«Se nos había olvidado cómo era vivir con el termómetro en negativo»

Gorros, guantes, bufandas y muchas capas en el interior son el antídoto que sus habitantes utilizan para hacer frente a unas jornadas de mucho frío que se repiten cada año, pero que se acentúan algunos inviernos. «Hacía varios años que no sufríamos unas temperaturas tan bajas», admiten. Pero su día a día y su actividad discurren con normalidad. Las obras arrancan puntuales a las 8.00 horas para no perder ni un minuto de sol. El ajetreo y la carga de escombros hace que Pedro no entre en calor, pero se olvide del frío. Los empleados tapan cualquier rincón de sus caras con ayuda de una braga y siguen con sus tareas.

La imagen se repite de camino a los institutos. Los jóvenes que llegan a pie lo hacen completamente cargados de plumones, no cualquiera tiene la suerte de llegar estas mañanas en coche.

Los vehículos se han librado esta mañana de despertar con una capa de hielo. Ante esa estampa, la única opción que le queda a los vecinos es rascar. Aunque hay quien prefiere buscar zonas de aparcamiento al aire libre menos susceptibles de amanecer cubiertos de un manto blanco. El hielo se extiende también estos días a la carretera. Curvas cerradas o rampas por las que los coches patinan ante un descuido y que ha hecho que el Ayuntamiento de Guadix extreme la precaución y eche sal para evitar colisiones.

Pero a otros muchos no hay quien los frene. Las bajas temperaturas no limitan el día a día de Emilio, que sale de su casa puntual a primera hora de la mañana y se dispone a comprar el pan. Lleva toda la vida en Guadix, por lo que recuerda los duros inviernos de nevadas que hacen que ahora hasta disfrute del paseo a cinco grados bajo cero. «Este frio nos mantiene vivos», comenta. El hombre respira y nota como la temperatura enrojece su rostro. Se cubre de nuevo y echa a andar.