Los cinco minutos de Marifrán Carazo

Cumplidos los saludos y un alegato de granadinismo, la alcaldesa exhortó a sus concejales a mitad de su alocución: «Empezamos a trabajar ya. A esta hora, a las seis y veintidós», miró su muñeca cuando eran las 18.27. Delató Carazo que tiene el reloj cinco minutos retrasado; que, al fin al cabo, en política y en esta tierra es una forma de llegar pronto a cualquier parte; solo por cinco minutos. Uno de sus concejales que ya ha trabajado con ella ironizaba al terminar: «Pensé que de verdad nos subíamos a trabajar al despacho». Es la «receta» que tanto menciona la alcaldesa, que en su presentación habló de trabajo y, reiteradamente, de liderazgo. El objetivo: convertir Granada en el «referente del sur del sur».

Marifrán Carazo apeló a un «nuevo tiempo». Y era visible en el patio del Ayuntamiento. En la fila reservada para los exconcejales solo estaban Paloma Gómez, que se ha quedado a unos cuantos votos nulos de mantenerse como tercera edil de Vox; entre los que acabaron como no adscritos, Lucía Garrido y Manuel Olivares –vestido más fresco que los maceros–; el exportavoz del grupo popular en el Ayuntamiento, César Díaz, y quien le ha sustituido por unos meses como concejal, Inma Puche. Ninguno más de los ediles salientes del PP. Tampoco el exalcalde transitorio Luis Salvador ni representante alguno de la extinta confluencia de Unidas Podemos. Lo dijo Paco Cuenca en su discurso, la «izquierda se ha quedado con una sola voz». Sí estuvo el exalcalde José Torres Hurtado, que hace tan solo cuatro años arropó una escisión popular para desgastar a Sebastián Pérez. La unidad de todo lo que es y fue el PP de Granada es también parte del buen resultado de Carazo.

Son los nuevos tiempos de una alcaldesa empeñada en llegar cinco minutos antes.