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Transporte Público de Granada
Fracasa el intento de restablecer las rutas de buses por la zona Norte al repetirse los ataquesEl Ayuntamiento de Granada ha confirmado a las ocho de la tarde de este lunes que los autobuses en el distrito Norte por la noche han tenido que volver a desviarse por el lanzamiento de piedras. «El domingo funcionó con normalidad pero hoy hemos tenido ... que volver a los desvíos por cuestiones de seguridad». Eso sí, la intención es restablecer el servicio de transporte público. «Este martes vamos a volver a intentarlo con el acompañamiento de la Policía», explicaron.
Cae la tarde en el distrito Norte con temperatura primaveral. Suave es la noche o al menos es lo que se pretendía con el despliegue policial que empieza este lunes de forma extraordinaria hasta el próximo domingo para proteger el transporte público por las calles más conflictivas de estos barrios de Cartuja, Almanjáyar, La Paz y Rey Badis. La idea era evitar que se vuelvan a apedrear los autobuses a su paso por calles como Sánchez Cotán, Casería del Cerro, Pedro Machuca, Molino Nuevo o Julio Moreno Dávila, pero de momento, aunque más leve que hace dos semanas, los lanzamientos de piedras han persistido.
A la altura del centro de estudios de la Inmaculada, en la avenida Joaquina Eguaras, hay un primer control de la Policía Local con media docena de agentes. La furgoneta, cruzada sobre el doble carril dirección Pulianas, intercepta y registra a los vehículos. Doblando la esquina del centro educativo, en la calle Poetisa Handuna, otro control de la Policía Local identifica a los conductores de un vehículo y los registra a fondo.
Todo es parte del despliegue policial combinado entre la Nacional y la Local acordado en la Junta Local de Seguridad que ha tenido lugar esta mañana de lunes. «Esta parte del despliegue es de identificación y control antidrogas. Para las pedradas hay que meterse dentro», y señala con el brazo el interior del polígono. «Lo duro está en las calles Molino Nuevo y Casería del Cerro». La primera, en el barrio de Rey Badis. La segunda, en el de La Paz.
Un recorrido por estas calles sobre las siete de la tarde, hora en la que hasta el transporte público reducía su itinerario, permite comprobar que en estos dos barrios se vive en la calle. En Molino Nuevo huele a fiesta. Un vecino tocado con sombrero de ala ancha toca la guitarra mientras camina y canturrea. Todos los bancos y poyetes están llenos de familias Frente por frente está la chavalada tocada con sus atuendos de moda urbana y con cara de pocos amigos, pero muy tranquilos.
La escena se repite en la calle paralela hacia el Centro de Granada, Casería del Cerro, 'zona cero' de los lanzamientos de piedras a los autobuses. Aquí sí se ve más concentración de jóvenes, en grupos divididos por la edad. Los más pequeños se dejan ver con sus bicicletas de montaña. Los adolescentes mayores, fumando y con sus motillos. Según la Policía, «son los menores que tiran las piedras. Pero ahora los tenemos controlados».
«En las cafeterías del distrito Norte hay opiniones encontradas, fruto de la tensión perpetua y de las dificultades que aquí se viven a diario. Rosario, activista y comprometida con el movimiento vecinal, aplaude la actuación del Ayuntamiento de Granada.
«El Ayuntamiento está haciendo un trabajo de campo magnífico. El domingo estaban en los sitios donde está ocurriendo todo esto del lanzamiento de piedras», comentaba. «El domingo por la tarde y otras tardes más también han estado en las zonas más afectadas los concejales responsables con la Policía Local, y además acompañaron en su trayectoria a los autobuses».
Todo el mundo aquí en estos barrios del Distrito Norte aplauden la medida. «La presencia de la Policía es una gran noticia para el distrito Norte de Granada», aseguran. En la parada de autobús de la Línea 5 en la avenida Joaquina Eguaras todos están de acuerdo. «No puede ser que se tengan que suprimir las paradas porque estén tirando piedras. Esto no puede volver a ocurrir», comparten.
Algo parecido se escucha en las terrazas, en esta tarde de temperatura amable. «Tengo sentimientos y opiniones encontradas», explica un camarero que prefiere guardar su identidad por si las moscas. «Por un lado está bien que se ponga coto al lanzamiento de piedras, porque la zona Norte tiene que ser igual que Granada». Pero, por otra parte, es muy crítico. «Lo que no me explico es que se necesite tanta Policía para cuatro niñatos de tres al cuarto». Y se pregunta: «¿Para qué necesitamos tanto presupuesto en Policía, para que den vueltas por el Centro y multar a las terrazas de los bares?».
El debate está abierto y la decisión de desplegar a la Policía Local y la Nacional es firme. Los responsables vecinales quieren, además, una vuelta de tuerca más a esta situación. Quieren que se sumen a las medidas coercitivas medidas educativas y sociales para que estos jóvenes del distrito Norte sean conscientes del peligro que supone el lanzamiento de piedras a los autobuses, por un lado. Por otro, las consecuencias administrativas y penales que estas acciones traen consigo.
Cae la noche en el distrito Norte. Se ven coches de Policía Nacional que entran y salen de La Paz; los de Policía Local recorren Casería del Cerro y Molino Nuevo. El consenso vecinal es total en el distrito Norte. Quieren sus autobuses, aplauden la presencia policial y desean que no haya más lanzamientos de piedras.
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