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El arzobispo titular y el nuevo coadjutor saludan a los presentes en la Catedral de Granada. Ramón L. Pérez
Un sacerdote y periodista que conoce bien Granada
La Mirilla

Un sacerdote y periodista que conoce bien Granada

José María Gil estuvo acompañado de familiares, amigos y políticos de Ávila además de una nutrida representación de la sociedad granadina

encarna ximénez de cisneros

Granada

Sábado, 1 de octubre 2022, 23:38

«Me acuerdo de una comida con Enrique Seijas», fueron las primeras palabras que escuché al saludar al arzobispo coadjutor. Yo me había presentado con un «soy periodista de IDEAL y creo que le voy a dar en el futuro un poco de lata», cuando me pude hacer un hueco en la fila de autoridades –gracias– para correr a contarles esta Mirilla.

Tirando de ese hilo, puedo asegurarles que don José María Gil Tamayo nos conoce, y bien. Por ejemplo estuvo en uno de los almuerzos de Proyecto Hombre y me lo presentó José María Tortosa, con el que recordé a través del teléfono ese momento. No sé muy bien el año, pero sé que don Ginés Beltrán, entonces obispo de Guadix, hoy de Getafe –que no faltó a la ceremonia– era el máximo responsable. Hoy, ya saben, lo es su sucesor en la sede accitana, Francisco Jesús Orozco, que también estaba.

Otro de los vínculos del nuevo arzobispo coadjutor tiene que ver con Churriana de la Vega, localidad natal de otro arzobispo, en este caso emérito, de Badajoz, Antonio Montero, al que define como «mi maestro». Tanto, que no ha dudado en afirmar que, gracias a él, surgió su vocación periodística. Porque, José María Gil es de la profesión. Licenciado y profesor de Comunicación. Dice que heredó la vocación de ese maestro con el que pasó muchas horas recorriendo pueblos –nueve años– lo que le permitió conocerle bien. Para el arzobispo, don Antonio «ejerció su magisterio en las redacciones, sabiendo armonizar el ministerio episcopal con su vocación como comunicador».

La pérdida de su mentor churrianero fue un mes antes de que el nuevo arzobispo coadjutor conociera su nuevo destino, al que, desgraciadamente, tampoco le ha podido acompañar su madre, Isabel, que falleció en agosto. Ha pasado por unas complicaciones médicas –que se han podido paliar– y malos momentos vividos porque le pilló el covid y tuvo que ser hospitalizado. Tiempos difíciles a los que pone la mejor de sus sonrisas, que hacía evidente que se va a encontrar a gusto en un lugar que le acoge con los brazos abiertos. El primero, el arzobispo, don Javier Martínez, que estaba feliz de contar con una ayuda tan importante en estos últimos meses, antes de presentar, por edad, su renuncia. Será por tanto, como se dijo en la ceremonia de posesión del nuevo coadjutor, un tiempo de «misión compartida». Será estupendo verlos trabajar a ambos.

Muchísimas personas quisieron estar presentes en la ceremonia celebrada en la Catedral en la que don José María al hacer uso de la palabra, saludó a sus familiares, entre ellos su hermano Diego y primos, como Pascasio y María Dolores, que acudió con su marido Juan Antonio Paredes y su hijo José, y a los que pude conocer. Se acordó asimismo el arzobispo recién llegado de su padre y de su hermano Juan Antonio, también fallecidos.

Desde Ávila, desde donde viene, quisieron acompañarle el alcalde, Jesús Manuel Sánchez, y Javier Ajates, también de la Corporación, y a los que estuvo saludando Francisco Cuenca, como representante de la ciudad de Granada, a la que igualmente se trasladó la rectora de la Universidad Católica de Ávila, María Rosario Sáez, junto a Lydia Jiménez, del Consejo Directivo.

Ávila es también un punto de unión con otro de los asistentes al que no tengo más remedio que nombrar, entre tanta autoridad eclesiástica. Les hablo del cardenal Antonio Cañizares, quien precisamente antes de otras responsabilidades –como nuestra diócesis– fue ordenado obispo, precisamente en la localidad abulense. Que dicen las hemerotecas, da buena suerte a quien por allí pasa. Espero que eso sea lo que piense nuestro nuevo arzobispo coadjutor.

Todas las instituciones estuvieron representadas. La Junta de Andalucía, con el delegado en Granada, Antonio Granados; el de Salud, Indalecio Sánchez-Montesinos y la parlamentaria Rosa Fuentes; José Luis López Fuentes, de la Audiencia Provincial; concejales, diputados provinciales, Fuerzas Armadas, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado; hermandades y cofradías y muchas asociaciones y colectivos. Y personas que, de forma anónima, también quisieron estar.

Y, en primera fila Marisol Díez, Donatella Mansi y mi querida Marivall, junto a Pilar Martínez. Las primeras, colaboradoras, y la última, hermana de don Javier, el arzobispo que, diecinueve años después, continúa en el puesto. Ahora, bien acompañado.

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