![Tiempo de castaños](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/pre2017/multimedia/noticias/201510/18/media/cortadas/gra-castanos--575x323.jpg)
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Juan Enrique Gómez
Viernes, 23 de octubre 2015, 00:28
Crecen en lugares cargados de humedad, al abrigo de vientos y heladas, olvidados junto a viejas veredas y acequias. Son castaños, árboles que al llegar el frío, ofrecen sus frutos protegidos por espinas y se convierten en el símbolo de los días grises y crepúsculos lluviosos. Una especie milenaria que forma parte de la historia del Mare Nostrum tras ser introducidos por los romanos desde Asia Menor, y son elementos fundamentales de la cultura del sureste ibérico, donde las grandes sierras béticas, sobre todo Sierra Nevada, Alpujarra y Contraviesa, albergan algunas de las poblaciones más longevas y singulares de Europa. En otoño, cuando las temperaturas bajan, las castañas, el fruto de Castanea Sativa, se convierte en uno de los alimentos tradicionales más apreciados, utilizado por el hombre para su consumo y para mantener a animales domésticos.
Pero la situación de los castaños de la provincia de Granada y de todo el territorio andaluz hace temer por la supervivencia de esta especie, que aunque oficialmente no está clasificada como en peligro de extinción, sí se puede considerar que se encuentra amenazada por una serie de agentes externos que podrían provocar su desaparición, al menos de las poblaciones naturalizadas y que se encuentran fuera de las zonas de cultivos. Según los técnicos del Parque Natural de Sierra Nevada, la desaparición de acequias al aire libre, el abandono de los cultivos tradicionales y la conversión de las huertas de montaña en explotaciones más modernas, han provocado la muerte de numerosos castaños en zonas de la Alpujarra, Güéjar y las laderas del Marquesado. «Este es el motivo por el que se han creado arboretos, reservorios donde se intenta mantener la especie y la línea genética de poblaciones de castaños, y conseguir semillas que nos permitan garantizar su viabilidad», afirma el director-conservador del Parque Natural Y Nacional de Sierra Nevada, Ignacio Henares.
Los castaños granadinos se encuentran amenazados también por el hongo que se conoce como 'tinta del castaño', aunque las altas temperaturas y la aridez del verano realizan una labor de control de esta plaga. Desde la Consejería de Medio Ambiente afirman que otro de los enemigos más temidos: la avispilla, aún no ha llegado a Granada. Sí es posible ver que en tiempos de sequía, castaños como el del Abuelo en la Vereda de la Estrella, son atacados por cochinilla y pulgón.
En la provincia de Granada, hay seis grandes castaños que se encuentran catalogados con la categoría de árboles singulares por sus características especiales. Son ejemplares de entre 9 y 20 metros de perímetro en la base de sus troncos, con copas de más de 200 metros cuadrados que, en algunos casos, miden más de 30 metros de altura, y todos ellos son parte de las tradiciones de los municipios donde crecen.
El otoño es tiempo de castañas, de recordar leyendas y refranes, para explicar que los remotos años de 'maricastaña' eran épocas de fábulas en las que animales y plantas hablan entre sí y la naturaleza era la base de la existencia.
Junto a ellos se han escrito episodios clave de la historia de un territorio que durante siglos vivió en contacto con el paisaje y ahora abandona sus raíces para trazar un futuro incierto.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
Inés Gallastegui | Granada
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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