Incendio en una nave de pollos en Granada

«El humo y el olor a animal quemado llegaba hasta otros pueblos»

En los alrededores de la granja todavía se aprecia olor a quemado. Las instalaciones, aún en pie, pero con el interior completamente calcinado y el exterior visiblemente afectado por las llamas, acumulan los restos sin vida de miles de pollos en una de las puertas de acceso a la espera de poder ser retirados. Una imagen que -como los habitantes del municipio indican- se traduce en «una desgracia y ruina» para sus propietarios, quienes han indicado a este periódico que «están muy afectados» por lo sucedido y que prefieren no hacer declaraciones por el momento. La evaluación de los daños continuó este sábado, aunque según indicó a IDEAL el diputado provincial de Asistencia a Municipios y Emergencias, Eduardo Martos, los desperfectos son irreparables casi en la totalidad de la estructura. Asimismo, no será hasta la próxima semana cuando se puedan retirar del interior los animales fallecidos.

Según ha podido saber este periódico, un cambio de temperatura ocasionado por las llamas hizo saltar las alarmas del recinto, motivo por el que los dueños acudieron al lugar. Al llegar y abrir una de las puertas de la nave en la que se encontraban los pollos, vieron las llamas y fueron ellos mismos quienes avisaron a los bomberos.

Una gran humareda de color negro alertó alrededor de las 15.30 horas a los presentes en el pueblo, que se preguntaban qué había pasado y que, posteriormente conocieron los hechos. «El humo y el olor a animal quemado llegaba hasta otros pueblos», explica José Antonio. «La gente de pueblos cercanos, como Alquife o Cogollos, nos llamaba para saber qué estaba pasando», añade ya que la noticia ha sobrecogido a otras tantas familias de la comarca de Guadix que tienen como sustento este tipo de explotaciones.

Por las calles de Albuñán no se comenta otra cosa. Sus vecinos ultiman los preparativos de San Antón mientras no dejan de recordar lo que vivieron aquella tarde. Muchos se desplazaron hasta la puerta de la instalación para interesarse por el estado anímico de los dueños, paisanos del pueblo, con el objetivo de mostrarles su apoyo. «No se nos quita de la cabeza lo que tiene que estar pasando la familia después de estar toda la vida luchando por algo que en apenas 30 minutos ha quedado calcinado», declaran apenados al recordar a los animales apilados en la puerta.

Sus rostros expresan también compasión, ya que se trata de un municipio en el que hay una decena de granjas de pollos y en el que otros muchos habitantes viven de lo mismo, por lo que conocen el esfuerzo y las pérdidas económicas a las que ahora se enfrentan. «Le podría haber pasado a cualquiera», afirman los residentes que la tarde del viernes indicaron a los bomberos el camino de tierra que debían seguir para encontrar la granja en cuestión. Sin embargo, también transmiten alivio ya que, al menos, no hay que lamentar víctimas mortales ni heridos. «Entonces sí que estaríamos ante una verdadera tragedia», sentencian.