Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Ocurre, y es así en cualquier rincón del universo conocido, que 50 metros son menos que 100. La mitad exactamente, dicta la aritmética. En la Chana y Rosaleda, sin embargo, esos 50 metros pueden llegar a ser tan largos como 200, los que tiene que ... recorrer el ciclista que ilustra esta pieza para pasar de un barrio a otro. No es que haya en este punto de Granada una brecha en las leyes de la física, sino que las vías del tren parten en dos a la ciudad y obligan a los vecinos a dar rodeos que en el mejor de los casos son solo de cuatro minutos. Llegan hasta los diez en los ejemplos más exagerados.
Este es uno de ellos. Un vecino del edificio Apache puede asomarse y ver a lo lejos, sin mucha dificultad -queda a 183 metros- el café bar Casa Perla. En cuestión de un par de minutos caminando a ritmo tranquilo podría pasar de estar en su portal a pedir un cortado. Pero entre su hogar y el desayuno hay un par de jardineras, dos vallas metálicas infranqueables, una catenaria, y dos vías preparadas para que circulen por ellas trenes de alta velocidad, con todos sus elementos. Es la frontera ferroviaria de la Chana.
Así que el granadino tiene que optar por ir al corredor más cercano, un túnel poco cuidado en la calle Washington Irving, para dar un rodeo de diez minutos. Este es uno de los tres pasos que hay a lo largo de los 1,6 kilómetros de vía entre la Circunvalación y el puente de Camino de Ronda. Y no es recto: está construido en forma de 'H', lo que alarga un poco más el paseo.
Esta situación se repite en seis casos comunes entre zonas residenciales y puntos clave ubicados a uno y otro lado de la cicatriz. IDEAL ha comparado estos trayectos a través de Google Maps y el rodeo, de media, es de seis minutos, 412 metros. Es, unido a los problemas estéticos y de ruido, uno de los motivos por los que la ciudad reclama desde hace más de una década un proyecto para la integración de las vías.
El Ayuntamiento ha decidido apostar por pedir al Gobierno que las soterre, pero a lo largo de los últimos dos años han estado sobre la mesa -y han acabado en los cajones- varios modelos que suponen cubrir las vías en algunos tramos, adecentar el entorno para hacerlo más amable al ciudadano, y construir nuevos pasos superiores e inferiores.
El supuesto del café es anecdótico. Pero puede ocurrir que uno de los vecinos que desde el año pasado habitan el residencial Taracea quiera acercarse a las urgencias más cercanas, en el centro de salud de la Chana. Añadirá cuatro minutos a un trayecto que, en línea recta desde el edificio hasta la calle más cercana al otro lado de la vía, solo sería de diez minutos.
Prácticamente el doble de tiempo es lo que tardan los escolares de la Chana -de la zona más cercana- en acudir al colegio Eugenia de Montijo. Aunque puedan verlo desde la ventana de su casa. Hasta hace un par de semanas, los residentes de la zona de expansión de los oestes no tenían ningún supermercado a mano. Ahora, como los escolares, también lo ven abierto desde la ventana. Sin embargo, quienes habiten uno de los nuevos residenciales tendrán que caminar ocho minutos, en lugar de los dos que les separarían de Aldi o Mercadona si no hubiera obstáculos.
En sentido inverso, sucede lo mismo si un vecino de la calle Américo Castro quiere ir al parque más cercano, el de Las Alquerías. Por último, más hacia la Juventud, quienes viven en la calle Barbo observan a un palmo el estadio, que en condiciones normales estaría a un minuto. Pero tienen que dar una vuelta de ocho.
Sin tener en cuenta el aspecto -nada amable para el peatón-, los tres atajos que permiten sortear la cremallera ferroviaria se antojan insuficientes si se comparan con los pasos que, en la misma distancia, hay en Camino de Ronda (15) o para cruzar de un lado a otro del metro en el entorno del ferial (16).
Los vecinos de la Chana están cansados de la situación y claman por un proyecto de integración. «Son accesos conflictivos para el peatón. Hay mucho tráfico o hay que dar mucha vuelta», explica Sergio Ruiz, presidente de la asociación de vecinos del barrio. «Lo primero es quitar el muro de Washington Irving, el dinero estaba liberado para las obras», prioriza. Había un proyecto del Ayuntamiento para reformar este paso -que sea recto, en lugar de tener forma de 'H'- que será muy transitado frente a la zona en la que se construyen dos enormes residenciales.
El nuevo equipo de gobierno ha decidido aparcar esta iniciativa para reclamar al Ejecutivo central el soterramiento completo de las vías. Y derribar así, o de cualquier otro modo, una frontera que alarga las distancias
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.