Dos agentes de la Policía Local comprueban el estado de la verja que da acceso al solar donde se ha proyectado una gran zona verde. Javier F. Barrera

Barrios de Granada

Sabotean tres días después la valla que impedía aparcar en el solar junto a Hipercor

La Policía Local desplaza una patrulla para elaborar un informe que permita sellar el lugar para impedir la entrada del actual centenar de coches

Martes, 22 de octubre 2024, 00:25

Las obras de la gran zona verde proyectada en el solar que hay entre la Circunvalación de Granada y la calle Padre Marcelino, junto a Hipercor en dirección a La Chana, en el barrio de la Rosaleda, conocido como Camino de las Vacas, se han ... encontrado este lunes por la mañana con la invasión de un centenar de vehículos privados que han vuelto a estacionar, aunque el lugar en cuestión había sido completamente vallado este pasado sábado, hace tres días.

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De poco ha servido la cadena con su respectivo candado para impedir el acceso de los vehículos, una situación que venía ocurriendo desde que el pasado mes de junio el solar se liberara de su uso habitual de entonces. En efecto, la comunidad de chatarreros de la ciudad de Granada había llegado a un acuerdo gracias a la mediación de Médicos del Mundo para que estos usuarios depositaran a buen recaudo los materiales recogidos durante sus jornadas de trabajo.

El Ayuntamiento anunció en septiembre que el solar se convertirá en un gran pulmón verde con el parque de las Alquerías

Al abandonar este lugar y empezar las obras de adecuación para convertirlo en un gran parque, los vehículos privados encontraron a partir del mes de junio un aparcamiento gratuito fantástico, ya que desde este lugar se accede por la zona de Hipercor al Camino de Ronda y al Centro de la ciudad.

Tras la salida de los chatarreros a principios de este verano, sucede el siguiente capítulo. En septiembre de este año, justo al final del estío, el Ayuntamiento de Granada hace público su proyecto para el solar. Así, el límite entre Rosaleda y las Alquerías contará con un nuevo 'pulmón verde' después de que la junta de gobierno local aprobara el expediente para la licitación de los pliegos de ejecución del parque. La iniciativa, que deriva del mandato anterior, supondrá una inversión de 1,8 millones de euros que se financiarán con aportaciones de los fondos Next Generation.

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¿Qué sucede entonces? Que el efímero, gratuito y apetecible aparcamiento del solar junto a la calle Padre Marcelino y la Circunvalación de Granada se valla y en su entrada principal se coloca un candado con una cadena para impedir el acceso de vehículos privados. En pocas palabras, se prohíbe el acceso y deja de existir como tal.

Al cerrarse el solar, varios vehículos quedan encerrados dentro. Por esta razón, el Ayuntamiento de Granada dispone de una señalización informativa en la que anuncia que para poder sacar los vehículos del solar hay que llamar al 092 y se les darán las debidas instrucciones para ello. Cortésmente, piden disculpas por la nueva situación.

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Con una sola mano

La necesidad de aparcar de forma gratuita en una ciudad donde la zona azul acaba de crecer lleva entonces este lunes al sabotaje de las medidas de seguridad dispuestas para impedir la entrada de vehículos. No ha hecho falta romper el candado ni cortar la cadena. La valla del perímetro va por tramos y se sostiene apoyada en una sencilla base de cemento.

Con una sola mano se pueden levantar los dos tramos que estaban unidos por la cadena con su candado e impedía la entrada y desplazarla un par de metros para poder entrar con el coche. Apartir de ese momento, un centenar de coches se han aprovechado de esta 'barra libre' de parking.

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«Es que yo pensaba, que si han quitado la valla es porque se puede entrar», explicaba sobre la una del mediodía una señora a los agentes de la Policía Local desplazados al lugar para realizar un informe que permita sellar el lugar e impedir de nuevo la entrada de vehículos. «Es la primera vez que meto el coche. Estaba la valla abierta y no me he fijado», se justificaba otra mujer ante los agentes, que resignados, comentaron:«La gente no lee las señales y hace lo que le da la gana».

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