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Inés Gallastegui
Granada
Sábado, 24 de agosto 2024, 18:00
Todas las tradiciones tienen un comienzo. Incluso las más ancestrales, esas que hunden sus orígenes en la noche de los tiempos, tuvieron un primer día. Es imposible adivinar si dentro de cinco o de mil años la Tarasquilla de Iznalloz se habrá perdido o se celebrará todavía, quizá sobreviviendo a su hermana mayor, la Tarasca de la capital. Lo que sí es seguro es que ha empezado hoy, 24 de agosto de 2024, que el pueblo ha salido a la calle a recibirla con los brazos abiertos y que la ilusión puesta por sus creadores era enorme.
Iznalloz se ha sumado este sábado a la lista de ciudades españolas que celebran un desfile inspirado en la leyenda francesa de Santa Marta domando a una monstruosa criatura a latigazos de fe y oración. Igual que en la capital granadina, la 'santa' de esta localidad de los Montes Orientales es una elegante maniquí peinada, maquillada y vestida con un modelo exclusivo.
Lo más especial es la Tarasca: una escultura de hierro de 1,7 x 3 x 6 metros minuciosamente montada, escama a escama, por Manuel Rivas Valverde, un mecánico jubilado que dedica su tiempo a la forja en frío y el arte del reciclaje, protagonista este año de la exposición de las fiestas patronales de la Virgen de los Remedios en la casa consistorial. Festejos, por cierto, adelantados hace ya tiempo de septiembre a agosto para que los pudieran disfrutar los forasteros y los acatuccitanos que hacen la vendimia en Francia.
La idea de adoptar una tradición partiendo de cero surgió precisamente de su hija, la maestra y autora de libros infantiles Herminia Rivas, que diseñó al bicho inspirándose, como buena friki de 'El Señor de los Anillos', en el dragón Smaug. La ayudaron su marido, Marcos Fernández, su amiga la diseñadora Ana Belén Terrones, la maquilladora Estefanía Marín y la peluquera Inmaculada Fernández.
Al concejal de Fiestas y de Patrimonio Histórico y Cultural, Jacinto Molinero, la idea le encantó. «Queremos recuperar el desfile de gigantes y cabezudos que se perdió hace décadas, rendir un pequeño homenaje al Corpus de la capital y dar una oportunidad a las diseñadoras locales, que cada año se encargarán de vestir a la santa», ha explicado el edil.
Como toda tradición que se precie, ha empezado no sin dificultades. «Nos ha fallado un cabezudo. ¿Quién quiere ser cabezudo por 30 euros?», preguntaba a todos los jóvenes que se le ponían a tiro una de las organizadoras de la Asociación de Música El Almirez, otra de las almas de la fiesta.
El cortejo se ha demorado un rato en la residencia Trinidad Montes Orientales, donde los mayores aguardaban con ilusión para ser testigos de un hito histórico, amenizado por la banda de las escuelas de música del pueblo. Más de una señora se había pintado los labios y vestido de guapo nivel domingo para la ocasión.
A ritmo de pasodobles o por Raffaela Carrá, cerca de la una de la tarde ha comenzado oficialmente el desfile a la altura del anfiteatro municipal para después desembocar en la Carretera de la Sierra, donde los miembros del cortejo han hecho la primera parada de hidratación en un oportuno mesón. El sol caía a plomo y los jóvenes cabezudos estaban literalmente sudando los 30 euros.
–Hará calor ahí dentro...
–Digo... Y lo peor es que no se ve nada –reconocía un chaval bastante sofocado–.
Y así, con música, cerveza, flores en el pelo y un dragón domado por una belleza es como se recupera una tradición y se crea otra. Que sea por muchos años.
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