Josefa señala el yeso desprendido de su piso. Ariel C. Rojas

Filtración de agua por las tormentas

Seis familias de Granada duermen en un hotel al dañarse sus pisos: «Parecían las cataratas del Niágara»

Han sido reubicados después de filtrarse agua en sus viviendas; unas obras de rehabilitación paralizadas habían dejado la cubierta «sin terminar»

Laura Velasco

Granada

Miércoles, 30 de octubre 2024, 14:17

Josefa dice que este martes las escaleras de su bloque eran «las cataratas del Niágara» por las lluvias. Efectivamente, en la cubierta se aprecia una apertura que da directamente al ojo patio. Por allí se colaron ayer litros y litros de agua de la DANA ... que afectó a Granada. La lluvia se infiltró también en las viviendas de la tercera planta, las que se encuentran a mayor altura. Sobre ellas no hay un tejado que aísla y protege desde hace meses, denuncian, cuando unas obras de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA) quedaron a medias. «No he dormido nada, mira mis ojeras. Extraño mi casa y no sé cuándo podré volver», señala Josefa Cortés, una de las vecinas afectadas.

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Ella, junto a otras seis familias -según ha informado la Junta de Andalucía-, fueron desalojados este martes y enviados un hotel cercano, donde estarán, al menos, hasta el domingo, aunque previsiblemente su estancia se alargue. Los afectados forman parte de un grupo de 36 viviendas públicas en régimen de alquiler de la calle Modesto Cendoya, número 1, 3 y 5, según la Junta, que culpa a la empresa constructora de «mala ejecución» y «abandono de obra».

Cubos para las goteras

Las lluvias torrenciales se cebaron con estos pisos, en los que viven varias decenas de personas. El agua se coló hasta tal punto que el yeso de los techos cayó en numerosas habitaciones de los pisos de la tercera planta. Los vecinos han colocado cubos para las goteras. Algunos han llenado más de 10 en apenas unas horas. «Si sigue así la cosa se nos va a caer encima el techo», dice Josefa con pesar.

Daños en la vivienda de Josefa. Ariel C. Rojas

Su piso, que tanto trabajo le ha costado «poner bonito», además, recién pintado por sus nietos, es todo menos un hogar ahora mismo. Charcos en el dormitorio, restos de pintura, olor a humedad. Y mucho frío, ya que las ventanas deben permanecer abiertas para evitar que el olor se intensifique. «Pasé toda la tarde de ayer llorando. He vuelto a limpiar y recoger cosas para que no se estropeen, se me parte el alma de ver mi casa así», lamenta. Las ollas que usaba para cocinar ahora recogen el agua. En el salón acumula varias bolsas de basura con ropa. Por ahora no quiere llevarse nada al hotel. A sus 68 años, cree que no es lógico pasar por ahí.

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«Pasé toda la tarde de ayer llorando. He vuelto a limpiar y recoger cosas para que no se estropeen, se me parte el alma de ver mi casa así»

Josefa

Vecina afectada

Josefa teme que la situación se alargue más de la cuenta. Ahora tienen pagado el desayuno en el hotel y las comidas en un bar cercano, pero echan de menos sus pisos. Hay vecinos de todas las edades; también algunos de edades avanzadas y enfermos. Varias personas no quieren irse de allí y dejar su hogar por un tiempo indeterminado. Otro residente que vive con su hermano muestra su indignación con lo ocurrido. Su piso es de los más afectados. «Los obreros trabajaron dos semanas, desmontaron el tejado, dejaron el material y se les perdió la pista. Desde el verano hasta ahora no hemos sabido nada», asegura.

Se da la circunstancia de que este vecino presentó una denuncia ante la AVRA hace un mes y medio, a la que ha tenido acceso este periódico, en la que solicitaba el arreglo del tejado «lo más pronto posible, antes de que vaya a peor y ocurra una desgracia» cuando llueva.

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Soledad, una vecina que vive justo al lado, nos abre también las puertas de su casa. El comedor se ha salvado, pero los dormitorios están encharcados. El colchón está colocado en posición vertical, totalmente mojado. «Esperemos que en estos días no se nos caiga del todo el techo», comenta preocupada. Tiene la luz desconectada, le da miedo electrocutarse. «Yo estoy mala, me dieron dos ictus y no puedo estar aquí pasando frío», dice mientras señala las ventanas, abiertas de par en par. Prepara ropa para llevarse al hotel y abandona su piso con tristeza. No sabe cuándo podrá regresar definitivamente.

Unas obras paralizadas

Preguntada por este tema, la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía señala que se han producido «importantes filtraciones de agua en las últimas plantas de tres bloques, con desprendimiento de enlucido de yeso», por lo que se ha realojado a seis familias en un hotel. Les darán cobertura habitacional «hasta que sea necesario».

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Pisos de varios afectados. Ariel C. Rojas

El origen del siniestro, explica, son unas obras de rehabilitación energética de esas 36 viviendas que se tuvieron que paralizar el pasado verano por parte de AVRA «por mala ejecución» de la empresa, «abandono de la obra y no respetar las medidas de seguridad y salud». El contrato se rescindió y provocó que la ejecución de una cubierta quedara sin terminar.

Conscientes de la «urgente necesidad de terminarla en este tiempo», de manera paralela a la rescisión con la anterior empresa se sacó la licitación de las obras de urgencia en cubierta. «Se publicó el 26 de septiembre y se han abierto sobres -es decir, se están revisando las ofertas recibidas- hoy, por lo que se estima que den comienzo en 45 días», agrega. Tienen un importe de licitación de 152.357,85 euros (IVA incluido) y un plazo de ejecución dos meses.

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Mientras tanto, para evitar «daños mayores», la Junta indica que se contrató a una empresa «para que dispusiera una cubrición temporal» hasta que comenzaran las obras. «Se ha estado en constante comunicación con los inquilinos para transmitirles las gestiones que se están realizando y se han reparado viviendas que habían dejado en situación de inhabitabilidad», concluye la Junta.

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