Encarna Ximénez
Lunes, 31 de marzo 2025, 00:01
Con cuatro nombres –y sin apellido– puedo llenar ésta y varias Mirillas más. Cuatro personas contando su realidad, en una lucha difícil, pero no imposible ... de vencer, contra las adicciones –muchas y muy diversas–.
Publicidad
Les hablo de Óscar, con una historia familiar dura, que le hizo sentirse siempre diferente, que decidió rebelarse «contra la autodestrucción» y que superó «el miedo, la desesperación y la vergüenza», porque, en el fondo «sólo necesitaba un abrazo, que puede cambiarlo todo». Tarsicio, sin embargo, no viene de un núcleo desestructurado. Tenía una vida normal, pero con heridas dentro, con dependencia del alcohol «una locura que nos destroza por dentro». Para él, todo está en la respuesta a la pregunta «¿qué tres personas queréis más?». Y, después de tres segundos, planteó una realidad «¿a qué ninguno habéis dicho, yo?», que puede ser un problema porque «todo comienza cuando no te encuentras».
Palabras de personas que han pasado por los programas de Proyecto Hombre, un cuarto de siglo de existencia, y casi dos décadas celebrando un almuerzo solidario que, de nuevo, volvió a colgar el cartel de 'no hay billetes', reuniendo a la sociedad granadina y, lo más importante, a sus instituciones, porque entre todos, podemos echar una mano.
Manuel Mingorance lo dejó claro en sus palabras de agradecimiento. Hacen falta recursos para que las mil personas a las que ahora se presta ayuda puedan ser más. En ello se afanan medio centenar de profesionales y un voluntariado entregado, que ya sabe que los tiempos no son fáciles, «por lo que nos espera». Y es que frente a esa imagen de personas enganchadas al alcohol y las drogas, fácilmente reconocibles en muchos casos, ahora llegan nuevos retos silenciosos como los video juegos, la pornografía, e incluso las compras compulsivas.
Publicidad
En esa labor se afanan para solventar problemas como el que sufre Iván, que cumple condena en Albolote, y al que oímos a través de su madre, Chari, que estuvo acompañado por otro de sus hijos, Adrián. «Pensé que me iba a comer el mundo», confesaba el joven en sus palabras, pero, al final, el mundo ha podido con él.
Testimonio claro como el de Manuel, que terminó abrazado a su madre, Lola, de 91 años, su gran apoyo, después de contar –con orgullo– que fue la primera alta terapéutica de Proyecto Hombre, una entidad reconocida y valorada, que se vio rodeada de las autoridades eclesiásticas, civiles y militares, y de muchos amigos que, como piden los usuarios, nunca les dejarán solos.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
La juzgan por lucrarse de otra marca y vender cocinas de peor calidad
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.