laura gautier
Padul
Lunes, 18 de enero 2021, 00:54
Las mañanas de domingo de Padul las dibujan las familias en bicicleta, los paseos por la laguna y ese café con olor a festivo, tranquilo, que da aire para afrontar la semana. En la mañana de ayer, este desayuno tuvo que desplazarse de la barra ... del bar a casa: la localidad es una de las 16 granadinas en las que, además de decretarse el cierre perimetral, queda suspendida la actividad no esencial al superar la tasa acumulada de 1.000 contagios por cada 100.000 habitantes.
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Con estas duras restricciones, Padul vuelve de nuevo a esa realidad en la que los domingos lo son menos y en la que solo un justificante médico, laboral o académico abre la entrada y salida de la autovía.
La céntrica avenida de Andalucía, que atraviesa el pueblo y concentra gran parte de los bares, reflejaba ayer esta nueva estampa en la que, además del paseo y el 'selfie' con el representativo y responsable mamut (también con mascarilla), lo mejor que puede hacerse es comprar unos churros o el pan para desayunar en casa. En la cola de uno de estos establecimientos, los vecinos identifican claramente el motivo del aumento en los contagios: las fiestas y las reuniones familiares. «Tendrían que haber cerrado antes, pero era Navidad y encima la gente no se lo toma en serio», recalca Toñi. Y es que, según indica el alcalde de la localidad, Manuel Villena, mientras en las dos olas anteriores los datos permanecieron estables, ahora, tras las fiestas, la curva ascendente refleja una tasa de más de 1.400 contagios, muy por encima de localidades vecinas como Dúrcal (470) o Alhendín (321), tal y como reflejan los datos que maneja la Consejería de Salud.
Lo cierto es que a los paduleños no parece haberles sorprendido la decisión y se muestran indignados ante la «irresponsabilidad de algunos», que amenaza con ser una especie de nueva cepa del virus. «La gente ha salido más de la cuenta», recalca Antonia, mientras Manuel y Horacio, sentados en un banco del paseo, afirman que ahora «todos tendrán que pagar el pato por lo que hacen algunos», mientras mantienen la distancia para reforzar sus palabras con hechos.
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«Lo estamos haciendo mal. Llega un momento en que te enfadas con el Gobierno, con el vecino y hasta contigo mismo», confiesa Sandra Lara, peluquera que aún temiendo que las restricciones afecten a su negocio, considera que lo único que ha funcionado ha sido el confinamiento duro de marzo.
Vecinos como Toñi Santiago consideran que se está criminalizando a la hostelería, pero que «los bares no tienen toda la culpa». «La gente se junta en los cortijos, por ejemplo, y esto se veía venir. Ahora el pato lo pagan las personas infectadas y los negocios, que tendrán que cerrar. Unos nos lo hemos tomado en serio y otros no. Esa es la verdad». Esta vecina considera que la policía no tiene por qué estar «detrás de cada uno», sino que la responsabilidad individual es lo que debe primar.
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En este sentido, el alcalde de Padul afirmó ayer que la Policía Local, en colaboración con la Guardia Civil se encargará de vigilar los accesos al pueblo. Además, según indicó, se ha solicitado a la Junta que vuelva a restablecerse la comunicación de casos positivos, algo que «se cortó» hace poco y que les permitía hacer labores de rastreo cumpliendo siempre con el compromiso de confidencialidad.
Ahora, para el alcalde, lo que toca es llevar a cabo una campaña de información, dado que muchos negocios han manifestado no saber si se encuentran entre las actividades consideradas como esenciales. Así lo indicó por ejemplo Joaquín, propietario de una de las churrerías ambulantes abiertas por la mañana. «No entiendo que a mí no me puedan dejar abrir. En un supermercado tocas productos que previamente han podido manosear diez personas. Aquí solo estamos el cliente y yo y cada vez que toco el dinero me desinfecto las manos», comenta. Así las cosas, entre 300 y 400 paduleños serán llamados para acudir el próximo viernes al cribado masivo que organizará en la localidad la Junta de Andalucía, junto al ayuntamiento, previa petición del consistorio. El regidor del municipio apeló ayer a la responsabilidad y pidió que asistieran todos aquellos que sean llamados: «esto nos sirve para hacernos una idea de los asintomáticos que hay en el pueblo».
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