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Cijuela despierta en silencio este primer domingo de septiembre. La transición entre el verano y el cole deja las calles medio desérticas. Algunos siguen en la playa y los que están en el pueblo se desperezan lentamente como si las horas no fuesen a gastarse. ... Donde fluye más la vida es en el centro sociocultural que da a una plaza que ya tienen banderines de colores. Las fiestas populares están al caer y serán tan silenciosas como las callejuelas de este domingo. Los cohetes se han congelado hasta saber qué opinan los vecinos acerca de ellos, qué sale de la fusión entre la tradición y la modernidad de los teléfonos móviles y del follón demodé.
En el centro sociocultural se vota este domingo si las próximas fiestas –las de 2025– deben tener pirotecnia y si esta será con ruido o sin ruido.
La alcaldesa de este municipio, la independiente Gloria Gámez, dice que cuando llegaron al gobierno se encontraron mucha discrepancia en torno a los cohetes en las fiestas. En Cijuela, hace ya más de un lustro, había un castillo pirotécnico que se tiraba en la zona del Molino y que se dejó de hacer y después, hasta hace tres años, se lanzaban cohetes de aviso antes de comenzar cualquier actividad festiva.
Este año en las fiestas, que son en breve, alrededor del 12 de septiembre, no se tirarán esas salvas que, según indica la alcaldesa. Serían unas 40, ya que hay un sinfín de actos como la elección de miss y míster de las fiestas o una gran cena para los mayores.
Lo que saldrá de esta consulta popular es la recuperación de ese espectáculo pirotécnico. Si se hiciese con sonido, se haría alejado del casco urbano con todas las medidas de seguridad y si no, se podrá acercar un poco más aunque será más costoso si es totalmente silencioso.
Pasadas las ocho de la tarde la alcaldesa ya tenía los resultados. Ganó el sí a los fuegos artificiales pero sin sonido. Un espectáculo novedoso que ya empieza a plantearse para el año que viene. Si en las elecciones municipales votaron 2.764 vecinos de Cijuela, ayer lo hicieron 257 para decidir en este referéndum festivo. Salió el 'a favor' de los cohetes pero sin ruido por 139 votos, frente a los 84 que los quieren con ruido y los 33 que directamente están en contra de la pirotecnia. Hubo también un voto nulo.
Entre los vecinos las opiniones son diversas aunque todos los que votaron estaban muy contentos con la mera posibilidad de elegir. La tradición se sopesa frente a las molestias que suponen en animales y en personas más sensibles a este ruido atronador.
Antonio Valverde, uno de los vecinos de los que entiende que las fiestas deben tener fuegos artificiales está de acuerdo en hacer «lo que diga el pueblo». Él cuenta que al castillo pirotécnico iba poca gente antes de quitarlo y que sería más costoso. Valverde con cohetes que anuncien los actos más relevantes de estos días festivos estaría satisfecho porque es «a lo que está acostumbrado».
También quiere pirotecnia la empresaria del municipio Rosario Porcel. Ella nació en Guadix y entiende que las fiestas tienen parte de su esencia en los fuegos artificiales. «Estoy a favor de recuperar los fuegos con sus medidas de seguridad, por supuesto. Son arte. Son alegría», apunta esta vecina de Cijuela.
María Josefa Pérez Nieto también ha votado que sí a los fuegos. «A mí sí me gusta un cohetico en las fiestas como toda la vida», expresa con una sonrisa. Manuel Lozano y María Francisca Jiménez son un matrimonio con dos opiniones contrapuestas y han votado lo contrario. En lo que están de acuerdo los dos es que el referéndum de los fuegos es «lo más democrático». «Pobrecitos los perros que se ponen muy mal con los cohetes», asegura ella, mientras él considera que son unos segundos y que no les afecta y sin embargo, es una costumbre bonita para el pueblo.
Con su perra Cloe en brazos ha ido a votar Paco Lahoz que se posiciona a favor de unas fiestas silenciosas. «Me gusta que los vecinos podamos decidir con libertad ante este asunto de las fiestas que parece peliagudo. Últimamente Cloe lo pasa mal con los cohetes y lo mejor es que expresemos cada uno aquí su postura», manifiesta.
Entonces llega Antonio, otro vecino, que dice que lo peor no son los cohetes sino quienes tienen la verbena en la puerta. Se abre otro melón que aún no está listo para abrir.
La alcaldesa, Gloria Gámez, asegura que a ella le gustaría consultar más cosas sobre las fiestas pero que para eso hay que preparar propuestas. Considera que el centro del pueblo son su lugar. «Hay otros municipios que las han alejado y no les ha salido bien». Así que esos vecinos tendrán que tener más paciencia durante las fiestas populares.
Lo que sí quieren proponer es un cambio de fechas porque coinciden con la primera semana de colegio y se cambió hasta el día festivo –que era el lunes siguiente al comienzo del curso– porque los maestros pidieron no romper el ritmo. «Lo de ponerlas otros días también es complicado porque están cuadradas con las de los pueblos de alrededor y los vecinos van a otras y vienen residentes de otras localidades», apunta la alcaldesa.
Por ahora han consultado lo de los cohetes y ha salido el sí pero con matices. El pueblo ha optado por unos fuegos modernos, que sean vistosos y no generen sobresaltos en nadie, luminosos pero en el más completo silencio.
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