Emilio sube descalzo la escarpada cuesta que lleva al santuario del Santísimo Cristo del Paño. Arriba, le espera la satisfacción de cumplir una promesa y de besar el cuadro del Cristo del Paño, que genera una devoción permanente entre los romeros que el 5 de ... octubre veneran esta imagen. Va acompañado de amigos y de sus familiares. Han venido pronto, desde Jayena.
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Emilio lleva tatuadas tres cruces en su cuerpo. Una en el cuello, otra en el pecho y otra en el brazo. Son cruces como la que el Santísimo Cristo del Paño lleva sobre sus hombros en el venerado cuadro que luce frente al santuario para que todos los fieles pasen a besarlo, a recoger la estampita, a pedirle otro deseo más, que puede con todos.
Emilio es la quintaesencia de esta romería del Cristo del Paño, mezcla de feria y devoción, en la que cientos de personas llegan a Moclín a una jornada que les devuelve a muchos a su niñez, a su juventud, a los buenos momentos, a todo lo que se quiere olvidar tras la larga y dura pandemia. Emilio prometió al Cristo del Paño que si su padre sobrevivía a los dos infartos que había sufrido subiría descalzo cada año a darle las gracias. «Es una promesa de por vida», explica.
Es el pacto con el Cristo del Paño. Mientras el padre de Emilio siga con vida le verá subir descalzo a agradecérselo. Lo mejor de todo, es que el padre de Emilio también está hoy aquí en Moclín. «Esperamos que por muchos años». Sea.
Juan entiende perfectamente esta combinación de sentimientos. Pertenece a la Hermandad del Santísimo Cristo del Paño desde que era un chiquillo. «Los de Moclín siempre hemos vivido este día desde pequeños. Para nosotros es tan especial». Sonríe bajo la mirada de su Cristo del Paño frente a la Iglesia de la Encarnación en un día de encargo, soleado pero fresquito para evitar los rigores de la canícula.
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Lleva sus gafas de sol, camisa blanca inmaculada y la medalla con su respectivo cordón. Pantalón negro y ademán de ayudar a todo el mundo. Se le ve feliz y lo está, como el resto de vecinos y vecinas de Moclín. «Ahora se da a las doce la última misa, y en cuanto termine, portamos el cuadro».
Es el momento cumbre. El que llevan esperando ya más de tres años por culpa de la dichosa pandemia Y se nota. Hay cierta electricidad en el ambiente, ganas a raudales, entusiasmo generalizado. Cuando sea el momento, se procesionará el cuadro del Santísimo Cristo del Paño por las calles del pueblo, que son cuestas empinadas y complicadas. Pero ahí está el mérito, la destreza y la devoción.
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«Al llegar a la plaza del Ayuntamiento, explica entonces, lo volteamos para que lo pueda contemplar todo el mundo». Es otro de esos momentos especiales que arraigan en los corazones. Quizá también en el alma. Hay dispuesta en este lugar una tribuna para personas discapacitadas. Para que puedan contemplar la procesión desde una posición de privilegio.
No en vano, el Santísimo Cristo del Paño tiene atribuidas propiedades milagrosas curativas, según reza la tradición centenaria. En efecto, cuenta la leyenda y así se recoge en el Santuario del Santísimo Cristo del Paño que los Reyes Católicos traían entre sus enseres un lienzo de Jesús Nazareno que enarbolaban al conquistar las plazas.
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Al conquistar Moclín el 26 de julio de 1486, los Reyes Católicos divisaron desde Moclín toda la llanura de la Vega y la misma ciudad de Granada, por lo que decidieron desprenderse de algunas de las cosas que traían, entre ellas de esa imagen de Jesús Nazareno que permaneció en una de las capillas laterales del templo que la misma Reina mandara construir hasta el siglo XVII.
Fue a finales del siglo XVII cuando un día el sacristán del templo, que estaba limpiando el Cristo, imploró que le curara de las cataratas que padecía, o enfermedad del Paño, como era conocida y de una manera milagrosa se le desprendieron las cataratas al sacristán y comenzó a ver con claridad, por lo que se le dio el nombre de Cristo del Paño.
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En Moclín el 5 de octubre había una feria de ganado, que traía consigo la afluencia de mucha gente que de paso aprovechaban para visitar al Cristo del Paño, que ya tenía fama de milagroso. Y es a partir del siglo XVIII cuando comienzan unos cultos más organizados entorno a esta devoción al Cristo del Paño que iba creciendo en afluencia de peregrinos, hasta el punto que el 5 de octubre el templo se quedaba pequeño para albergar a toda la gente que se daba cita para venerar la Imagen. El párroco entonces decidió sacar la imagen a la puerta de la Iglesia después de la misa de alba.
Suben felices de ver a su Santísimo Cristo del Paño. Vienen de Campillo de Arenas, en la vecina Jaén, y han llegado en autobús. «Es que en Campillo de Arenas el Santísimo Cristo del Paño ha hecho muchos pero que muchos milagros», aclara una de las amigas de este grupo. «Y claro, continúa otra de ellas, como llevamos por la pandemia tanto tiempo sin venir el autobús de la asociación se ha llenado en u periquete. Y nos hemos venido otra vez a Moclín. Estamos felices».
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Es el sentir general. El de la felicidad, el de la comunión en la Fe y en la veneración del Santísmo Cristo del Paño. Una romería con su procesión que destaca por su singularidad al ser un cuadro de importante tamaño el protagonista de la jornada, portado con orgullo y tesón por los moclineros.
Este año, si cabe, con mayor fervor tras las suspensiones obligadas por la pandemia del maldito coronavirus.
La romería del Santísimo Cristo del Paño es atávica como ella sola. Encrespada como el lugar donde se ubica en Santuario y la Iglesia de la Encarnación. Es la romería más importante de la provincia de Granada y una de las más antiguas de Andalucía. Esta festividad religiosa se remonta al menos hasta el siglo XVII, fecha desde la cual están documentadas las primeras salidas procesionales de este lienzo religioso.
Tanta tradición y devoción tiene fiel reflejo en los aconteceres humanos. La romería del Cristo del Paño lo mismo inspira a Federico García Lorca en su obra 'Yerma', que llega hasta la cumbre del Everest. Sí, el Everest. En el año 2003, en la noche del 22 de mayo de 2003, Juan Castillo Peralta, natural de Almuñécar, fue el primer guardia civil en coronar la cima del mundo. Juan, que es creyente, realizó la ascensión con una imagen del popular Cristo de Moclín. Pocos pueden decir que una imagen de Cristo haya llegado tan alto.
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