La salud mental está a la orden del día, también en el Centro Penitenciario de Albolote, donde quince reclusos con distintos trastornos mentales graves participan desde este octubre en un programa pionero que busca favorecer su bienestar integral. Se trata de una iniciativa impulsada por ... la asociación Solidaridad Enfermera del Colegio de Enfermería de Granada, que durante el próximo año y medio va a ofrecer cada semana una sesión especializada de atención sanitaria y apoyo emocional a este colectivo vulnerable.
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Esquizofrenia, psicosis y bipolaridad son algunas de las patologías que padecen estos quince internos del módulo 12, específico para personas con enfermedades mentales; ansiedad y depresión quedan en este caso descartadas. Tienen entre 24 y 47 años y se han apuntado voluntariamente a este taller. El motivo puede ser «aburrimiento». No obstante, les piden asistencia periódica. «Hay un compromiso igual que hay un horario. Si llegan tarde, no entran en el aula», advierte el delegado de esta oenegé granadina, Manuel Trabado. Por qué están entre rejas o cuánto tiempo les queda para salir en libertad son cuestiones «que no aportan». Cómo quieren ser llamados y su edad es información suficiente.
Enfermero de profesión, Trabado lleva desde 2022 volcado en este proyecto. La versión definitiva se presentó hace un año y el 3 de octubre se hizo realidad con una primera sesión en la cárcel granadina que duró una hora y cuarenta minutos. Fue una toma de contacto. Los enfermeros voluntarios guiaron una relajación consciente con un escaneo corporal y los reclusos «se adaptaron perfectamente». «A algunos trabajadores les resultó curioso. Personas que normalmente no paran quietas permanecieron atentas. Pinta bien», opina.
El primer encuentro fue «mucho mejor» de lo que esperaban. Los reclusos se mostraron receptivos y se expresaron con sinceridad. No obstante, «ganarnos su confianza requiere tiempo», admite Trabado. En ello trabajarán los cuatro voluntarios de este nuevo programa en las próximas citas, que se sustentarán sobre cuatro pilares. Por un lado, se enfocarán en la respiración y en la expresión corporal. Los internos aprenderán a tomar conciencia de sus cuerpos mediante ejercicios basados principalmente en el yoga. También se enfrentarán a una fase de relajación.
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Manuel Trabado
Enfermero y delegado de la ONG Solidaridad Enfermera de Granada
La última frontera pondrá el foco en la educación terapéutica. «Es importante que sepan controlar su medicación y que adopten buenos hábitos. Nuestro objetivo es prepararlos para cuando salgan», explica el delegado de Solidaridad Enfermera de Granada. La idea a futuro es seguir acompañándolos cuando abandonen la prisión «porque van a necesitar apoyo». En cualquier caso, las sesiones se irán adaptando a las demandas de los participantes, que cada tres meses evaluarán el talle con una batería de preguntas. También contará la opinión de los profesionales del módulo.
Así, estos quince reclusos con problemas de salud mental aprenderán a gestionar sus emociones y adquirirán herramientas para resolver conflictos «de manera más saludable». El control emocional, el trabajo en equipo y el refuerzo de la autoestima serán claves para la asociación Solidaridad Enfermera de Granada, que mediante este programa de atención sanitaria y apoyo emocional refuerza su compromiso con los grupos «más necesitados y olvidados».
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