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Juan Enrique Gómez
Miércoles, 20 de marzo 2019, 17:36
La imagen de un pescador ataviado para pescar en ríos de montaña bajo el pretil del paseo de los Tristes, tomada por la asociación Solomontaña Granada el lunes 13 de marzo y publicada por IDEAL, ha hecho saltar las alarmas de organizaciones conservacionistas, científicos, vecinos ... administraciones y aficionados a la pesca, que se han preguntado en qué circunstancias se encuentra el río Darro y si es posible el desarrollo de esta actividad en el cauce que discurre por la totalidad del valle de Valparaíso y bajo la colina de la Alhambra. Una práctica que era totalmente desconocida en el tramo urbano del Darro ya que la población piscícola de estas aguas había desaparecido desde mediados del pasado siglo y no se habían vuelto a ver truchas hasta hace dos años, cuando se constató que la especie había logrado reconquistar el Darro. En cambio en el cauce alto del río y parte de su zona periurbana, entre Jesús del Valle y el Avellano, sí es una práctica habitual, pero siempre dentro de las épocas en las que no hay veda y está permitida la pesca en los ríos de alta y media montaña.
Los pescadores aseguran que el Darro es un río en el que no hay una regulación específica y el tramo urbano no se encuentra incluido en las órdenes de vedas que cada año emite la Junta de Andalucía, por lo que entienden que sería posible pescar durante todo el año. La respuesta de la Junta de Andalucía, a través de la Dirección de Medio Natural, no es tan permisiva. Borja Nebot, responsable de ese departamento, asegura que el Darro es un río calificado como de baja montaña, por lo que tiene que ceñirse a la normativa general para este tipo de cauces, que indica que la pesca solo está permitida en los periodos habilitados, es decir fuera de las épocas de veda. Alejandro Ramos, responsable de la Asociación Conservación Piscícola y Ecosistemas Acuáticos del Sur, considera que aunque debe regularse de forma concreta, el Darro podría incluirse entre los cauces con veda y en los que solo se puede pescar en periodos habilitados, que para este tipo de cauces será a partir del primer domingo de mayo.
Aunque hace unos años podían encontrarse algunos ejemplares de barbos, en la actualidad solo hay poblaciones de truca común, Samo trutta, una especie catalogada en peligro de extinción en Andalucía y Vulnerable a la extinción en el resto de España. Recientemente se han introducido ejemplares de cangrejo autóctono de río que desaparecieron de estas aguas en la segunda mitad del siglo XX. Solo podría pescarse trucha común, pero las escasas poblaciones de esta especie en las zonas periurbanas y urbanas harían inviable su pesca. La Administración estudia la posibilidad de prohibirla de forma expresa en estas zonas. Hay que tener en cuenta que las truchas reconquistaron, por su propio impulso y sin reintroducciones, el cauce urbano hace solo dos años y que su población, que se ha asentado bajo los pretiles de la Acera del Darro y que asciende el río para desovar, es muy frágil, no asciende a más de medio centenar de individuos, por lo que pescarlos sería poner en grave peligro la supervivencia de la especie en estas aguas.
Hay que tener en cuenta que la trucha que habita en el Darro no es la especie conocida como Arco iris, introducida y no autóctona de la península Ibérica, que es la especie que se comercializa en piscifactorías. La trucha común es el único salmónido que habita en los ríos del sur de España, con no demasiadas opciones de continuidad de la especie, por lo que está siendo objeto de programas de reintroducción que se desarrollan desde Granada para toda Andalucía.
En el caso de que no se produzca una prohibición expresa de la pesca de trucha en el Darro, solo podría hacerse mediante el sistema de pesca sin muerte y solo con las artes autorizadas para los ríos de baja montaña. El mismo método que se emplea en la mayoría de los cotos y espacios de pesca autorizada de la provincia de Granada. Lógicamente con autorización y licencia para ejercer esta actividad.
Para las organizaciones de conservación de los recursos piscícolas, habría que alejar el peligro de la pesca indiscriminada del río Darro, ya que consideran que aunque se puede aplicar la normativa general sobre uso de la pesca, se corre el peligro de que, al no existir una normativa expresa, cualquier pescador entienda que puede hacerlo a su antojo y sin cumplir los requisitos que le piden en cualquier otro cauce. Y además las condiciones climáticas y de sequía que harán descender el caudal en los próximos meses también reducirán la viabilidad de las poblaciones de trucha. La Asociación Conservación Piscícola y Ecosistemas Acuáticos del Sur entiende que la regulación específica puede tardar, pero mientras tanto se puede actuar de forma cautelar. «Hemos solicitado a la Consejería de Medio Ambiente la veda a la pesca del río Darro y afluentes motivado por razones meteorológicas debido a las casi nulas precipitaciones del invierno que van a influir mucho sobre los caudales del río en los meses próximos, a la espera de poder regular en la próxima Orden de vedas cuando convoquen. La razón es que es el motivo por el que se podría hacer de urgencia en base a lo establecido en la disposición final primera de la Orden de Vedas».
Esta organización también ha establecido contactos con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y el Ayuntamiento para presentar propuestas inmediatas de actuación, tendentes a mejorar el refugio y sombreado en la zona urbana del cauce y a limitar el acceso peatonal por el cauce por razones de seguridad.
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