Regantes de la Vega «desesperados» por la sequía piden abrir los pozos de emergencia
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El rechazo de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir pone en riesgo casi 250 hectáreas de choperas y cultivos de alfalfa y espárragoAgua ·
El rechazo de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir pone en riesgo casi 250 hectáreas de choperas y cultivos de alfalfa y espárragoI. G.
Granada
Viernes, 18 de agosto 2023
La Comunidad de Regantes Ciudad y Tierras de Santa Fe, que agrupa a un millar de propietarios agrícolas y selvícolas con un total de 1.549 hectáreas de Santa Fe, Vegas del Genil y la capital granadina, ha pedido a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ( ... CHG) que le permita poner en funcionamiento los pozos de emergencia, ante la acuciante falta de agua que padecen. El problema es especialmente grave en el caso de los cultivos plurianuales, como choperas, frutales o alfalfa, que acumulan los cuidados y la inversión de varios años.
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El presidente de la comunidad de regantes, José Javier Arenas, explicó a IDEAL que la situación es «desesperada». Recordó que esta comunidad de regantes, cuyos orígenes se remontan a tiempos anteriores a los Reyes Católicos, es la única que se abastece de tres embalses diferentes, los de Quéntar-Canales, Colomera y Bermejales.
Sin embargo, mientras la dotación del sistema Quéntar-Canales, que se beneficia del deshielo de Sierra Nevada y regula los ríos Aguas Blancas y Genil, se ha mantenido estable en 6.000 metros cúbicos por hectárea en los últimos años, la de los otros embalses ha ido disminuyendo paulatinamente, pasando de 6.000 m3/ha a 500, en el caso de Bermejales, y de 4.500 a cero, en el de Colomera.
Los regantes están paliando la situación, en parte, recurriendo a retornos no empleados por otras comunidades y con aguas regeneradas, pero dada la situación de sequía extrema esa fuente también resulta insuficiente.
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Esta drástica reducción de la dotación para riego está poniendo en una situación extrema a muchos cultivos, especialmente a los que dependen en exclusiva del embalse de Colomera, en la zona denominada Ojos de Viana, con una superficie de casi 500 hectáreas de cultivos.
Por ello, la Comunidad de Regantes de Santa Fe viene reclamando a la Confederación que le autorice a utilizar algunos de los once pozos de su dominio, construidos por la propia CHG, unos como compensación por la pérdida de los nacimientos con los que tradicionalmente contaban estos propietarios -al bajar el nivel freático de los afloramientos por la construcción de nuevos embalses- y otros, como obras de emergencia durante anteriores periodos de sequía, como el de mediados de los años noventa.
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Sin embargo, la Confederación ha puesto sucesivas trabas a las pretensiones de los regantes. Así, la CHG denegó el uso de los pozos El Fresno I y II alegando que se encuentran dentro del perímetro de protección de los sondeos para el abastecimiento urbano de Santa Fe. José Javier Arenas recuerda que tanto el Ayuntamiento como la empresa Aguasvira trasladaron a la CHG que esos sondeos «no forman parte del sistema de abastecimiento y no son necesario para la gestión del servicio». Pese a ello, lamenta Arenas, la Confederación insistió en su negativa.
Para salvar esa dificultad, la comunidad de regantes solicitó el pasado abril la puesta en marcha de cuatro pozos que están fuera del perímetro de protección de la ciudad (Las Lechuzas I y II, La Presilla y Puente de San Juan). La CHG respondió en julio pidiendo a la comunidad que justificara que el uso que se dará a ese agua, en caso de que efectivamente no afecte al abastecimiento de Santa Fe, será para regar cultivos plurianuales.
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Así lo han hecho. El objetivo, subraya el presidente, es ya de pura emergencia: salvar 95 hectáreas de choperas que, de no recibir riego de forma inmediata, se perderán, una eventualidad mucho más grave que la pérdida de un cultivo agrícola de temporada, teniendo en cuenta que el turno de corta de estas arboledas es de hasta doce años; es decir, la falta de agua podría acabar con una inversión de más de una década, una situación ruinosa para muchos propietarios. Algo similar ocurre con otras 142 hectáreas de otros cultivos plurianuales como frutales, olivos, alfalfa, maíz o espárragos.
«Los frutos no esperan»
Arenas matiza además que, en este tipo de cultivos que se riegan por inundación, el agua sobrante no se pierde, sino que recarga el acuífero; en el caso de las choperas, además, lo hace «filtrada y limpia», algo que ya se han encargado de estudiar científicos del CSIC y la Universidad de Granada y que se está poniendo en valor a través del proyecto LIFE Wood for Future/Madera para el Futuro.
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«Los frutos no pueden esperar. Cuando pedimos abrir los pozos de emergencia no es para llenar piscinas ni regar campos de golf. No lo hacemos por gusto: nos cuesta el dinero, con el combustible al precio que está. Es porque nuestros campos están ante una emergencia», concluye el representante de los regantes de esta zona de la Vega, quien pide a la Confederación que no demore más la respuesta a sus demandas ante esta situación límite.
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