Lanjarón celebra la festividad de los abuelos

Doscientas personas se concentran en la Placeta de Santa Ana y adelaños para asistir a misa con motivo de la festividad de los padres de la Virgen

Rafael Vílchez

LANJARÓN

Domingo, 28 de julio 2019, 16:52

En la Placeta de Santa Ana de Lanjarón el sacerdote titular de la iglesia de este municipio alpujarreño, Antonio Jesús Heredia Cortés, asistido por el diácono permanente, Joaquín Gálvez Jiménez, ha celebrado la liturgia con motivo de la festividad de Santa Ana y San Joaquín, padres de la Virgen María y abuelos de Jesús. Unas 200 personas asistieron al acto religioso. En representación del Ayuntamiento de Lanjarón estuvieron presentes la concejala y diputada provincial por la Alpujarra, Carmen Lidia Reyes, y el edil Gerardo Lara.

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La Placeta de Santa Ana es uno de los lugares más bellos de Lanjarón que cuenta, entre otras cosas, con una hornacina dedicada a Santa Ana, a su esposo San Joaquín y a la Virgen María. Isabel Fernández Chanes (tesorera de Santa Ana), Cándida 'La de la tienda' y otras mujeres de la Placeta de Santa Ana un año más han sido las encargadas de montar el altar. El Ayuntamiento se encargó de colocar 150 sillas para la misa. Muchas personas tuvieron que oír misa de pié en los dos accesos a la placeta. Desde hace siglos se realiza el altar y se vela durante toda la noche. En esta ocasión ha sido velado por Isabel, María, Eugenia, Lola, Brígida y su marido, Concha y otras personas. La hornacina de la Placeta de Santa Ana ha sido restaurada por los vecinos porque estaba deteriorada.

El nombre de Joaquín significa 'preparación del Señor'; el de Ana, 'gracia'. Como dicen los biógrafos, no podían encontrarse nombres más adecuados para los padres de María y abuelos del Salvador del mundo. San Joaquín fue de sangre real, descendiente de una familia de Judea, pero reducida al estado de pobreza por particular providencia del Señor. Joaquín era de oficio tratante de ganados y en lanas y vivía en Nazaret. Era en todo un ejemplo de rectitud, modestia y piedad, y buscó para esposa la doncella más virtuosa y más cabal de toda la nación.

Ana había nacido en Belén, de la tribu de Judá. Su padre se llamó Matán y era de la familia sacerdotal de Aarón y de la tribu de Leví. Su madre se llamó María, de la tribu de Judá. Matán y María tuvieron tres hijas. La mayor, María, se casó con Cleofás y fue madre de Santiago el menor y de San Judas Tadeo. La segunda hermana se llamó Sobé y fue la madre de de Santa Isabel. La tercera hija de Matán y María fue Ana, madre de la Santísima Virgen.

Joaquín y Ana vivieron muchos años casados sin tener descendencia. La esterilidad era entonces reputada como una especie de maldición del Cielo. Postrados en oración, los esposos prometieron que sí el Señor se dignaba de concederle algún fruto de su matrimonio, lo consagrarían al santo servicio del templo. Se asegura que Ana tuvo una revelación del feliz nacimiento, que fue anunciado a Joaquín por el ministerio de un ángel. Cumplieron su promesa cuando nació la Virgen, trasladándose ellos a Jerusalén para estar cerca de su hija.

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Joaquín vivió todavía algunos años y se asegura que entregó su espíritu a los ochenta años de edad en brazos de su esposa y la Santísima Virgen. Ana pasó los años que le quedaron de vida en el retiro y oración. Murió a los setenta y nueve años y fue enterrada junto a su esposo. Llama la Iglesia 'dulce sueño' a la muerte de Santa Ana para dar a entender la tranquilidad con que expiró.

También, y en otro orden de cosas, Lanjarón ha perdido recientemente a dos seres muy queridos: el exconcejar socialista Fernando Garzón y el exconcejar popular Antonio Ruiz.

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