Manuel C. M., de 79 años, tiene problemas de audición, acento catalán y un discurso algo repetitivo. Pero no alteración psíquica. Al menos así lo ... ha asegurado durante la primera sesión del juicio con jurado que ha comenzado este lunes en la Audiencia Provincial de Granada contra él por el crimen machista de su mujer el 22 de enero de 2020 en Caniles. «No tengo ningún problema mental, ni con los vecinos ni con nadie», ha expresado el hombre, después de pedir disculpas por degollar a la que fue su esposa. «Siento mucho los hechos y pido mil perdones», ha dicho, esposado, desde el banquillo de los acusados.
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Su afirmación tras ser preguntado por su estado mental no ha dejado indeferentes a los presentes en la sala, dado que su defensa solicita en sus conclusiones provisionales la ibre absolución por entender que concurrió en su acción criminal una eximente completa por alteración psíquica o alternativamente una atenuante. «Yo me llevaba bien con todo el mundo, no tenía ningún problema», ha agregado, tras señalar que en Badalona vivía en una comunidad con más vecinos.
La sesión ha comenzado pasadas las 11.00 horas, tras constitituirse el tribunal del jurado, que está integrado por cinco mujeres y cuatro hombres y presidido por la magistrada María Aurora González Niño. Hay dos acusaciones: la pública, que ejerce la fiscalía, y la particular, que ejerce un hijo de la víctima fruto de otra relación. La pública pide 25 años de cárcel por asesinato con las agravantes de género y parentesco. La particular reclama 22.
La avanzada edad del procesado y sus limitaciones auditivas han ralentizado el ritmo habitual de un interrogatorio de este tipo y han provocado que la presidenta del tribunal haya tenido que acercarse expresamente al micrófono y elevar el tono en cada una de sus intervenciones. Una de ellas, además, ha sido para aclarar al anciano que ella, a quien él se había referido en un momento dado como «esta señora», era la magistrada que presidía el tribunal popular.
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Tras acceder finalmente a declarar (el hombre no dejaba claro si quería o no responder a las preguntas de las partes), ha reconocido los hechos, aunque sus respuestas no han arrojado demasiada luz a los momentos previos a lo ocurrido aquel día en la casa donde residía con la víctima en Caniles por temporadas. Ambos tenían otra vivienda en Badalona y venían por épocas a Andalucía tras jubilarse él.
«¿Por qué lo hizo? ¿Por qué la mató?», ha preguntado la fiscal al procesado. Su respuesta ha sido: «Yo qué sé, no lo sé». «¿Discutieron?», ha incidido la fiscal. «No recuerdo nada», ha zanjado él.
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Lo que sí ha dejado claro -lo ha explicado varias veces- es que si la puerta de la vivienda estaba bloqueada con una mecedora no fue porque quisera evitar que la víctima pudiera salir, sino para impedir la entrada a gente de fuera. En este contexto, ha indicado que solían entrar «por la cochera, por seguridad». Y que en el garaje había otra puerta por la que accedían al salón.
Sobre este punto, ha aclarado que en la zona hay «cinco o seis casas unifamiliares que están un poco apartadas» y que algunos vecinos les habían comentado que «rateros» habían entrado en las suyas. Por eso solían poner algún mueble (la mecedora o un sillón) tras la puerta para escuchar el ruido si intentaba alguien acceder. También entraban por la cochera por las «inclemencias» del tiempo, porque hay tierra en la zona y si utilizaban la puerta principal «entraba polvo».
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Al parecer, el hombre tenía la maleta preparada y el día de los hechos había retirado 1.275 euros, extremos por los que ha sido asimismo preguntado. Sobre el equipaje ha explicado que iban a regresar a Badalona. En cuanto al dinero, ha admitido que lo había sacado él y que él solía darle cantidades a su esposa «para comprar o cuando le hacía falta».
El juicio continúa este martes con las declaraciones de los testigos, entre los que figuran los guardias civiles que practicaron la inspección ocular tras encontrar el cadáver, así como unos vecinos que vieron a Manuel tras cometer el crimen.
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La fallecida, María Concepción J. B., nacida en Guinea Ecuatorial y que también era septuagenaria, recibió un golpe con un palo de madera en la cabeza antes de ser degollada. Murió de forma inmediata. Llevaban juntos casi 50 años. El teléfono contra el maltrato es el 016.
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