Adolfo Martín Padial, exalcalde de Órgiva. R. Vilchez

Fallece a los 87 años el exalcalde de Órgiva, Adolfo Martín Padial

Ejerció de regidor antes y después de la dictadura. El Gobierno le concedió la Cruz de Alfonso X El Sabio «por contribuir en grado extraordinario al desarrollo de la educación, la ciencia, la cultura y la investigación»

Rafael Vílchez

Órgiva

Viernes, 3 de julio 2020, 08:59

Órgiva está de luto. Ha perdido a Adolfo Martín Padial, veterinario y exalcalde de Órgiva en dos ocasiones, durante la dictadura y en la democracia. Los restos mortales están siendo velados en el tanatorio de Órgiva. El funeral tendrá lugar hoy viernes a las siete de la tarde. Distintas personalidades de la política y vecinos de La Alpujarra y el Valle de Lecrín, principalmente, han transmitido sus condolencias. El alcalde popular de Órgiva, Raúl Orellana, ha lamentado la perdida de «un ser extraordinario, que hizo mucho por Órgiva y La Alpujarra, como fue don Adolfo Martín. Nunca lo olvidaremos».

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Adolfo Martín estaba casado con Dolores Viana Funes, y fruto de esa unión nacieron Mónica, María Jesús, Adolfo y Javier. Adolfo nació en Chite. Su padre, Adolfo, fue capataz de peones camineros y en un principio realizaba sus viajes montado en un burro para ver los trabajos. Después adquirió una bicicleta. Eran otros tiempos. La madre de Adolfo se llamaba Felisa. Adolfo, padre, fue el encargado de arreglar uno de los arcos dinamitados del 'Puente de los Siete Ojos' de Órgiva, cuando terminó la Guerra Civil. La hermana de Adolfo, llamada Paquita, reside en Órgiva.

Unas de las cosas más importantes que hizo Adolfo Martín siendo alcalde fue dotar a Órgiva de agua potable y alcantarillado. Adolfo Martín Padial fue socio fundador de la Asociación de Amigos de la Cultura de Órgiva, constituida el día 2 de octubre de 1966. Los demás miembros de esta asociación, una de las más antiguas de Andalucía, ya han desaparecido: el que fuera ministro Julio Rodríguez Martínez, Fernando Castellón Gallegos, Juan Camacho Rodríguez, Carlos Torres Quirantes, Baldomero Villanueva García, Francisco Camacho Rodríguez, José Muñoz Peñafiel, Gabriel Navarrete Pérez, Agustín Martín Zaragoza y Santiago Martín Martínez.

La idea de crear la asociación partió del que después sería ministro con Franco, de Educación y Ciencia, Julio Rodríguez. El capital fundacional ascendió a 45.000 pesetas de las de antes. El por entonces alcalde de Órgiva, Fernando Castellón, ayudó mucho para sacar adelante La Alpujarra en materia educativa. Lo primero que hicieron los miembros de la Asociación Amigos de la Cultura de Órgiva, con la ayuda de muchos alpujarreños, fue crear el Instituto de Enseñanza. Después, conjuntamente con el Ayuntamiento, se transformó en un Instituto de Enseñaza Secundaria.

Esta asociación consiguió 600.000 pesetas en La Alpujarra y con algo menos de esta cantidad se pudo comprar una finca de 22.000 metros cuadrados de superficie, y parte de ella, 18.000 metros cuadrados, se la ofrecieron al Ayuntamiento para que el Ministerio de Educación pudiese construir el instituto en Órgiva. Para la construcción del centro educativo la asociación tuvo que solicitar un préstamo al Banco de Crédito a la Construcción de más de 8.000.000 de pesetas. Luego hubo que pedir otro crédito a la Caja de Ahorros de Granada para ultimar los centros. Y esto no fue todo, esta asociación siguió ayudando a Órgiva y a La Alpujarra cediendo al Ayuntamiento de Órgiva, con condiciones y por espacio de 100 años, las instalaciones para, y con una adaptación realizada por la Junta de Andalucía, acoger la Residencia Geriátrica y el Centro de Estancia Diurna.

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Cruz de Alfonso X El Sabio

A Adolfo Martín y a Santiago Martín le concedió el Gobierno la Cruz de Alfonso X El Sabio «por contribuir en grado extraordinario al desarrollo de la educación, la ciencia, la cultura y la investigación. La Asociación de Amigos de la Cultura de Órgiva ha concedido becas y ha subvencionado un proyecto para ayudar a los niños pobres de Lima. Varias instituciones también lo han homenajeado a lo largo de su vida».

A Adolfo Martín le encantaba la agricultura. Solía trabajar en su finca de olivos, naranjos y otros frutales contigua a su casa de campo. Era lo que más le gustaba. También, a media mañana acudía a comprar el periódico IDEAL, cosa que hacía todos los días desde muy joven. Este periódico lo leía de 'cabo a rabo'. Le encantaba mucho leer la página del gran Tico Medina, cronista de Granada y provincia, y contador de cosas de todo el mundo. El café lo solía tomar pausadamente en la plaza. Adolfo era un ser extraordinario y auténtico, sin doblez. A él le encantaba contar cuando ejercía de veterinario por la zona de la Sierra de la Contraviesa, o cuando acudía desde su pueblo de Chite a Murchas para ver a parte de su familia. Sentía gran devoción por San Segundo y por el Santísimo Cristo de la Expiración.

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El presidente de honor del Partido Popular de Órgiva, Antonio Trujillo, que fue también presidente efectivo durante 12 años, ha manifestado que «don Adolfo era un hombre con una integridad fuera de lo normal. Un hombre que quería a Órgiva por encima de todo. Don Adolfo sacrificó parte de su bienestar personal por servir a Órgiva, y muchas de las cuestiones que hoy tiene Órgiva y que ha sido engrandecida, se le debe a él, como es el colegio menor, el instituto el alcantarillado, el servicio de aguas, etcétera. Don Adolfo estuvo siempre implicado en casi todo. También fue presidente de la Asociación de Padres de Alumnos, presidente de la Hermandad de Labradores, entre otras cosas. Fue un hombre totalmente entregado al servicio de su pueblo. Órgiva sin don Adolfo sería otra cosa. Órgiva tiene que tener con esta gran persona que se nos ha ido una gratitud especial porque fue un hombre que supo 'tocar los hijos' necesarios para que su municipio fuera realmente la capital de La Alpujarra», terminó diciendo.

El político Sebastián Pérez Ortiz, muy vinculado a Órgiva, ha manifestado que «Adolfo, era uno de mis mejores amigos en La Alpujarra, y también lo fue de mi padre. El trabajo que realizó como alcalde fue en beneficio de Órgiva. Un hombre bueno y servicial, amable y muy educado, elegante, con don de palabra, siempre entregado a colaborar con los demás sin distinciones. Él demostró su valía siempre, desde pequeño, en su profesión de veterinario, ocupando puestos de interés para el desarrollo de Órgiva y La Alpujarra entera, y como no, cuando fue la primera autoridad de Órgiva. Descanse en paz mi viejo amigo Adolfo», ha terminado diciendo consternado por la muerte de su incondicional amigo.

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