El portero del número 15 de la Gran Vía de Granada llevaba varios días sin recoger la basura de una vecina del cuarto piso. Estaba extrañado y sabía que la mujer vivía sola. Por eso, ayer decidió dar la voz de alarma y llamar al 112. Los vecinos también andaban inquietos. Y, efectivamente, algo pasaba. Cuando llegaron hasta allí los sanitarios y la Policía nadie abría la puerta. Tuvieron que avisar a los Bomberos que lograron abrir camino por una ventana. Dentro, una mujer de más de ochenta años, tumbada en la cama, sola y deshidratada. «Estaba bien, dentro de lo que cabe».
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Al parecer, el cuidador de la señora había dado positivo por coronavirus unos días antes. Se quedó en casa. Y dejó de ir a atenderla. Nadie sabe ahora si avisó o no a familiares, amigos o vecinos. Si tal vez no pudo ponerse en contacto con nadie. Nadie sabe bien por qué la mujer llevaba tantos días sola.
La mujer estaba viva. Está viva. Podrá recomponerse del susto, gracias a que sus vecinos y su portero estuvieron atentos. Y gracias a la intervención de sanitarios, Policía y Bomberos.
En uno tiempos en los que las puertas de las casas están cerradas a cal y canto y en los que tantas personas, muchas de ellas mayores, se han quedado al otro lado, que te echen de menos puede salvarte la vida. Será por eso que todos seguimos vivos mientras que alguien nos recuerda.
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