La revelaciones de Macarena Olona
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Desnuda en un libro a Vox, donde cuenta su versión del dos más dos en la plaza del Carmen y su aventura como candidata a la JuntaEl 29 de julio de 2022 Macarena Olona entró por última vez en la sede de Vox en la calle Bambú de Madrid. Se sentó con «Santi», que no le cogía el teléfono desde un mes antes, cuando el pinchazo electoral en Andalucía. Quería contarle ... todo lo que había visto, hasta algún caso de presunta malversación de caudales públicos. «Me volvió a meter en su bolsillo». Macarena ofreció su enfermedad como «excusa» para encontrar una «salida digna» que no le hiciese «daño al partido». 'Santi' le dio un abrazo «helado» y se despidió del «cachorro de Esperanza Aguirre, el 'Bruto' de Vidal-Quadras», una marioneta en manos de unas «tinieblas» que acaban en «Yunque, en Miami o en Irán», en alusión a la financiación del partido. Justo un mes después, enterada de las traiciones, Macarena se cayó –metafóricamente– del caballo con el que Santiago trota por del Valle de Ayala y vio la luz. No fue como San Pablo camino de Damasco, sino por las rutas gallegas que recorren los peregrinos. Ahora, las «piezas que faltaban del puzle» las ha colocado con «luz y sosiego» en un libro en el que desentraña lo que denomina «Vox SA», una factoría de dinero e intereses; valga la redundancia.
'Soy Macarena', en las librerías desde hace apenas unas semanas, acerca a la persona tras el personaje que alcanzó tanta popularidad en tan poco tiempo. La chica con una adolescencia complicada que repitió tercero de BUP tras perderse en una Alicante «bakala»; la que se curtió en la «sabiduría de bordillo y litrona»; una joven que con los consejos del padre Eliseo se convirtió en un ratón de biblioteca; una «currela que conducía un Audi TT»; la que pasó un lustro enclaustrada en un piso de cincuenta metros en la calle Fuente del Berro en Madrid hasta sacar su plaza como abogada del Estado. A veces –tantas veces–, un juguete roto. Una mujer acostumbrada a reponerse de los desengaños.
Alguien que entró en política por casualidad tras aparecérsele en Linkedin a Iván Espinosa de los Monteros, y que aterrizó en Granada como una «forastera»; una candidata cunera a la que los primeros militantes de Vox intentaron armar un «motín» para dejarla fuera de la lista. A ellos fue a los que se dirigió en un local de Maracena: «Es el momento: quien no quiera continuar en el proyecto y serme leal tiene la oportunidad de bajarse del barco. Tenemos que ir todos a una». Acompañada en aquellos inicios de Onofre Miralles, su «spin doctor», quien la llevaba en el coche de pueblo en pueblo y le ponía el disco de José Manuel Soto. Que se pensó que Macarena «padecía gases», aunque lo que sucedía era que, el mismo día que se oficializó su candidatura al Congreso, su ginecólogo le comunicó que estaba embarazada.
El libro contiene abundantes revelaciones sobre el funcionamiento de Vox, el control por una cúpula de no más de tres o cuatro personas. También algunas confidencias que atañen a Granada. Macarena Olona estuvo en las negociaciones nacionales de los pactos tras las municipales de 2019, que se cerraron horas antes de la toma de posesión de los alcaldes. «Yo esa noche me había acostado con una fotografía de los acuerdos que se habían alcanzado que nada tuvo que ver con los que finalmente se acordaron. Se desbloqueó Madrid y el PP pudo torcer la mano a Villacís [candidata de Ciudadanos que pretendía ser alcaldesa]. A cambio de grandes cesiones, claro está. También consiguieron desde Génova mantener Castilla y León, que según la información que me llegó, era porque no podían dejar que los naranjas entraran a levantar alfombras. Pero, a cambio, la formación de Albert Rivera asumía la alcaldía de Granada. Todo aquello en una noche». A ella la llamó Tomás Fernández de los Ríos, vicesecretario de Organización de Vox y mano derecha de Ortega Smith: «Se ha llegado a un acuerdo global y en el reparto de cromos ha caído Granada». Cuenta Macarena que fue ella quien informó al PP de Granada: «Fui yo quien les comuniqué el acuerdo. Es de las cosas más duras que he vivido en política. Sebastián Pérez y su familia estaban concienciados de que todo estaba hecho. Él tenía preparado su discurso de toma de posesión y estaba terminando de arreglarse para acudir al pleno. Ellos me comunicaron que se iban a amotinar». No sucedió así y se apalabró un dos más dos que, dos años después, terminó por reventar el Ayuntamiento. Macarena Olona describe a Luis Salvador como una «garrapata política». «Eso le dije cuando me lo encontré en el Corpus de 2021. Y el gran problema de nuestra sociedad es ese, que este tipo de yonquis del poder abundan en la política de nuestro país».
Entre sus revelaciones está un relato hasta ahora desconocido sobre su candidatura a la Junta; una idea que Abascal le insinuó en un pasillo del Congreso en octubre de 2021. Fue entonces cuando buscó un subterfugio para empadronarse en Salobreña un mes más tarde y que resultase correcto. «Pero vamos, es una puerta de atrás como una catedral», reconoce Olona.
La candidata iba a ser Patricia Rueda, diputada por Málaga, pero no «despegaba». «No pellizca», le dijeron en la dirección. Ella propuso a Rocío de Mer, actual diputada por Almería, pero la veían aún demasiado joven. «Un día me parecía estupendo y me sentía motivada para afrontar ese reto; otros días, los más, me parecía una auténtica majadería». La colocaron en un cartel electoral con un retrato «hitleriano», la metieron en un bunker con un «topo» que reportaba a Madrid, un trabajador de Tizona –agencia de comunicación del partido– apodado el «joven europeo». Le escribían –eso dice– hasta las intervenciones en los debates y le colocaron un «traje de política, con peineta flamenca incluida, que resultó ser un fracaso total».
Fue la salida precipitada de Macarena de la política –de momento–. La abogada del Estado, el incordio del Gobierno con los recursos de constitucionalidad, la portavoz que –ahora recela– quizás empezó a incomodar demasiado a Santiago Abascal. La que no se reconoce en aquellos discursos no tan pretéritos donde parecía tan convencida. Alguien que, como le dijo el diputado socialista José Antonio Rodríguez es «zumo natural recién exprimido». «O te aman o te odian, pero nunca generas indiferencia».
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