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El Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Natural de la Sierra de Baza, caducado desde el año 2016, está posibilitando que los vecinos y propietarios de la aldea de Bailén estén rehabilitando sus viviendas bajo la normativa urbanística del Plan General de ... Ordenación Urbana de Baza (PGOU).
Desde su declaración como Parque Natural en el año 1989, una normativa demasiado restrictiva, en opinión de muchos, venía impidiendo que numerosas construcciones en situación de ruina se pudieran rehabilitar. Tampoco se permitían ampliaciones ni nuevas edificaciones salvo las que ha realizado la propia Junta de Andalucía, siendo el mejor ejemplo la realizadas en Narváez.
Desde hace años, la Asociación Proyecto Sierra de Baza viene liderando la reclamación para un cambio de normativa, pero ha sido la caducidad de la misma desde hace seis años la que está posibilitando algunas rehabilitaciones, caso de lo que sucede en la aldea de Bailén.
José Ángel Rodríguez, presidente a la asociación, manifiesta que «hace mucho tiempo que venimos soñando con que las numerosas aldeas que se localizan a lo largo de la Sierra de Baza, en su mayoría abandonadas y en estado ruinoso como El Tesorero, El Moro, Pocopán, Los Mellizos, Bastidas, Las Casas de Don Diego, puedan reconstruirse y recuperar la vida y construcciones que tuvieron vidas hasta hace tan solo unos pocos años».
Rodríguez destaca la alegría que supone visitar alguna de estas aldeas, como es Bailén, y comprobar «lo bonita y remozada» que está y cómo está siendo recuperada y habitada gracias a la labor de sus habitantes. «Es ilusionante pensar es posible que, en un futuro más o menos próximo, el resto de aldeas que aún siguen abandonadas y en ruina en el conjunto del Parque Natural Sierra de Baza puedan recuperarse al menos en parte».
Proyecto Sierra de Baza puntualiza que la recuperación integral de la aldea de Bailén, una de las más bonitas que hay en el parque natural, se está llevando a cabo por sus habitantes en una encomiable labor, rehabilitando sus construcciones, arreglando sus calles y recuperando los usos tradiciones de su huerta. En suma, volviendo a la vida que tuvieron hace décadas. «Es un ejemplo que debe de destacarse».
El pasado mes de agosto se conocía una sentencia dictada por el Tribunal Superior de Andalucía (TSJA) que mantiene que el PRUG del Parque Natural Sierra de Baza no está en vigor y no pueden aplicarse sus normas para denegar una licencia de obras. La justicia estimaba así el recurso de una vecina de la aldea de Bailén, reconociendo su derecho a que el Ayuntamiento de Baza le conceda licencia municipal para legalizar la restauración que había efectuado. Fue un fallo importante que abrió la puerta a la posibilidad de llevar a cabo trabajos de rehabilitación y reforma en el ámbito del Parque Natural Sierra de Baza.
Antonio Moya, uno de los vecinos que han vuelto a Bailén, recuerda que esta aldea era esencialmente agrícola, cultivándose en la vega productos de huertas, fundamentalmente nabos, tomates, patatas y cebada, mientras que todas las vertientes de las cumbres que rodean la aldea eran sembradas con lentejas y las penillanuras de las cumbres, con trigo. Ganado apenas había en la aldea, salvo los animales de corral (gallinas, conejos y algunas palomas) y, sobre todo, animales de tiro, como burras o mulas, esenciales para llevar a cabo las labores agrícolas y el transporte. Eran parte de la familia serrana, viviendo dentro de la casa junto con el resto de moradores. También había unas 60 ó 70 cabezas de ovejas y cabras, que cuidaba un pastor llamado Herminio Membrives Lozano, conocido como el 'tío Herminio'.
José Gómez Moya cuenta que subían por los montes con burras serranas «que se movían muy bien por estos laderas» para labrar y recoger las lentejas.
Hoy en día, se están recuperando los aprovechamientos agrícolas de la huerta de Bailén, que se riega con las aguas de la llamada 'Balsa de Bailén', que recoge el agua que allí nace para conducirla por acequias a los bancales del entorno de la aldea, en los que ahora se cultivaban patatas y productos hortícolas, como tomates y pimientos, de una excepcional calidad.
José Ángel Rodríguez relata que una visita a Bailén permite comprobar el buen aspecto y estado que presentan la práctica totalidad de su veintena de casas, de las que entre dos y cinco están ocupadas todo el año.
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