El 19 de mayo de 1955, el alcalde de Granada Manuel Sola viajó a Madrid para entrevistarse con el ministro de Obras Públicas. El motivo principal de la visita era evitar la suspensión del servicio del tranvía de la Sierra, decretada para el día 30 de aquel mes, pero volvió con varios compromisos: por un lado, con el de dar un poco más de vida al ya deficitario, pero pintoresco, ferrocarril y, por otro, con la promesa de la inmediata inauguración del pantano del Cubillas que había comenzado, junto al de los Bermejales, a embalsar agua en enero de aquel año.
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Pero el conde Vallellano no fue quien cortó la cinta inaugural. Cedería la tijera al mismísimo Francisco Franco, que aprovechó la visita a las localidades de Albolote y Atarfe, afectadas por el tristemente recordado terremoto, para hacer una de las cosas que más le gustaba hacer: inaugurar pantanos. Fue un 2 de mayo de 1956, poco más de veinte años después de los primeros estudios para la construcción del embalse.
«El pantano se construyó por la necesidad de abastecer de riego la vega alta de Granada», explica Luis Rico, ingeniero jefe de explotación de la CHG, pero todos los esfuerzos para regar los campos de Albolote, Peligros, Maracena o la capital, chocaban con los intereses de los agricultores de la vega baja, beneficiarios históricos de las aguas del río Cubillas.
La visita del dictador Francisco Franco a Granada y sus pueblos fue recogida en las páginas de este periódico en una cobertura periodística amplia y con muchas crónicas y fotografías.
«Terminada su visita a Atarfe, el Caudillo y su séquito marcharon hacia el pantano del Cubillas, donde le aguardaban primeras autoridades granadinas, ministros e ingenieros de los servicios hidrográficos, así como un gran muchedumbre formada por vecinos de los pueblos cercanos que se trasladaron en camiones para vitorear al Generalísimo.
S. E. (Su Excelencia)descendió del coche para dirigirse al pequeño altar instalado sobre el puente del pantano, frente a la torreta, donde el señor arzobispo, revestido de pontifical, procedió a la bendición de la obra, cuyo embalse se encuentra totalmente lleno.
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Después de escuchar las explicaciones que sobre la misma le dieron el director genreal de Obras Hidráulicas y el ingeniero director del pantano, S. E. volvió al coche para trasladarse al cortijo de El Fraile, con el objeto de visitar los trabajos allí realizados por el Servicio de corrección del suelo, según consejo del Instituto Nacional de Colonización, a fin de evitar desprendimientos de tierras en caso de riadas o inundaciones.
El Generalísimo, como última visita de la tarde de ayer, volvió al pantano del Cubillas para descubrir una lápida con la siguiente leyenda:Franco, Caudillo de España. Bajo cuyo mandato se construyó este embalse, inició personalmente su puesta en servicio el día 2 de mayo de 1956», se recogía en la crónica del día siguiente.
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Al otro lado del teléfono responde una voz masculina. Se trata del restaurante Romero, en la antigua carretera Bailén-Motril, en el kilómetro 116, justo antes del puente en el que se colocó el altar para que Franco inaugurara el pantano del Cubillas.
Lo que son las cosas, el monolito con la lápida que entonces, en aquél ya lejano 1956, inaugurara el entonces Generalísimo, queda dentro del terreno del restaurante, con amplias terrazas y jardines. Se trata, precisamente, de una concesión administrativa de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), así que los responsables del restaurante Romero poco tienen que hacer o decir al respecto.
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Lo confirman por teléfono. «Nos llegó una carta de la propia CHGen la que nos requerían para que quitáramos la placa del monolito que, en efecto, está dentro de la propiedad de la concesión administrativa donde se encuentra el restaurante». Añade que la CHG alegaba que se basaba en un requerimiento de una ley del Parlamento de Andalucía sobre la Memoria Histórica. «Les respondimos que muy bien, pero que la placa y el monolito ni era nuestro, ni lo habíamos puesto nosotros y que por tanto tampoco lo íbamos a quitar».
«Así que con el tiempo, nos avisaron de CHG y aparecieron unos operarios enviados por ellos mismos que retiraron la placa». Así terminaron más de sesenta años, desde 1956, de una placa en la que Franco inauguraba el pantano del Cubillas. Se puede decir por tanto, que desde ese momento, el pantano quedó 'desinaugurado'.
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