Martes, 10 de noviembre 2020, 14:01
El surtidor de gasolina más antiguo y pequeño de La Alpujarra situado en Órgiva ha dejado de funcionar y se ha desmantelado Sus propietarios, los hermanos Rodríguez, han instalado al lado, en un solar de su propiedad de 1.800 metros de superficie, una gasolinera ... de CEPSA más amplia moderna y con muchas prestaciones. Según el catedrático, escritor e investigador, Juan González Blasco, «el 31 de enero de 1934, previa suscripción en Madrid ante José Gil de Ramales, subdirector de Campsa, Francisco Martín Jiménez, obtiene la licencia de obras correspondiente para instalar la primera gasolinera de Órgiva, que es también la primera de la comarca de La Alpujarra. La instalación contaba con un tanque de 5.000 litros, un surtidor de gasolina 95, años más tarde gasolina 96 N.O. y una modesta caseta de obra y techo de uralita», indicó.
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«Durante la contienda civil la gasolinera de Órgiva fue un objetivo prioritario de los republicanos. El mando de los partidarios de la República, instalado en la Sierra de Lújar, ordenó, en innumerables ocasiones, la orientación de sus cañones hacia este servicio, con el propósito claro de su total destrucción. Fue este un periodo de racionamiento de combustible, instrumentado a través de un sistema de cupos y vales, que continuaría también durante los primeros años de la posguerra. En la década de los años cincuenta se instaló el primer surtidor de gasoil, carburante que se transportaba en bidones de 200 litros y que después se colocaba alrededor de la caseta de obra, para su distribución por litros», manifestó González Blasco.
Según este investigador, «la forma de repostar en Órgiva tenía lugar mediante la introducción de una sonda en el bidón y a través de la bomba manual se llenaba uno de los dos vasos, de cinco litros de capacidad, y mientras se vaciaba el contenido, en el depósito de un automóvil o en las clásicas latas, el otro vaso se llenaba a través de una llave de paso accionada manualmente. El cambio de bidón suponía aspirar o atraer por la goma el combustible a la máquina, con los consiguientes costes por tragos indebidos para la salud del empleado. Veinte años más tarde de la instalación del primer surtidor de gasóleo, concretamente el 22 de enero de 197, Francisco Rodríguez Ruiz obtiene la concesión de la gasolinera, con servicio de gasolina 96 y gasóleo en bidones, y un mes después la licencia para sustitución del aparato móvil por uno fijo de gasoil y una ampliación de los tanques de 20.000 litros de capacidad, abonando al Ayuntamiento 6.044 pesetas de las de antes. En marzo del mismo año se sustituye el surtidor manual por otro eléctrico. El transporte de gasolina 96 N.O. se realiza en una pequeña cuba, un camión cisterna de 5.000 litros, y el gasoil continúa en bidones precintados de 200 litros, que se descargan manualmente», recuerda Juan González Blasco.
El primer día de venta de la gasolinera, cuando toma posesión Francisco Rodríguez Ruiz, en horario de 7 de la mañana a 11 de la noche, la facturación ascendió a 78 pesetas de gasoil y 84 pesetas de gasolina 96 N.O., siendo el precio de 7'40 y 17 pesetas el litro, respectivamente. Los precios de los combustibles quedaban fijados para toda España por CAMSA. Algunos de aquellos clientes serían: José Noguerol, de Alcázar, con una máquina D6-C, y Federico Estéban que realizaba el servicio de personas a las minas de la Sierra de Lújar, en un camión Comet.
Cuando Francisco Rodríguez Ruiz (de Alhendín) se hizo cargo de la estación de servicio de Órgiva se hospedaba en el cercano Hotel Mirasol de Órgiva, en la habitación número 4. Sus hijos: Francisco y Ángel ayudaban a su padre a despachar gasolina. Ángel, un importante ingeniero de una multinacional, acudía a Órgiva en una moto. Después, Francisco y su mujer Ángeles Tello (ya fallecidos) adquirieron una casa en Órgiva. Cuando se jubiló Francisco se hizo cargo su hijo Francisco. Ahora sus dos hijos: Miguel Ángel y Joaquín Francisco se han hecho cargo de la nueva gasolinera. La nueva instalación posee dos surtidores multi-productos con ocho mangueras cada uno, una tienda de 150 metros de superficie, lavado de vehículos, aspiradores, servicios, venta de butano, lavandería de ropa, venta de leña, etcétera. También, se puede tomar café y leer el periódico IDEAl. La familia Rodríguez ha tardado 18 años en obtener los permisos para hacer su sueño realidad. Esta gasolinera abre todos los días del año a las siete de la mañana y cierra a las once de la noche. Este establecimiento de primer orden no ha podido ser inaugurado por todo lo alto, como querían sus propietarios, por el coronavirus.
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