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Güéjar Sierra: Viaje al centro de las piedrasLlegar por carretera a Güéjar Sierra es en esto momentos tan complicado como cualquier odisea de los protagonistas de las novelas de Julio Verne. Es una suerte de viaje al centro de las piedras que han invadido un tramo de la carretera que conecta la ... localidad serrana con la ciudad de Granada. Este desprendimiento obliga a un rodeo que duplica el tiempo del viaje desde Granada. Para poder acceder al pueblo existen dos alternativas, por la A-4030 a través del puerto de Hazallanas en su conexión desde Sierra Nevada, o a través del cortijo de la Argumosa si se accede por Quéntar.
Los tiempos medidos con GPS anuncian que de Granada a Güéjar Sierra se tarda media horilla en coche. Pero ahora, con el desprendimiento de tierra y rocas sobre el kilómetro cinco de la GR-3200 en Canales ocurrido el pasado domingo, el tiempo puede llegar casi a duplicarse. El GPSmarca 50 minutos por la ruta de del puerto de Hazallanas y 55 por el cortijo de la Argumosa. La segunda ruta no es recomendada por los vecinos del pueblo, porque está embarrada.
La primera, que es por la carretera que sube a la estación de esquí de Sierra Nevada, dobla a la izquierda por el centro de visitantes de El Dornajo y es un puerto de montaña famoso porque es la etapa reina de montaña de la Vuelta Ciclistaa España. Así que la traducción es sencilla. Está llena de curvas por todos lados y la pendiente es de aúpa.
La consecuencia es que hay tramos por los que solo pasa un vehículo y si se topan dos en ambos sentidos hay que maniobrar, retroceder, y conducir con mucho cuidado. La carretera está sin embargo bien acondicionada y completamente señalizada. Además, hay carteles en los que el pueblo de Güéjar Sierra saluda a la Vuelta Ciclista a España. Asimismo, fruto del temporal de la semana pasada, en su zona más alta se encuentra flanqueada por la nieve.
La historia de los desprendimientos se remonta al año 1963. Lo cuenta Pepe 'El Loro' –«nos llaman así porque estamos cantando todo el rato. 'Cantas más que un loro', nos dicen», explica mientras se ríe–. «Fue el primer gran desprendimiento que nos dejó medio aislados de la capital», recuerda a sus 74 años Pepe, memoria andante de las vivencias de Güéjar Sierra.
«Entonces hubo un desprendimiento muy grande en la zona de La Hoya, aquí abajo. Coincidió que venían los quintos para celebrar su fiesta y nada iba a impedirlo. Ni siquiera el desprendimiento. Así que llegaron con los instrumentos de la banda hasta el lado del desprendimiento más cerca de Granada y los pasaron uno a uno formando una cadena humana. Todo por la fiesta», y Pepe suelta una gran risotada.
También hubo otro en 2016. «Pero diferente. Esta vez no se arregló a pico y pala sino con las máquinas».
–¿Por qué se caen tanto las piedras?
–Es una tierra muy floja, muy fácil de moverla, y no se sujetan y caen a la carretera. A veces caen peñones que menos mal que no pasa nadie.
«Cuando llueve mucho y nieva –prosigue la explicación–, hay mucha piedra y como la tierra es endeble, en cuanto se arranca cae a la carretera y se queda cortada Y hay que llamar a la Diputación. Esta vez la han cortado a las once de la noche el domingo. Y mucha gente no lo sabía. Y se tuvieron que dar la vuelta».
Eso sí, según ha informado Diputación, el acceso está previsto que sea franqueable este mismo jueves. En el desprendimiento, que ya estaba protegido previamente por un murete de hormigón armada, las máquinas trabajan a buen ritmo. Retiran la tierra y las piedras y las dejan en un camión volquete. «Si pudieran tirarlas directamente al pantano todo se haría más rápido, pero la confederación hidrográfica no les deja y hay que transportar piedra y rocas», explica Pepe 'El Loro'. Desde este punto, el kilómetro cinco, el carril exterior puede ir a buen ritmo, pero el interior, el que se acomoda en la barriga de la loma de la montaña, cuenta tres metros de altura y tiene pintas de que le queda para rato. Esta zona le llaman en el pueblo la cuesta Altecillas, con pendiente muy prolongada.
La gente en el pueblo quiere que se arregle lo más pronto posible. Cristina, por ejemplo, enfermera en el PTSy concejala. «Es un pequeño inconveniente, qué vamos a decir. Antes se llegaba al pueblo en menos de media hora y ahora te alargas un buen rato más. Eso sí, la carretera se ha aprovechado para despejarla para que sea más segura». Fran y Esther, del restaurante de El Charcón Casa Antonio y Paqui llevan como pueden las consecuencias del desprendimiento. «Afecta al ritmo cotidiana de vivir. Al estar cortada, pues lo de siempre. Es una carretera de montaña y esperamos que esté despejado el desprendimiento cuanto antes para que vengan los clientes».
En el bar El Mesón de la plaza de Güéjar Sierra tres lugareños se empujan unos tercios de cerveza con tapa de arroz. Sombreros calados, chalecos modernos y ropa de abrigo de sierra. El desprendimiento es la comidilla del pueblo. Explican las razones del derrumbamiento. «La tierra tenía calor. Y eso no es bueno», asienten los otros dos contertulios. Uno añade: «Si hubiera caído un nevazo antes de llover habría agarrado y esto no habría pasado». Tomen nota los técnicos de la Diputación, que más sabe el diablo por viejo que por ingeniero.
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