R. V.

Dúrcal prepara las viandas para celebrar su proverbial 'Fiesta de los Hornazos'

Este evento tiene lugar en este municipio del Valle de Lecrín, el Domingo de Resurrección y el Lunes de Pascua, en plena naturaleza

Lunes, 18 de marzo 2024, 09:13

Alegría y deleite. Enclave de júbilo. Dúrcal, perteneciente a la comarca del Valle de Lecrín, celebra desde hace siglos la fiesta de la 'Pascua de los Hornazos' el Domingo de Resurrección y el Lunes de Pascua. La gente se derrama por los campos. En esta ... fiesta se consumen en cortijos y junto al río miles de panecillos de pan de aceite con un huevo duro de gallina clavado en el centro. También, existe la costumbre en este de romper a media tarde los huevos de los hornazos en las cabezas de las personas más despistadas que se encuentren más a mano. Antiguamente, el pan, los bollos, las roscas las tortas de lata, los hornazos, los roscos de anís, pestiños, mantecados, etcétera, eran elaborados por las amas de casa en las distintas tahonas de Dúrcal alimentadas con leña, alguna traída en caballería desde la sierra de Albuñuelas.

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Antiguamente el primer día festivo, Domingo de Resurrección, se celebraba en la Barriada de Marchena. Por la mañana, algunos 'hacían estación' en las tabernas para tomar la 'mitaílla' de aguardiente' o coñac. Unos iban a 'música de talón', otros en caballerías, algunos en vehículos y otros en el tranvía. Mucha gente de Cozvíjar, Nigüelas, Cónchar, Otura y Padul, principalmente, se sumaban a esta fiesta campera. El Lunes de Pascua en zonas como 'Los Inatraes', 'El Trance Alto' o el 'Huertezuelo', grupos de jóvenes y mayores degustaban suculentos platos de choto al ajillo, chuletas de cerdo o cordero a la brasa, ensalada de pimientos, tomate y lechuga, remojón de naranja, etcétera. No faltaba el mosto de doña Concha 'La Farmacéutica', el de Gregorio Ortiz y otros bodegueros y pisadores de uva de Dúrcal.

Además, era costumbre consumir las gaseosas elaboradas junto al puente de Isabel II de Dúrcal por Manuel y su hermano Antonio Ferrer, cerveza no tanta y vino dulce de Málaga adquirido en 'La Bodega' y en las tiendas de 'Los Tizones', Rosario, Ana, María, Después, era y sigue siendo costumbre, jugar a las cartas como entretenimiento nada más. Desde hace unos lustros la gente suele ir a celebrar los dos días festivos, principalmente, junto al río Dúrcal y alrededores.

Cuando llega la tarde se empiezan las tripas de salchichón y chorizo para, y acto seguido, degustar el célebre hornazo elaborado con harina, levadura, sal y uno o dos huevos duros, antiguamente realizados en las afamadas tahonas de Virtudes, Dolores, María Luisa, Pescado y Carlos. También, era y sigue siendo tradicional, consumir uvas pasas, naranjas del Valle de Lecrín, plátanos de Canarias y chocolate en porciones acompañado de bollos de pan de aceite pero sin huevo.

Al día siguiente, Lunes de Pascua, la fiesta continuaba y sigue continuando, pero en otro lugar, junto al río Dúrcal, pegando a la sierra, salpicado de álamos, choperas, frutales, arroyos y bancales. Algunas personas realizan la fiesta campestre en la zona de Márgena. Otras en cambio, por los alrededores de la 'Cuesta de la Fidea', el paraje de la 'Poza de Pipa' el pastor ya desaparecido, la 'Boca de las Presas', 'Las Cuevas', 'El Barranco de los Lobos' o 'Las Arenillas'. Antiguamente, al siguiente día (martes) aunque ya no era fiesta local, los niños y niñas, principalmente, solían acudir en pandillas con su merendica hornacera a las 'Heras de Balina', 'La Graja', 'Darrón' y 'Almócita'.

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Si llovía en esos días las fiestas se celebraban en las casas, algunas provistas de mecedores para grandes y pequeños. Antiguamente una de las moradas que agrupaba más niños si hacía mal tiempo en las fiestas era la posada de Dúrcal de María Pérez, nacida en La Taha de Pitres, y en la vecina morada de Dolores y Serrano. Después, era costumbre ir al cine de Dúrcal (al Lecrín Cinema) de la familia Padial. Muchos niños compraban algún dulce o golosina en las pastelerías de Pura y 'La Churra' y a la recordada Rosa 'La Rorra'. Esta última, que también era recovera, vendía su mercancía acunada en una cesta de mimbre. Se sentada en una silla baja de anea (realizada por Ramón 'El Sillero') con su cesta de mimbre en la Plaza, junto a las carteleras del cine colgadas en la pared de una vivienda.

Antiguamente, más que ahora, durante la noche del Sábado de Gloria, los mozos cantando serenatas, manifestaban sus sentimientos hacia su amada o amiga colgándole ramitas, y a veces grandes ramas, en su ventana o balcón. Si le ponían azahar indicaba que se quería casar; si era de cerezo, que le quería dar un beso; si era de laurel, que la quería ver; si era de olivo, significaba que te olvido; si era de sarmiento, que me arrepiento; y si era de higuera, que se iba a quedar soltera. Los padres de las jóvenes se lo tomaban con buen humor y cuando escuchaban las serenatas que les dedicaban a sus hijas los invitaban a tomar dulces y licores. También, si alguna madre cuando se levantaba temprano veía en la puerta o ventana de su casa una rama de olivo, sarmiento o higuera la hacía desaparecer para que su hija no sufriera cuando saliera al exterior.

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