Los padres de Doaa, Basem y Sanaa, muestra una foto de su hija y sus nietos en la Alhambra desde su vivienda en el barrio de El Fargue de Granada capital.Ramón L. Pérez
Conflicto en Israel y Palestina
SOS a Pedro Sánchez: «Mi hija granadina puede morir hoy mismo en Gaza»
Vida o muerte ·
El patriarca de una familia que huyó de Gaza para refugiarse en Granada clama para que su última hija en Palestina pueda cruzar la frontera
Las bombas que caen en la Franja de Gaza resuenan de forma inmisericorde en las chapas de la chabola donde vive la familia de Doaa Ulyan en el barrio de El Fargue, en la capital de Granada. Doaa es una palestina que sobrevive en Rafah, ... ciudad al sur de Gaza, donde busca la forma de cruzar la frontera con Egipto.
Doaa es también la única de los ocho hijos de Basem -cuatro varones y cuatro mujeres-, que no reside en Granada. Gracias a la petición de reagrupación familiar solicitada hace ya unos años a través de su estatus de refugiados políticos, esta familia vive junta, feliz y en paz. Salvo Doaa y sus pequeños Abdullah y Rezeq.
Doaa vive en una nave donde no tiene nada de nada. Está con su marido y sus dos hijos. «Mi hija granadina puede morir hoy mismo en Gaza», describe la situación Basem, su padre, de 63 años, un político cercano al mítico Yaser Arafat que incluso negoció en España en la Conferencia de Paz de Madrid (1991) con el entonces ministro de Asuntos Exteriores de Israel Simon Peres y el primer ministro Isaac Rabin.
Tan solo hay algo que sacude más por dentro a esta familia palestina integrada en Granada que las bombas que les llegan con el eco del sufrimiento de sus familiares. Es el teléfono. Una llamada, un mensaje de whatsapp les pone en alerta definitiva. «La situación es a vida o muerte. Puede ser una llamada de las que te alegra el corazón porque entonces sabes que siguen vivos. Opuede ser una fatal noticia».
El resumen, cruel, no basta con las palabras que contiene. Hay que mirar dentro de los ojos de la guerra, que son los que tiene Basem, su mujer, y toda su familia, en esta casa a medio construir en un terreno en el barrio Alto de El Fargue.
El lugar es un pedazo de Palestina, de la Franja de Gaza, en Granada. Es también el paraíso. La vista imperial de Sierra nevada, la finca rodeada de olivos centenarios, el verde del campo que rodea la casa, los trece nietos jugando a la pelota, las gallinas picoteando por todos lados. El sonido de la paz que todo lo envuelve, la lejanía de los bombazos. El sueño del cordero que van a cocinar en su horno de ladrillo cuando Doaa vuelva a Granada con sus dos hijos y su marido.
La familia palestina en su vivienda en el barrio de EL Fargue. Dooa con su marido y los hijos en una imagen reciente cedida por la familia. La familia conecta con el móvil con Doaa.
Ramón L. Pérez
Nada de nada
Mientras, solo hay sufrimiento. Están sin techo. «Mi hija, mis nietos y mi yerno están en una nave en Rafah, la frontera con Egipto, junto al Sinaí. Vivían en el centro en Gaza City. Su vivienda ha quedado destruida por los bombardeos. Atacaron muchas viviendas en el barrio. Y cuando se ataca una zona entera, todo queda afectado». Están sin agua. «El pequeño vomita todo el día porque el agua sale de un pozo infecto y el agua está sucia. Solo tiene ocho años».
No tienen comida. «El pan solo lo consiguen cada dos o tres días, que lo hacen ellos mismos con un kilo de harina como máximo para seis personas. Así que se termina enseguida». Respecto a la ayuda internacional, un fiasco. «Hemos preguntado qué ayudas reparten de la ONU. Son tres galletas de dátiles o cuatro para todo el día. Un kilo de arroz, judías o alubias. Ayuda en algo pero no soluciona nada. Dan para cinco personas el consumo de una».
No tienen medicinas. «Ni paracetamol para calmarle la fiebre al pequeño». Tampoco medicinas para la propia Doaa, con un diagnóstico de intestino irritable que con los nervios, el estrés y la mala alimentación ha empeorado gravemente su estado de salud.
No hay conexión ni cobertura. «La comunicación con Doaa es por mensajes de WhatsApp. En el sur cada dos o tres días se va la conexión completamente. Pero en el norte de Gaza no hay nada. Se tiran quince días sin tener nada de cobertura». Tampoco hay, ni mucho menos, paz. «Dicen que es la zona segura, pero no hay nada. Están todos los refugiados apiñados».
La situación sin techo, sin agua, sin comida, sin medicamentos, sin conexión, sin seguridad, es insoportable. Sobre todo, cuentan en Granada ahora sus familiares, cuando Doaa apostó por quedarse en Gaza. «Era muy feliz con su vida en Palestina». Vivía en un bonito apartamento y trabajaba en un Banco Internacional como secretaria. «Vivía en Gaza porque estaba contenta. La zona del centro de Gaza antes de estos ataques era segura y tenía su trabajo y su familia. Pudiendo vivir en Granada decidió hacerlo en Gaza. Pero le gustaba mucho venir aquí».
Así es, Doaa ha enseñado a sus hijos Granada entera. Han visitado la Alhambra y Sierra Nevada y lugares con especial encanto de Andalucía, la última vez, en abril del año pasado.
La situación diplomática
La periodista Trinidad Deiros Bronte de el diario El País, que ha adelantado esta historia, explica la complicada situación diplomática en la que viven los refugiados palestinos dentro de la propia Gaza. «Doaa tiene un visado Schengen en vigor emitido por España (que permite transitar por la UE). Pese a ello, está atrapada en Gaza: sus niños no disponen del documento. Incluso si lo tuvieran, la familia necesitaría que el Gobierno español hiciera gestiones ante Egipto e Israel para ponerse a salvo. Excepto en algunos casos, solo los palestinos que disponen de una segunda nacionalidad han podido atravesar el paso fronterizo de Rafah con Egipto».
Y ahí es donde esta familia se ha encontrado otro muro como el que divide Gaza de Israel. El Ministerio de Asuntos Exteriores de España no soluciona su caso. Llevan esperando respuesta más de tres meses. Es entonces cuando la madre de Doaa, Sanaa, levanta la cabeza y lanza un SOS al Gobierno de España. «Por favor, Pedro Sánchez, trae sanos y salvos a nuestra hija, su marido y mis nietos».
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