Vecinos de Lobras segando trigo. Ideal

El municipio más pequeño de La Alpujarra realiza un taller de siega de trigo con hoces

Este y otros eventos están subvencionados por la Diputación de Granada a través del Reto Demográfico para reducir la vulnerabilidad socio-territorial y fijar población

Miércoles, 31 de julio 2024, 11:20

El Ayuntamiento del municipio de Lobras, el más pequeño de La Alpujarra, presidido por Antonio Martín, ha celebrado un taller de siega de trigo con hoces en la finca del Charquizar. La siembra de este cereal se realizó en el pasado mes de febrero. Alejandro Tarifa, nieto del célebre Castillo, se ha encargado de este bancal. En el segundo fin de semana de agosto tendrá lugar la barcina y la trilla en la era comunal a cargo de unos muleros y agricultores de la zona de Albondón. Antes de la siega los segadores y segaderas desayunaron a base de bien en el Mesón la Fabriquilla. Entre los segadores se encontraba Paco 'El de Consuelo' de 81 años de edad. Este experto comenzó a realizar tareas campesinas a corta edad. Cuando él era joven el campo se labraba en su totalidad y las eras eran muy solicitadas por los agricultores. También, en este día actuaron por la tarde las bandas de música de Cádiar, Dólar y La Calahorra. Una charanga amenizó la velada. Al día siguiente hubo un paseo por el camino de la Acequia de los Castaños hasta Tímar para contemplar los encantos de este pueblo.

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Este y otros eventos están subvencionados por la Diputación de Granada a través del Reto Demográfico, cuyo objetivo es conseguir fijar población en su territorio, así como atraer nuevos pobladores. A Lobras también se le está dando otros servicios. Cada mes y medio acude una podóloga, también acude una fisioterapeuta para dar masajes a la gente mayor, se dan clases de yoga y de meditación corporal. Las actividades las dinamizan autónomos del municipio.

Después de la siega hubo un suculento almuerzo en zona de sombra, junto a la era, a base de migas caseras con engañifa y gazpacho muy fresquito. Las migas las cocinó a las mil maravillas el alcalde de este pueblo porque, además de ser profesor y muy buena persona, es un excelente chef de cocina. En este evento han participado los mayordomos y mayordomas de las Fiestas de San Agustín: Yoli, Monse, David e Inma. En estas fiestas con mucho sabor a pueblo colabora el Ayuntamiento en todo momento. El municipio de Lobras tiene censadas 130 personas. Pertenecen también a Lobras el pueblo de Tímar y la aldea de Los Morones, situada en plena Sierra de la Contraviesa. En el municipio de Lobras existen el Museo Malacate, un Centro de Interpretación de la Minas de Mercurio en Tímar, y el inmenso Museo de Instrumentos Musicales en Lobras.

La trilla ha desaparecido en Lobras y otros pueblos. Antiguamente se sembraba mucho trigo, cebada, habas… en este municipio tan precioso y tan tranquilo. Del trigo se obtenía la harina para hacer el pan. Varios molinos se encargaban de la molienda. Las mieses se llevaban a las eras para trillarlas con un trillo tirado por dos bestias. La paja era transportada desde la eras hasta los pajares de las casas en herpiles de esparto. Era un trabajo muy duro y fatigoso en pleno verano.

El trigo se segaba a mano formando haces o gavillas, que se amontonaban formando pilas con las espigas hacia dentro por si llovía. Después se barcinaba (se llevaban las gavillas a la era) y así, tallos junto con espigas se esparcían por la era, luego, por encina se le pasaba el trillo. Los agricultores tenían que estar muy atentos para apercibirse a tiempo y recoger los excrementos de los animales que tiraban del trillo, antes de que éstos cayeran sobre las míes. Por ello uno de los trilladores llevaba siempre un cubo o una espuerta a mano. El agua para beber las personas y los animales no podía faltar.

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A continuación se separaba el trigo de la paja. La paja era transportada en herpiles o con mantas que se llenaban y después se cogían por las cuatro esquinas, se cargaban a las espaldas y se llevaba hasta el pajar. El trigo con muchas impurezas se apartaba a un lado y se repetía la operación hasta terminar con toda la parva hasta que los tallos del trigo, o de cebada, se convertían en paja y se habían desgranado todas las espigas. Esta operación de trillar había que llevarla a cabo a las horas de más calor para que la parva estuviera muy seca y se partiera con facilidad. Después había que esperar que llegase el viento suave para proceder a aventar el trigo.

Para aventar primero se usaban las horquillas de madera y después se utilizaban unas palas de madera muy anchas y planas. Las mujeres tenían que cocinar puchero de parva para la gente que se concentraba en la era. Las mocitas y los niños se dedicaban a espigar. Nunca se trillaba el trigo y la cebada juntos. El trigo era para las personas y la cebada para los animales de tiro y carga. El trigo se pesaba por arrobas, aunque se solía usar una medida de capacidad tanto para el grano como para la harina resultante: la fanega. Una fanega es el equivalente a unos 42 kilogramos de trigo y a unos 30 de cebada, aunque claro, esta equivalencia no es lineal, dependiendo de lo granado que estuviese el grano. El trigo era depositado en atrojes. Las personas mayores de Lobras saben mucho de tareas campesinas de sol a sol, y a veces también durante la noche. En Lobras se exhibe junto a un mirador una antigua máquina aventadora, para aventar el cereal.

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