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Álvaro Gomad, en el colegio de Tegucigalpa donde está cooperando este verano. VERÓNICA MUÑOZ | REPISO
Los cooperantes plantan cara al trauma

Los cooperantes plantan cara al trauma

La muerte de un granadino y tres rondeños en la India cogió a decenas de voluntarios con las maletas hechas hacia países en vías de desarrollo | Otros como Álvaro ya llevan varias semanas en Honduras, donde su mayor preocupación es ayudar pese a las malas condiciones de vida

Ángeles Peñalver

Granada

Sábado, 2 de septiembre 2017

Algo más de 100 cooperantes salen cada año de la provincia hacia otros continentes a crear colegios, puentes, pozos o a trabajar junto a los habitantes de las zonas más desfavorecidas del planeta mediante alguna de las 25 oenegés locales de ayuda internacional. Y todas esas personas que pertenecen al tercer sector se sintieron consternadas ante el fallecimiento en India de cuatro voluntarios andaluces de la Fundación Vicente Ferrer, entre ellos el granadino Francisco Pedrosa.

Las muertes se produjeron en un accidente de tráfico durante un traslado en minibús en el estado de Andhra Pradesh, en el que se encuentra la sede de la entidad benéfica. En Kenia, Ecuador, Colombia, India o Tailandia se localizan cada año decenas de granadinos haciendo el bien y transitando por carreteras mucho peores que las del primer mundo. Ser cooperante es ser valiente y generoso. Y vencer el miedo.

Sólo al Sáhara acuden anualmente 40 cooperantes procedentes de la provincia, al tiempo que Escolapios suele mandar a dos colaboradores a Latinoamérica. Mientras, en Perú dos universitarias granadinas se repartieron el año pasado entre Abancay (en el centro educativo Tarpurisunchis) y Huancavelica, en la sede de Madre Coraje, ofreciendo apoyo en coordinación de proyectos de desarrollo. La sede de Medicus Mundi del sur de España se encuentra en el barrio del Zaidín, desde donde se articula el envío de cooperantes a África y Latinoamérica. Todos los voluntarios salen de la provincia con la maleta cargada de buenas intenciones y con destino a distintos puntos del planeta donde su presencia es beneficiosa. Todos llevan billete de vuelta y confían en que su estancia transcurrirá sin grandes incidentes.

«Nos exponemos a las bandas organizadas y las carreteras son nefastas. Pero hace falta ayudar»

Álvaro Gomad | Cooperante granadino. Honduras

«Iremos con mucho cuidado e intentaremos no correr ningún riesgo, pero la vida es riesgo»

Silvia Martín | Voluntaria con destino a la India

«Afortunadamente, en 25 años, nunca hemos tenido ningún accidente. Cuando nuestros cooperantes viajan sólo sufren los típicos malestares de adaptación: nuevos alimentos, agua, etc. Desde Madre Coraje realizamos una formación previa a las personas que viajan trabajando las inquietudes, miedos, expectativas, dando a conocer nociones básicas del país y del trabajo que van a realizar. También se prepara a los cooperantes para que el choque cultural sea el mínimo y predomine la empatía y la comprensión. Además, contamos con seguro de asistencia en viaje adecuado para estos viajes con especial dedicación al aspecto sanitario», narra María Íñigo Castro, su responsable de comunicación.

Así -con todo muy bien atado- partió Álvaro Gomad el pasado mes de julio hacia Honduras, donde aún ejerce de voluntario educativo en zonas de alto riesgo con Acoes, la Asociación Colaboración y Esfuerzo, de origen granadino y vinculada a la Universidad. «He llegado hasta aquí gracias a la UGR, donde he estudiado una asignatura que se llama 'Construcción cultural', cuyo profesor es el presidente de la entidad Granada Crea en Honduras. Además accedí a una beca del CICODE, Centro de Iniciativas de Cooperación al Desarrollo, para poder venir. Tegucigalpa, la capital, es una de las zonas más peligrosas del mundo y claro que la situación es alarmante, estamos continuamente en situaciones de emergencia tanto por las familias como por los niños como por la educación que reciben y las infraestructuras tan débiles».

«No llegamos como héroes»

Pero todo eso se olvida, narra Álvaro, quien sólo piensa en colaborar con los niños en riesgo. «Ni llegamos como héroes ni imponemos nada. Nosotros estamos aquí un mes y medio y luego nos marchamos con respeto», abunda. El granadino concede la entrevista rodeado por una población infantil -en la periferia de Tegucigalpa- que no tiene las necesidades básicas cubiertas, ni de higiene, ni de alimentación. «Además estamos expuestos al tema de las bandas organizadas y las infraestructuras son nefastas, con carreteras sin pavimentar y las casas son tablas de madera con una chapa de acero encima y sin agua potable. Nosotros tenemos una norma muy estricta y es que nos recoge el camión desde la oenegé y nos lleva directamente al colegio donde educamos y doce horas después nos montamos en el camión y nos volvemos a la colonia donde nos alojamos. La seguridad es vital y siempre estamos acompañados por un hondureño y tenemos totalmente prohibido salir a la calle después de las cinco de la tarde, cuando cae el sol... puedes llegar a escuchar tiroteos por el tema de las bandas organizadas que controlan la capital», apostilla el voluntario, quien dice que todo lo que se ayude es poco.

