casa alquilada donde vivía con su mujer y su hijo.
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Podría haber sido un día normal en La Malahá si no fuera por la patrulla de la Guardia Civil que «discretamente» se aseguraba de mantener la paz y prevenir que «alguien pudiera tomarse la justicia por su mano», según indicaron fuentes del cuerpo armado, que destacaron que la jornada transcurrió con «tranquilidad».
José María Villegas, alcalde de La Malahá, intentaba dar sensación de tranquilidad, aunque reconocía que aún existía «cierta preocupación entre los vecinos» y un ambiente que definió de «calma tensa». Lamentaba que el supuesto agresor hubiese quedado en libertad tras ser detenido el pasado sábado y también que no se haya decretado ninguna orden de alejamiento de su víctima, ya que ambos residían en la misma calle.
La víctima y su familia prefirieron mantener su intimidad. La mujer del agredido había protagonizado el martes momentos muy emotivos durante la concentración, con su marido aún recuperándose del tajo que le propinaron con una espada ceremonial, de las que se usan para cortar tartas de boda. A través del interfono de su vivienda, manifestaba su deseo de «pasar página por el bien de mis hijos, que no saben lo que está pasando».
«Temor a las represalias»
Un vecino de la misma calle aseguraba que no se había enterado de nada. «Voy y vengo todos los días a Granada y no sé que ha pasado, solo que ese (el supuesto agresor) está de mudanza», comentó.
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Sin embargo, no debió tener ganas de seguir causando problemas, pues todos los vecinos coincidían en señalar que dedicó el día simplemente a ir y venir con su furgoneta recogiendo sus cosas de la casa. Eso sí, la mayoría de los testigos que lo vieron, lo hicieron desde sus casas, por «temor a más problemas», dijo un hombre mayor.
Por su parte, el alcalde aseguró que aún existe cierto temor «a las represalias que pueda tomar este sujeto o personas de su entorno». También, por parte de la Guardia Civil, expresaron cierta preocupación por que pueda ocurrir algún altercado en el otro sentido, que el supuesto agresor pueda ser objeto de un ataque por parte de personas del entorno de la víctima.
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