¡Socorro, me están robando otra vez!

Fue en febrero de 1994. Los ladrones se llevaron una de las obras más importantes del patrimonio artístico noruego en menos de un minuto y con una escalera de madera. Munch pintó aquel 'Grito' en 1893 y el mismo gesto que el protagonista de la pintura se le quedaría a las autoridades noruegas cuando leyeron la nota que había dejado el ladrón: «Muchas gracias por la mala vigilancia«.

El país había destinado todos sus efectivos policiales a cubrir la seguridad de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Lillehammer y nadie custodiaba la galería Nacional de Oslo, en pleno centro de la capital noruega.

El ladrón, Pal Enger, reconoció que lo había hecho solo como un juego y escondió el famoso cuadro en el comedor de su casa, donde sus tíos y su madre merendaban cada tarde. Enger, que fue detenido tres meses después, confesó que le divertía pensar que su familia tomaba café sobre la pintura que todo el mundo buscaba.

En 2012, de una nueva versión, fechada en 1895, esta vez en manos privadas, alcanzaba en una subasta los 120 millones de dólares.