Allí, a 8.000 kilómetros del Sáhara, un granadino de Huéneja fue el primer propulsor de esa ola de solidaridad en Honduras, donde fomenta la educación de los niños más desfavorecidos con personas autóctonas y visitantes extranjeros como Álvaro. Su nombre es Patricio Larrosa, para más señas sacerdote y candidato al Princesa de Asturias de la Concordia 2017, galardón que finalmente recayó en la Unión Europea. La entidad manda cada año a unos 25 granadinos a Honduras de manera organizada, pero hay otros cooperantes que ejercen su solidaridad de manera más individual.

«La vida es riesgo»

Silvia Martín, con las oposiciones de pedagoga recién aprobadas, hizo la maleta hace unos días para, un verano más, irse a un país en vías de desarrollo a colaborar. Salió el 24 de agosto confiada en volverse el 24 de septiembre. «Voy a estar un mes viajando por el norte de India y colaborando en una escuela situada en Fatehgarh, al oeste de Nueva Delhi. No vamos con ninguna oenegé, simplemente hemos contactado con el director de la escuela y le hemos ofrecido colaborar allí unos días a cambio del alojamiento. Aprovechando los días libres y al finalizar visitaremos Jaipur, Agra y Benarés, aunque no llevamos mucho planeado en cuanto a visitar monumentos porque nos interesa más convivir con los locales y disfrutar de las tradiciones populares», explicó antes de viajar.

Silvia, licenciada por la UGR, parte para la India con la congoja del reciente fallecimiento del granadino Francisco Pedrosa en ese país. «Es cierto que a escasos días del viaje, conocer esta noticia puede ser un shock, porque han sido personas que viajan en unas condiciones similares a las nuestras, pero tanto mis compañeras como yo pensamos que no hay que afrontar la experiencia con esa negatividad. Cosas malas te pueden pasar en cualquier lugar, no vamos a dejar de hacer algo que nos gusta y nos llena por la posibilidad de correr esa mala suerte. Sí es cierto que iremos con mucho cuidado e intentaremos no correr ningún riesgo pero -en definitiva- la vida es riesgo», se despidió la joven maestra, ansiosa por poder aportar un granito de arena en una escuela rural con niños desfavorecidos y aprender para poder aplicarlo a la vuelta tanto en su ámbito profesional como en el personal.

La oenegé granadina Agua de Coco, con José Luis Guirao como presidente, lleva más de 20 años haciendo cooperación al desarrollo en otros puntos del planeta, en concreto en Madagascar y Camboya, entre otros países. «Tenemos un programa de voluntariado internacional mediante el que visitan nuestros proyectos unas 40 personas al año, de las que al menos 4 o 5 cada año son granadinas», cuentan en las oficinas centrales de Agua de Coco.

1. Actividad de la oenegé Acoes. / 2. Guillermo Vázquez, en una de sus estancias en el Chad. / 3. Silvia Martín (dcha.) se marchó a la India el 24 de agosto a una escuela rural. IDEAL
Imagen principal - 1. Actividad de la oenegé Acoes. / 2. Guillermo Vázquez, en una de sus estancias en el Chad. / 3. Silvia Martín (dcha.) se marchó a la India el 24 de agosto a una escuela rural.
Imagen secundaria 1 - 1. Actividad de la oenegé Acoes. / 2. Guillermo Vázquez, en una de sus estancias en el Chad. / 3. Silvia Martín (dcha.) se marchó a la India el 24 de agosto a una escuela rural.
Imagen secundaria 2 - 1. Actividad de la oenegé Acoes. / 2. Guillermo Vázquez, en una de sus estancias en el Chad. / 3. Silvia Martín (dcha.) se marchó a la India el 24 de agosto a una escuela rural.

Todas las entidades consultadas reconocen que el riesgo para los cooperantes es una variable que tienen siempre en cuenta y que tratan de minimizar con distintos protocolos de acompañamiento, sanitarios..., aunque el riesgo cero no existe.

La veteranía

Guillermo Vázquez, de 73 años y excatedrático de Medicina Interna, anda el nueve de agosto a las 12 de la mañana caminando junto a su perro por la montaña. Ahora está en Granada, pero en septiembre se volverá a África, donde lleva 25 años colaborando con Cruz Roja y con San Juan de Dios, entre otros. En las catástrofes naturales, en los campos de refugiados... afortunadamente, nunca le ha ocurrido nada grave.

«El riego en esos países tiene varias vertientes. Como médico, por ejemplo, la tuberculosis, de la que hay que hacer prevención al igual que de muchas otras enfermedades. El riesgo propio del país, como las guerras, el hambre y el peligro físico, por lo que hay que ser muy estricto siguiendo los protocolos de seguridad. Finalmente, allí la atención traumatológica es muy mala o no existe y las carreteras son caóticas, de tierra, se inundan y no hay normas. Tienes que extremar el cuidado», recalca el colaborador de la Orden de San Juan de Dios, cuya división de cooperación internacional se llama Fundación Juan Ciudad.

El experto granadino explica que en sus múltiples hazañas por África los médicos nunca conducen. «Siempre son guías locales muy conocidos y con coches que revisamos nosotros a conciencia. Yo para eso siempre he sido muy pulcro. Cuando entras en el mundo de los autobuses y no controlas tú la situación los accidentes son frecuentes y la mortalidad de estos es muy alta», concluye el veterano cooperante.

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