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El intrépido y audaz piloto que hacía pasar su avión entre las torres gemelas de la iglesia de Órgiva

El intrépido y audaz piloto que hacía pasar su avión entre las torres gemelas de la iglesia de Órgiva

El primer avión que hizo el trayecto sin escalas España-América, en 1929, el 'Jesús del Gran Poder', solía sobrevolar Órgiva, por ser su piloto, Ignacio Jiménez, de este lugar de La Alpujarra

Rafael Vílchez

Órgiva

Sábado, 24 de abril 2021, 10:58

Hace 92 años, dos intrépidos aviadores, Ignacio Jiménez, natural de Órgiva, y Francisco Iglesias, a bordo del avión Breguet 'Jesús del Gran Poder, realizaron una extraordinaria travesía aérea que fue conocida en todo el mundo. Según el catedrático, historiador y escritor, Juan González Blasco, «sin escalas, los capitanes, Jiménez e Iglesias, salieron de Sevilla y llegaron a Brasil. Toda una proeza. Despegaron en Sevilla el 24 de marzo de 1929. El avión sobrevoló la ciudad cuando las cofradías iban en procesión por las calles, el paso de la Sagrada Cena se detuvo mientras los penitentes lo veían pasar y rezaban por el feliz éxito de la prueba», ha indicado.

«La travesía del Atlántico –siguió diciendo Juan González- duró veinte horas y, pese a los vientos contrarios y tormentas que lo acosaron durante el viaje, el avión pudo cubrir de un tirón 6.746 kilómetros. Al llegar el avión a Río de Janeiro fue escoltado por seis aparatos brasileños, recibiendo el homenaje colectivo del país. Después continuaron sus proezas con los viajes Río de Janeiro-Buenos Aires-Santiago de Chile y Panamá-Guatemala-La Habana. Algunos orgiveños en Cuba no dejaron de enviar a sus familias la típica postal de recuerdo de la llegada a La Habana del 'Jesús del Gran Poder', que tuvo lugar el 17 de mayo de 1929», ha manifestado.

Según González Blasco «no solo aterrizaban en aquellas tierras los dos aviadores más famosos del mundo, a La Habana llegaba el capitán Ignacio Jiménez, de familia y ascendientes orgiveños. Tal proeza revestía aún mayor interés para los alpujarreños emigrantes, como detallan al dorso algunas de tantas postales enviadas desde La Habana a Órgiva y a otros pueblos de la comarca. El éxito mundial del vuelo Sevilla-América motivó que la corporación de Órgiva, presidida por Ernesto Villanueva, en junio de 1929, rindiera un homenaje popular a los ilustres capitanes, uniéndose así a los existentes en España y el extranjero, además de poner sus apellidos a una céntrica plaza de Órgiva, conocida entonces como Placeta del Horno, y declararles hijos adoptivos de Órgiva, ha informado.

El capitán Jiménez –según este historiador- «fue un enamorado de su pueblo. Solía acudir a Órgiva en época de vacaciones. Cuando visitaba Órgiva el famoso aviador siempre hacía pasar su avión entre las torres gemelas de la iglesia, inclinando lateralmente el aparato para no chocar con ellas, y en dirección al milenario almecino, lugar donde vivía su familia. La primera vez que el capitán Ignacio Jiménez sobrevoló Órgiva, en una mañana soleada, sorprendió a todo el vecindario al atravesar con su avión las torres de la iglesia una y otra vez, lo hacía porque quería llamar la atención de su tía Maria Arenas, que estaba en compañía de Isabelica 'La Pinilla', para saludarle. Todos los orgiveños, aquel día, dirigieron sus miradas al cielo, es decir, a las torres de la iglesia y el almecino».

«Nadie daba crédito de lo que veía. Un audaz piloto introducía su avión por encima de la cruz de piedra que corona el frontón de la iglesia. Las dos buenas mujeres, asustadas, que no sabían quién era el aviador, les hacían señales a su paso y les decían: ¡locooo…! ¡Que te vas a matar! ¡No sigas! Después de varias vueltas, Maria Arenas, vio que era su sobrino y mediante saludos con sábanas blancas y sus brazos en movimiento, ambas mujeres les dijeron adiós. En otra ocasión, Ignacio Jiménez se desplazó desde Madrid para estar presente en el día de la 'bajada' del Señor de la Expiración (desde su camarín al altar mayor), del que era muy devoto, como su padre Ignacio Jiménez Arenas, que fue teniente coronel de Administración Militar», indicó González Blasco.

«Ignacio llegó al aeródromo de Armilla a las doce menos cuarto y, ante la imposibilidad de llegar a Órgiva a las doce en punto decidió estar presente desde el aire. Una vez terminada la 'bajada', el fuego, las tracas y cohetes, volvió a meterse con su avión entre las torres gemelas. Unos meses después, en la real feria de ganado de Órgiva, los dos pilotos fueron homenajeados. El avión 'Jesús del Gran Poder', procedente de Madrid cruzó Granada y voló sobre la población de Órgiva. El espacio que le habían preparado para aterrizar no reunía las condiciones. Desde Armilla viajaron en vehículo con el decano del Colegio Notarial, García Trevijano. Los dos aviadores fueron recibidos por las autoridades y el pueblo en masa en la caseta del casino, en la Plaza García Moreno. El día 30, una escuadrilla de aeroplanos sobrevoló Órgiva. Asistieron infinidad de autoridades de Granada y provincia», terminó diciendo el catedrático González Blasco

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