Analizan si el abuelo de Huétor Tájar drogó a los niños antes de acabar con sus vidas

Esa hipótesis no quedará despejada hasta que lleguen los resultados de ese trabajo forense. Lo que ha trascendido hasta el momento es que uno de los niños –el de mayor edad–, tenía un disparo, mientras que el otro sospechan que pudiera morir asfixiado, aunque también será la autopsia la que arroje luz sobre esto y sitúe las muertes, además, en una franja horaria.

Esta redacción ha podido reconstruir las tensas horas que pasaron desde que el hombre se atrinchera con los niños hasta que encuentran sus cuerpos. Los niños aparecieron cada uno en un dormitorio, uno con un disparo, el otro podría haber muerto asfixiado.

El cuerpo del abuelo apareció en el baño, donde el hombre se encerró antes de dispararse a sí mismo con la escopeta de caza que poseía. Los investigadores creen que acabó con su vida sobre las cinco de la mañana, cuando anunció al cerco policial que iba a preparar a los niños para ir al cole y que sólo después hablaría con los agentes de Guardia Civil. Después de esas palabras, que dijo por el portero del edificio, no se le volvió a oír.

Un dispositivo de sesenta agentes de Guardia Civil, incluido un equipo de élite y los agentes de Policía Local del municipio, rodean el edificio. Pasadas las ocho de la mañana, al ver que no cumple con lo anunciado, entran a la vivienda y hallan los tres cuerpos sin vida.