La tasa de Zagra continúa desbordada y ya roza los 4.000: «Es imposible controlar los contagios»

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Se trata de un pequeño núcleo poblacional conformado por 885 vecinos de los que, en las dos últimas semanas, 35 de ellos han dado positivo por coronavirus. Una situación que, pese a que en el pueblo se conocen todos, está complicando el día a día de sus habitantes. «Está dando positivo hasta gente que se cuida mucho y que prácticamente no sale… Nos vamos a volver locos porque es imposible controlar los contagios», cuenta a IDEAL María Josefa Gámiz, alcaldesa de Zagra.

Para la mandataria, la única tranquilidad que le queda es que todos los positivos lo están pasando «como un simple resfriado» y que la tendencia de los casos en la última semana va a la baja. «Al principio estábamos con las uñas sacadas, atentos para ver qué pasaba. Ahora es imposible controlarlo, la verdad», lamenta Gámiz, que cree que las reuniones navideñas han podido provocar la mayoría de los positivos, pese a que en el pueblo no han realizado fiestas ni actividades al respecto.

Sobre si han notado un cambio con respecto a olas anteriores, la alcaldesa explica afirma que ahora los casos presentan menos problemas, aunque eso no ha provocado que falte la preocupación: «Muchos de nuestros vecinos son personas mayores y mi conciencia no me permite estar relajada. Cada día paso por la puerta del médico para ver si hay algún nuevo contagiado». Unos médicos que, según cuenta, «están saturados» y «se están ganando el cielo a pulso». Llegados a este punto, «o te acostumbras y aprendes a sobrellevar todo esto o es inaguantable».

Espera que al final la covid-19 acabe siendo «una gripe más», pero mientras eso sucede pide a sus vecinos que quienes den positivo tengan cuidado para no contagiar. «Sé que la gente es responsable, creo que entre todos controlaremos esta situación poco a poco», asegura. Sobre si considera necesario aplicar nuevas restricciones para frenar los contagios, considera que hacerlo sería «cargarse todo el comercio» y que lo que realmente ha echado de menos no son restricciones, sino «tener más sanitarios que nos ayudaran a tener un poco de control».