

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El barrio de la Virgen vive, en palabras de sus propios vecinos y comerciantes, una plaga. Denuncian que se siente contaminados por el movimiento okupa. «Nos ha traído de todo y todo malo», explican sus portavoces, Pedro y María Jesús, vecinos de esta zona del Centro de Granada, a un centenar de metros de Puerta Real y junto a la plaza de Mariana Pineda.
Trivi
Propietaria en la calle Concepción
Se trata de una suerte de proceso de gentrificación, sí, «pero al revés». Donde antes había calma y tranquilidad, buena vecindad y convivencia, ahora no hay mas que desazón. «Cualquier ruido que escuchamos nos llama la atención y nos intranquiliza», comparten estos portavoces vecinales.
Noticia Relacionada
En resumen, «es un catálogo completo de problemas que derivan del movimiento okupa». Con sus palabras, transformadas en quejas, hablan de «suciedad, abandono, inseguridad, mala convivencia, prostitución, ruidos y menudeo y consumo de drogas». Lo que era un pequeño trozo del paraíso se ha mudado, a tenor de las protestas de estos vecinos, en un trozo del infierno.
Pedro
Vecino del barrio de la Virgen
De hecho, los acontecimientos no dejan de confirmar la sensación que defienden los vecinos. El último ha ocurrido recientemente, cuando la propietaria del edificio ubicado en la calle Concepción número 42, una de las vías que sale del conocido café Fútbol hacia el interior del barrio de la Virgen, apareció con la cadena que cerraba la puerta de acceso de doble filo completamente seccionada.
Rápidamente, los vecinos dieron la voz de alarma y la dueña, Antonia Triviño, a la que todos conocen como Trivi, «porque no me gusta nada nada nada mi nombre», explica con pudor, se personó en su inmueble. Lo primero que hizo fue llevarse las manos a la cabeza. «No podía creer lo que había pasado dentro del edificio. Es increíble».
El relato de Trivi sobre el estado en el que ha quedado su inmueble es desesperanzador. Para empezar, hay que decir que se trata de un edificio de dos plantas más bajo y ático en la calle Concepción que se encuentra a la venta. «Lo adquirí cuando era joven, en la década de los años ochenta, como inversión», cuenta esta mujer trabajadora que, entre otros lugares, ha vivido en París. «Durante muchos años lo tuve alquilado, y nunca he tenido ningún problema». La cuestión es que las últimas personas que estuvieron viviendo de alquiler en el inmueble ya se marcharon. Llegó la pandemia y Trivi decidió deshacerse del edificio. Ponerlo a la venta. Entonces empezaron los problemas de okupación.
Para venderlo, Trivi decidió acondicionarlo, y comenzó una serie de obras de reforma. Por esa razón, el edificio estaba en plena faena, algo que no debió importar demasiado a los okupas, ya que se trajeron su propio mobiliario –camastros, colchones, mesitas, sofás–, y se instalaron en el bloque durante al menos varias semanas.
«Fueron muy discretos. No hacían mucho ruido, no hacían fiestas y no rompieron el candado, solo seccionaron la cadena, y la dejaban por dentro para que por fuera quedara como si estuviera candada». Además, «lo han destrozado todo y está completamente sucio, con excrementos y basura», añade, «Es incomprensible».
Se da la circunstancia, además, que Policía Nacional investigó en estos bloques de la calle Concepción hasta que logró detener al presunto asesino del exconcejal granadino Castillo Higueras en un inmueble contiguo, también okupado.
Pero quedaba una sorpresa más. «La Policía me contó que había un secadero de marihuana en el segundo piso. Yo, reconoce Trivi, no sabía ni lo que era, pero cuando vi las habitaciones alfombradas con esa planta verde me quedé de piedra». Así era, sobre cartones, las plantas de 'maría' se secaban plácidamente en las habitaciones interiores, lejos de la vista de cualquiera. Asimismo, las estanterías, en vez de libros, estaban ocupadas por más marihuana que esperaba alcanzar su punto para ser consumida.
El bloque de la calle Concepción había sido convertido en un secadero de 'maría' okupa en el corazón del Centro de la ciudad de Granada. Ahora es el turno de las denuncias y de las investigaciones. De momento, la unidad de Policía Científica ha acudido a tomar huellas. Hay un problema. «Van tan sucios que apenas dejan huellas».
Publicidad
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.