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Javier Alonso muestra la carátula del disco 'A duras penas', de Carlos Cano. TORCUATO FANDILA
El productor musical que cambió París y Madrid por el «paraíso» de Polícar

El productor musical que cambió París y Madrid por el «paraíso» de Polícar

Javier Alonso, ejecutivo discográfico que lanzó la carrera de Carlos Cano o Demis Roussos en España, lo dejó todo cuando tenía 50 años para retirarse a este pequeño pueblo accitano

Domingo, 18 de abril 2021, 23:49

A Polícar hay que ir expresamente. El pueblo, con 228 habitantes según el censo de hace dos años, por lo que es probable que ya sea alguno menos, no está demasiado cerca ni de paso hacia sitio alguno. Por eso es sorprendente que alguien que ha recorrido medio mundo y que ha vivido en París y Madrid, acabe en un lugar al que él llama «el paraíso». Es el caso de Javier Alonso, directivo de compañías discográficas entre otras ocupaciones, que a los 50 años decidió que estaba harto de todo, se jubiló y, de todo el país, eligió junto a su esposa Mercedes este rincón que tiene sus orígenes en el bajo imperio romano situado en la falda norte de Sierra Nevada, en la comarca accitana.

Para llegar allí se van dejando por el camino chaparros, pinares y lentiscos y, por supuesto, se quedan atrás El Marchal y Cortes y Graena. Sobre una pequeña loma desde la que se divisa el paisaje arrugado entre badlands, se sitúa la casa de Javier, un lugar con pocos recuerdos de su carrera como jefe de programas de la compañía Fonogran –un sello español propiedad de Philips Records–, o del sello Poligran durante la década de los 70, una de las más brillantes y creativas de la música española.

«En la vida hay que darlo todo, también en el trabajo, hasta que llega la rutina. Cuando lo que haces deja de divertirte es momento de cambiar»

Cuando se presentó a la entrevista de trabajo para cubrir un puesto en la discográfica le preguntaron si conocía a Fórmula V o Nino Bravo y él, que acababa de llegar de París, dijo «no, no sé si me gustan porque no los he oído, pero pregúnteme lo que quiera de los Beatles, Jethro Tull» –una banda de rock progresivo británica que se formó a finales de 1967– o Jimi Hendrix» –un guitarrista, c antante y compositor estadounidense–, además de toda la vanguardia del pop francés, que conocía a la perfección. Así fue como llegó al staff de la compañía y desde su puesto dirigió la promoción nacional durante aquellos años de Patxi Andión, Víctor Manuel, Fórmula V, Lole y Manuel, María Jiménez, Triana, Demis Roussos –un cantante griego grandullón nacido en Egipto que tuvo mucho éxito en España– o Carlos Cano. «Tendría que mirar la lista porque fueron muchos con los que trabajamos y a los que conocí, en una etapa en la que disfruté mucho, me divertí más y tuve la oportunidad de conocer a gente de todo tipo». Lo dice con cierta emoción, pero sin demasiada nostalgia porque piensa que en la vida hay que darlo todo, también en el trabajo, hasta que llega la rutina. «Cuando lo que haces deja de divertirte es momento de cambiar», y eso explica que su currículo sea largo y que, además de la promoción musical, haya ejercido como broker y director general en Portugal de una empresa dedicada a la exportación de mercancías.

Visión para los negocios

Su visión para los negocios y su capacidad «para vender», de la que presume, eso y que los hijos «ya volaban solos», le permitieron abandonar el ruido y el ajetreo de la gran ciudad e irse a recorrer España. Venía de Mojácar junto a su esposa y pararon en Guadix, en donde le llamó la atención en una inmobiliaria la oferta de una vivienda en un pueblo del que no había oído hablar en su vida; ni siquiera sabía dónde estaba.

Él y Mercedes regresaron a Madrid y decidieron que el resto de sus vidas lo pasarían allí. De eso han pasado ya muchos años, pero está tan feliz como el primer día. «Estamos a quince minutos de una autovía que nos lleva directamente a Italia a visitar a mi hija, o a Madrid para encontrarnos con los amigos».

Javier no se siente aislado y presume de ser uno más entre sus vecinos en una comunidad en la que colabora en la rehabilitación de una ermita, dando clases particulares o entregando su pintura para recaudar fondos para actividades en el pueblo. La pintura es su pasión, tanto que en su casa acumula más de 4.000 obras, además de las que tiene repartidas por toda Europa tras exposiciones en Madrid, Oporto, Lisboa, El Escorial o la vecina Guadix.

«Hablo mucho con mis vecinos, gente que ha tenido una vida dura y sacrificada y saben lo que es la vida y el trabajo que cuesta la vida»

Está convencido de que irse a vivir a Polícar fue una buena decisión. «Porque además nos encontramos con una gente amable y sabia de la que no he dejado de aprender», dice Javier, para quien aquí se ha encontrado con gente con una inteligencia natural increíble y una fortaleza que ya no tienen las generaciones de hoy, mucho más débiles intelectualmente. «Hablo mucho con mis vecinos, gente que ha tenido una vida dura y sacrificada y saben lo que es la vida y el trabajo que cuesta la vida, al contrario de muchos de los jóvenes, que lo han tenido todo demasiado fácil y rápido». «¿Que si echo de menos aquellos años? No, los recuerdo agradecido por lo mucho que me dieron, pero los viví y disfruté y ya está, ahora tocan otras cosas». Mercedes, a la que lleva unido 50 años, apostilla: «No nos hemos aburrido ni un solo día de nuestra vida».

Javier Alonso, en su casa. TORCUATO FANDILA

«A Carlos Cano lo lancé yo»

Javier Alonso guarda especial cariño a Patxi Andión, que murió a los 72 años víctima de un accidente de tráfico, y a Demis Roussos, con los que entabló amistad al margen de su relación comercial en la discográfica. «A Carlos Cano lo lancé yo. Un día me llamó un locutor de Radio Sevilla y me dijo que escuchase algo nuevo de un chico granadino. Lo hice y supe desde el primer momento que tenía algo especial, así que lo invité a mi casa de El Escorial», recuerda Alonso, quien agrega que se encontró con una persona muy seca y tímida «que parecía más de Valladolid que andaluz». Convenció al resto de directivos de la empresa de su potencial y lanzaron su primer disco, en el que aparecían 'Verde, blanca y verde' y 'El Salustiano'. Fue un éxito y después de eso vinieron otros, con temas como 'La murga de los currelantes'. «En aquel momento no imaginaba que muchos años después acabaría viviendo en la misma tierra de la que era él».

El caso de Demis Roussos fue distinto aunque también empezó todo con la llamada de un amigo que le pidió que escuchase a un artista que estaba triunfando en la Costa Azul francesa. «Lo hice y todo fue muy rápido. Su éxito en España fue arrollador y venía mucho a nuestro país porque mantenía una buena relación con José María Íñigo. Él y Patxi Andión han sido dos de mis mejores amigos en el mundo de la música, que es muy especial porque cuando un artista triunfa los egos crecen mucho y a veces estropean mucho a la gente», tanto que Alonso abandonó ese mundo cuando muchas cosas dejaron de gustarle.

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