El menú del día de hoy, por ser verano, es puchero de garbanzos. «Esta gente no come en todo el día más que algo de picoteo, y es la única comida diaria que hacen de cuchara. Les ponemos pasta o ensalada, pero quieren cuchara. Ellos ... lo celebran», explica sor Antonia, al frente de las Hijas de la Caridad de la Obra Social San Vicente de Paúl, en la calle Molino Nuevo, en el bario de Rey Badis del distrito Norte de Granada.
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Además del potaje de garbanzos, hoy ofrecen gazpacho en vaso de plástico, ensalada mixta y unas croquetillas. Para beber, agua fresquita en jarras de plástico transparente.
–¿Qué os han puesto de postre?
–Todavía no lo sabemos, caballero, hasta que no venga la muchacha con el carrillo, que nos lo sirven sobe la marcha. (Al final, el postre son unas grandes, frescas y sabrosas rodajas de sandía).
Claro está, porque este comedor social funciona a modo de 'self service' de los de toda la vida. Pasan con sus bandejas vacías y dos religiosas de esta orden les llenan las bandejas metálicas vacías. Ordenadamente, dejan la fila y se sientan en sus respectivas mesas. La comida vuela de los platos a sus bocas en cuestión de nanosegundos. Tienen hambre de agosto y aquí sacian también el corazón y el alma.
El tipo de usuario de este comedor social son vecinos del distrito Norte, no son transeúntes, a diferencia de los que utilizan por ejemplo, el comedor social de San Juan de Dios o el de Regina Mundi. Vienen derivados del Centro Amarillo, los servicios sociales comunitarios, y se les valora las necesidades que tienen. «Por ejemplo, explica sor Antonia, igual saben prepararse un bocadillo pero no saben cocinar. Son gente mayor, algunos con cierto deterioro o enfermedades mentales, y sus rentas son mínimas. Pueden ser de cuatrocientos euros al mes de media».
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La relación con ellos es muy buena. Están contentos. «Los conocemos ya y no hay conflictividad. Al ser un grupo constante se establecen lazos. Además tratamos de hacerles seguimiento personal y ayudarles en sus gestiones, citas médicas, o derivarlos a algún otro servicio, o a la trabajadora social del Centro Amarillo». «Es un poco de trabajo en red –explica sor Antonia–, y según las necesidades que nos plantean, los orientamos. Procuramos que no sea solo darles la comida. Hay más necesidades».
Este comedor social cuenta con financiación municipal. «El Ayuntamiento paga casi 30.000 euros anuales. La verdad es que el lugar es digno de ver, y hacen una labor muy buena y están contentas y en buena sintonía con el Ayuntamiento de Granada», afirman fuentes municipales. En efecto, «son cuatro euros por persona y día», ratifica sor Antonia, que añade que es un dinero muy justo. «Es verdad que con la inflación el dinero parece menguar. Menos mal que también hay donaciones de particulares».
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Atención diversa
Además del comedor social, las Hijas de la Caridad tienen cuatro programas más. En este mismo bloque, que salvo tres viviendas lo gestiona la entidad, hay ocho pisos tutelados para personas mayores sin recursos entre 55 y 65 años. Ahora mismo están 15, puede haber hasta 24. «Son personas que a esa edad por circunstancias se han visto sin nada. Tienen muy complicado el acceso al mercado de trabajo. Vienen tocados de la vida».
Otro programa es el de migrantes. «Lo tenemos en el antiguo colegio Fray Luis de Granada, en la calle Pedro Machuca, aquí mismo en el barrio». Es un programa de asesoramiento legal y de formación. Cuenta con un aula de español en tres niveles. «También se les hacen itinerarios personalizados y se les ayuda en la gestión de documentos. Se les prepara para el examen de nacionalidad. Imagínate enseñar español a personas analfabetas en su propia lengua», comenta sor Antonia.
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Un cuarto programa es un aula de convivencia y se trabaja en red con los colegios de la zona, con los alumnos expulsados de los colegios para evitar que estén en la calle. «Se trabaja con ellos para reconducirlos y para que aprovechen el tiempo y hagan las tareas y deberes. También se trabaja con las familias. En esta zona estos problemas no son pocos». También hay refuerzo escolar con niños. Se desarrollan talleres donde se trabaja con los niños ya desde pequeñitos valores con juegos. «Por ejemplo, montan la figura de un animal o la cara de un muñeco con alimentos sanos y saludables y aprenden a comer frutas y verdura y no solo comida basura».
El quinto y último programa es para mujeres. Es un asesoramiento, información y ayuda en la búsqueda de empleo con talleres formativos para que puedan accede al mercado laboral y las mujeres se empoderen. «Este año lo podemos ejecutar, pero vamos a ver si el siguiente también. No sabemos si podremos continuar». De momento, sor Antonia dice que «se admiten patrocinadores y donativos». Ya saben.
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Hijas de la caridad San Vicente de Paúl
-Calle Molino Nuevo, 7
-Teléfono: 958-185335
-almanjayar7@gmail.com
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