En marzo pasado, el ministro de Transportes, Óscar Puente, anunció el refuerzo del servicio entre Almería y Madrid con la incorporación de un nuevo tren. La propuesta tenía como objetivo resolver parte de los problemas ferroviarios de la provincia vecina, cuyas conexiones con la capital ... son escasas y se ven sacudidas habitualmente por los retrasos en los viajes, pero también mejorar la situación de Granada, que recuperaba una frecuencia más. El responsable aseguró entonces que la medida, que dependía de varios factores para su ejecución, estaría en marcha antes de final de año. Sin embargo, ahora mismo no está claro que se vaya a cumplir. Tal y como ha podido confirmar este periódico, la puesta en marcha no llegará a tiempo y se encuentra ahora mismo sin fecha.
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Dos son los motivos que han llevado a esta situación, según las fuentes consultadas. El principal es el caos ocasionado por los nuevos trenes de Talgo. Los convoyes estaban llamados a fortalecer los servicios en el norte de Renfe, que iba a trasladar parte de la maquinaria sustituida a otras conexiones, como la que enlaza Granada y Almería con Madrid. Los nuevos modelos, que empezaron a llegar en la primavera pasada, no han funcionado como se esperaba y, desde entonces, acumulan centenares de incidencias.
El fabricante tampoco ha cumplido el calendario de entregas inicialmente previsto cuando se formalizó la compra. Los trenes empezaron a llegar en primavera pasada con tres años de retraso y en menor cantidad de lo esperado, lo que ha provocado retrasos por toda España.
Ambos factores han impedido que los trenes que tenían que reforzar el servicio quedasen liberados para su uso aquí, aunque no son la única causa de que la nueva frecuencia llegue a tiempo. La otra tiene que ver con el cambiador de ancho de la línea Granada-Almería. Esta infraestructura, construida en el Cerrillo de Maracena, está pensada para permitir que el material móvil se adapte al tipo de vía que existe en la red entre ambas ciudades. La obra, que dependía de ADIF, quedó finalizada a comienzos del mes de junio pasado, cuando se realizaron las últimas pruebas para confirmar el buen estado de ejecución. Desde entonces está bajo la responsabilidad de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria, órgano dependiente del Ministerio de Transportes que debe autorizar su uso. El visto bueno, sin embargo, todavía no ha llegado, lo que impide que Renfe pueda poner en marcha el nuevo servicio.
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Consultado por esta situación, el subdelegado del Gobierno, José Antonio Montilla, explicó ayer que es conocedor de las pruebas que se están haciendo en el intercambiador y aseguró que los trenes «están en camino». El dirigente no aclaró cuál es el nuevo horizonte temporal, pero afirmó que «si se produce un retraso será solo de unas semanas pues se continúa trabajando para que ese tren Almería-Madrid, que será la cuarta frecuencia, empiece a funcionar lo antes posible».
Así, las frecuencias de Granada y Almería continuarán por ahora como hasta el momento. La capital nazarí mantendrá los tres viajes diarios, mientras que la ciudad almeriense seguirá teniendo una única conexión con la capital.
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