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Un vecino de Padul, Julio Martín Villanueva, ha restaurado sin cobrar nada por ello, la maquinaria del antiguo reloj de la iglesia de Santa María la Mayor de Padul, edificada entre los años 1543 y 1545. Según este célebre restaurador y escultor «la maquinaria del anterior reloj de la torre de la iglesia de Padul llevaba un cuarto de siglo (25 años) en una nave del Ayuntamiento, en condiciones deplorables, y ya reparado y restaurado minuciosamente lo voy a entregar al Ayuntamiento el día 6 de abril, coincidiendo con la celebración de una marcha solidaria contra el cáncer», ha indicado.
«El 6 de febrero de 1904, hace 121 años, adelantándose a los tiempos modernos, siendo alcalde don José Martín Molina, 'Achero', compró un reloj de torre de clase extra con péndulo y dos esferas de hierro por 8.000 pesetas de las de antes, pagaderas en cuatro plazos, al fabricante y relojero de la ciudad de Cuenca, Lorenzo Redondo Bonilla.
El reloj fue una revolución para las gentes de Padul (antes se le llamaba El Padul), ya que todos comenzaron a regirse por los toques de campana para los horarios de misas, el ángelus, difuntos, hermandades de labradores, comunidades de regantes, si se producía un incendio en el casco urbano y otras actividades», ha manifestado Julio Martín.
El funcionamiento del reloj, según Martín Villanueva, «era con energía potencial, mediante una serie de engranajes y unas cuerdas enrolladas en unos cilindros y unas pesas en los extremos que bajaban por su peso y accionaban el movimiento del reloj y el sonido con los toques de campana. Las pesas se remontaban manualmente con una manivela y se hacía diariamente para que no dejara de funcionar. La maquinaria fue reemplazada por un sistema eléctrico en 1998, y desde entonces esta maquinaria ha estado aparcada en un desván. Lo que sigue perdurando de antes en la torre de la iglesia son las esferas del reloj y la campana de toque. Ahora, ya lo he restaurado sin cobrar nada, como suelo hacer con otros trabajos para mi pueblo, para dar valor y aumentar el patrimonio municipal y para disfrute de todos los ciudadanos y ciudadanas», ha terminado diciendo.
Es un lujo para un pueblo tener entre sus vecinos a una persona como Julio Martín. Esta gran persona durante cuatro décadas ha trabajó en Emasagra. Julio convierte la chatarra en arte. Desde pequeño se le dio muy bien la pintura y la escultura. Las piezas de hierro logradas en chatarrerías y en casas de particulares y la expresión plástica de sus estupendas obras de arte confieren una inusual belleza. Cada obra de este excepcional artista posee su propia historia. Julio Martín perteneció durante 20 años a la Asociación Histórico-Cultural 'Al Aixa' de Padul, para velar por el patrimonio del municipio y recuperar parte de su historia. Gracias a esta institución se construyeron refugios de pastores, se pusieron en valor varios abrevaderos, se recuperó la Cruz del Asomadillo, se actuó en la Fuente de la Salud, etcétera. Al principio Julio Martín fue el presidente de esta asociación que estuvo en activo durante 20 años sin subvenciones, apostando también por la cultura, el medio ambiente y el deporte.
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