La frase –que merece un comentario de texto– estaba en el comunicado conjunto que el ministro Óscar Puente y la alcaldesa Marifrán Carazo difundieron el pasado 25 de septiembre: «Estamos de acuerdo en ponernos de acuerdo». Fue como volver a abrazar el marxismo, pero el ... de Groucho, con aquello de la parte contratante de la primera parte. Para abarcar el verdadero sentido de la sentencia hay que darle la vuelta, mirar el envés de las hojas, que es donde Paco Umbral escribía sus crónicas antiparlamentarias. Significaría que, hasta ese justo momento, nuestros dirigentes habrían acudido a las reuniones con la pretensión preconcebida de apuñalarse y esquivar cualquier consenso en beneficio de esta tierra.
El acuerdo en ponerse de acuerdo no es más que la fase embrionaria del entendimiento; tan desconfiado como un folio en blanco. Como Gila cuando decía que se encontraba grabando un disco y, por lo pronto, tenía el agujero del centro.
El caso es que las administraciones granadinas parecen entenderse cuando el clima nacional está paradójicamente más enervado. Para una vez que todos los partidos han votado lo mismo en el Congreso resulta que ha sido por «error colectivo» de los diputados populares; eufemismo para referir que no hicieron su trabajo.
En Granada hay entendimiento –esta vez sí merece el calificativo de histórico– para avanzar en la integración del tren. También respaldo institucional unánime en la misma semana para levantar una millonaria terminal de cruceros en Motril. He visto el proyecto Puerto de la Alhambra y conozco por sus promotores las expectativas. No es una de esas ideas sostenidas en el aire –como lo fue el teleférico a Sierra Nevada o las escaleras mecánicas a la Alhambra–. La concesión del suelo está resuelta y la iniciativa puede ser una realidad en el verano de 2026. La maqueta pasa por recrear un pueblo blanco andaluz con cuatro puertas –que pueden recordar al entorno de la Alhambra– y zonas para ventas de productos autóctonos, restauración y la cultura. Si hay un sitio donde se puede realizar un proyecto así, con poco impacto, es en el puerto.
Todo suscita debates que se cierran a plomo cuando se diluye la efervescencia de las palabras
Esta provincia –ya se sabe– es muy dada a engordar polémicas artificiales que, a menudo, lastran el desarrollo. Todo suscita debates que se cierran a plomo cuando se diluye la efervescencia de las palabras. Recuerdo la encendida discusión sobre la muralla del Cerro de San Miguel que diseñó Antonio Jiménez Torrecillas. Me la explicó un día junto a Paco Ruiz Dávila, convencido de la propuesta y extrañado de las críticas encendidas que reclamaban derribar las lajas de piedra apiladas. El proyecto se expuso en la Bienal de Venecia y ganó, entre otros, el premio de Arquitectura Española a la mejor intervención en el Patrimonio Histórico Nacional.
Nos enredamos tanto en excesas controversias puristas que otros nos adelantan. «No sirve de nada ladrar a la luna», anoto el modismo en la charla que mantengo el lunes con el director del Patronato de la Alhambra. «Nosotros somos la generación del 27», me dice Rodrigo Ruiz-Jiménez y capto el elevado paralelismo. Tenemos que ser vanguardia, innovar, porque dentro de cien años, las generaciones que nos sucedan en Granada se proyectarán sobre lo que seamos capaces de construir ahora. Igual que todavía se vive –afortunadamente– de la Alhambra de Torres Balbás.
VENCEDORES Y VENCIDOS
Charlo con Maite Araluce en los actos de la Policía Nacional, justo el día en el que se cumplen 48 años del asesinato de su padre. Los familiares de las víctimas de ETA –víctimas en vida– supongo que mueren unos instantes cada día. Todavía no había trascendido la enmienda que acelerará la salida de casi medio centenar de presos etarras. Desde la perspectiva teórica, el asunto acepta debate. El problema es que la confrontación de ideas y voluntades del legislador se ha burlado con la complicidad de unos y la dejadez de otros.
Recuerdo que, hasta la pasada legislatura, el motrileño Carlos Rojas fue vicepresidente de la Comisión de Justicia. De haber seguido en ese cargo, ¿se habría percatado de la enmienda o la habría votado complicente? Le asiste el beneficio de la duda. Pero también una trayectoria parlamentaria capaz de intuir esas argucias. Por eso las asignaciones de puestos no deben ser un reparto de pluses y canonjías. En los sitios más expuestos hay que poner a los más preparados e implicados.
Días después, destapada la pifia, vuelvo a coincidir con Maite Araluce, esta vez, en el programa Mesa de Análisis de Canalsur. Cuenta que la han llamado Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal para disculparse. «Me parece surrealista que tengamos unos diputados que no se lean lo que están aprobando. Alguien debería dimitir. Las disculpas son bienvenidas, pero las víctimas del terrorismo somos las que salimos perdiendo. Siempre pensamos que el final del terrorimo sería un final con vencedores y vencidos, pero nunca creímos que los vencidos seríamos las víctimas».
Algunos tendrían que tener más pudor antes de hacer una pantomima para buscar rédito político de su propia dejación de funciones.
PRIMEROS MOVIMIENTOSEN EL PSOE
Esta semana ha trascendido el manifiesto de las llamadas bases andaluzas socialistas para posicionarse de cara a un congreso regional del partido que aún no tiene ni fecha. Insisto en lo que me cuentan: en este momento, la opción de Pedro Sánchez es mantener a Juan Espadas; que siempre ha querido continuar.
Quienes realmente tienen expectativas de ganar en unas primarias siempre evitan postularse los primeros. Pero, a veces, la intención no es solo ganar; sino posicionarse. Detrás de esta primera escaramuza hay algunos 'susanistas' y otros que se movieron en corrientes críticas en otros procesos. Hay algunos que siempre están en la corriente crítica. En Granada, la firma es del exdiputado andaluz Juan José Martín Arcos, de Pinos Puente; alguien al que se le presuponía bastante proyección hasta que empezó a nombrarlo más de la cuenta Susana Díaz; cuando ya no cotizaba al alza ser 'susanista'.
El manifiesto habla de un proyecto «netamente socialista y andalucista» y de recuperar el papel «relevante» que el PSOE-A ha tenido a nivel federal. Y, entre las propuestas, plantea un modelo de financiación (sic) a la 'australiana'. Ahora ponte a explicar esto a la militancia.
He buscado y la vía 'australiana' es la tesis teórica que defiende el catedrático de Economía Pública de la Universidad de Sevilla Luis Ángel Hierro, exsenador que ya disputó en 2021 la secretaría del partido a Juan Espadas y Susana Díaz. Su conexión en Granada era Chema Rueda.
Por precavido nunca tiro las libretas con las notas pasadas.
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