![El vigía de Alborán](https://s1.ppllstatics.com/ideal/www/pre2017/multimedia/noticias/201508/21/media/cortadas/gra-alboran--575x323.jpg)
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Juan Enrique Gómez
Domingo, 30 de agosto 2015, 01:48
Al atardecer se percibe un intenso aroma a romeros, poleos y cantuesos; se oye el insistente silbido corto de los vencejos y a lo lejos, cerca del horizonte, las bandadas de gaviotas se desplazan entre cortados rocosos y calas de la costa oriental de Granada. La brisa corre entre las piedras de la torre de Melicena, una atalaya milenaria considerada como el vigía del mar de Alborán, porque fue ubicada en el punto donde era posible divisar la mayor extensión de litoral, desde los acantilados de la Rábita hasta el cabo de Sacratif y frente a la inmensidad del Mediterráneo, donde al sur, a 50 millas náuticas (92 km.) en línea recta se alza la isla de Alborán, visible a veces en días claros, como la costa africana.
La torre de Melicena, situada a cien metros de altitud sobre una colina de orografía suave, es el punto de confluencia de caminos agrícolas y viejas sendas de pastores, arrieros y soldados, además de la referencia histórica de una antigua aldea de pescadores que a pesar del crecimiento urbanístico y turístico, aún conserva parte de su singular estructura al abrigo del Peñón de San Patricio, con sus grandes bloques de pizarras que se adentran en las aguas marinas. Es también el punto central de un espacio natural que se mantiene como un ejemplo de ecosistema mediterráneo sin demasiadas alteraciones, al menos en los alrededores de este enclave alejado del desarrollismo de los cultivos bajo plástico de las ramblas de Carchuna, Castell de Ferro y Albuñol.
No es una más de las atalayas de vigilancia que se suceden a lo largo de la costa granadina, es posible que se trate de la más antigua, ya que a pesar de que está datada en el siglo XIV, hay estudios que aseguran que fue construida por los nazaríes sobre los restos de otra torre anterior que podría fecharse en el siglo X, hace un milenio.
Un sendero, preparado con barandillas y miradores, asciende en zig-zag desde la carretera N-340 para llegar hasta el pie de la torre. Son solo 500 metros de recorrido que se inician en el centro de Melicena hasta llegar a la rambla del Manantial, desde donde parte el camino de acceso que, a 400 metros, posee un balcón desde el que es posible contemplar la totalidad de las playas desde Castell de Ferro hasta la Mamola con Melicena bajo el mirador. ()
Reportaje completo. Vídeos, fotogalerías, especies de fauna y flora, coordenada, en Waste Magazine (entra aquí).
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
Inés Gallastegui | Granada
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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