Las ramblas van a morir en Caniles junto a la casa de Sergio García Morillas y su familia. Todas ellas desembocan en el Pilantón, que ayer perdió su capacidad para tragar tanta agua en medio de la borrasca. La avenida anegó la planta baja de ... la vivienda y obligó a los inquilinos a refugiarse durante 12 horas en un cuarto, hasta que los bomberos pudieron sacarlos por la ventana.
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«Fueron 12 horas de angustia. Estuvimos encerrados en un cuarto en la planta de arriba por si las puertas de entrada a la casa terminaban por ceder y toda la riada nos comía», relata el hombre, de 36 años de edad. Junto a él se encontraban sus padres, Emilio y Rosa, 68 años, y los abuelos, José Manuel y María, con 94 y 89 años respectivamente, además de una empleada que les cuida. Los abuelos, en silla de ruedas, no lo tenían fácil para salir de la vivienda. Bomberos de Diputación y la Policía Local tuvieron que traer una escalinata para poder sacar a toda la familia de la riada. «Lo intentaron varias veces pero no había forma. Hicieron diques para que no entraran más agua y por la tarde pudieron sacarnos de aquí», narra.
La familia, que se dedica a la agricultura y la ganadería, ha perdido parte de sus cultivos, los piensos, las gallinas y los conejos. El balance de daños es alto. La casa se encuentra completamente llena de barro. Tardarán varios días en ponerla en condiciones para rehabitarla. Por ahora, han sido realojados en un hotel en Baza. Sergio y sus padres trabajan a destajo para dejar atrás lo antes posible el suceso.
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