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Óskar Martín (Secretario general de UGT Andalucía)
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Óskar Martín (Secretario general de UGT Andalucía)
«Si una subida salarial de 50 euros pone en riesgo a una empresa es que no tiene pilares muy sólidos»sta semana, un mayor de la Unión de Jubilados y Pensionistas (UJP) de UGT, que ha celebrado su congreso en Granada,ponía un ejemplo gráfico ... a un joven afiliado. «Coge una cerilla, ¿ves qué fácil la rompes? Inténtalo ahora con toda la caja. ¿Ves? Eso es el sindicalismo». Así lo entiende también Óskar Martín Silvoso, (Guipúzcoa, 1973), que será reelegido como secretario general de UGT Andalucía en Granada, los próximos días 18 y 19 de febrero en Granada, en un congreso en el que participarán 302 delegados y que inaugurará el presidente de la Junta, Juanma Moreno.
–¿Qué espera de este congreso en Granada?
–Este es un congreso muy importante para nosotros porque nos enfrentamos a grandes desafíos, políticamente, el mundo está perdiendo derechos, espacios de democracia y de libertades y eso es un auténtico peligro y los sindicalistas, las personas que creemos en la justicia social, tenemos una responsabilidad y en estos congresos reafirmamos nuestro compromiso con la democracia y las libertades. Nos marcamos importantes objetivos entre ellos las transiciones digital y la social. En estas transiciones tan importantes, que no han sucediendo en la historia más allá de la revolución industrial, el sindicato debe hacer de pegamento de la sociedad para que no se generen brechas y tengamos una sociedad de progreso.
–¿En qué temas van a plantar más batalla?
–Los objetivos en los próximos años pasan por reducir la jornada laboral a 37,5 y reducir la siniestralidad laboral. A pesar de que se firmó un plan de choque han crecido los accidentes mortales por lo que nosotros vamos a ser más incisivos en combatirla. Otro gran caballo de batalla va a ser la lucha por la sanidad pública andaluza. Ha habido una importante deriva de presupuesto al sector privado y no lo vamos a permitir. Vamos a pelear con uñas y dientes para que se revitalice la sanidad pública. Si la consejera no atiende a los sindicatos que estamos en la mesa, le va a doler la cabeza.
–A nivel personal ¿con qué animo afronta la reelección?
–Con muchas ánimos, fuerza y ganas. Es un honor liderar una organización como UGT, con lo que significa Andalucía en el movimiento sindical obrero desde hace siglos. Somos una organización de más de 156.000 afiliados, más de 15.000 delegados e incidimos todos los días, a través de la gestión sindical, de manera directa en la mejora de las condiciones de vida y en la resolución de los problemas de los trabajadores y a esto hay que darle una vuelta porque hemos tenido una época en la que el sindicalismo ha estado denostado. Es hora de recuperar el sindicalismo de clase para lograr una sociedad más justa. Somos un instrumento de la gente y para la gente y ese mensaje hay que hacerlo llegar a los jóvenes.
–¿Hasta qué punto está dañada la reputación del sindicato por la sentencia que condena a la anterior cúpula directiva en Andalucía por un fraude en las subvenciones y cómo se puede arreglar?
–La credibilidad del sindicato se ha recuperado y la situación que venimos arrastrando la hemos superado con trabajo, compromiso, responsabilidad y resultados. El mejor termómetro para la UGT son las elecciones sindicales, donde el trabajador deposita su papeleta en la urna y te dicen sin confían en la UGT. En ese aspecto estamos tranquilos pero queremos más, somos ambiciosos, queremos seguir creciendo en delegados, en afiliación y en credibilidad ante la sociedad...
–¿Cuál es su jornada semanal?¿Usted logra conciliar?
–El horario sindical tiene poca conciliación pero nuestro trabajo es pelear para que la gente tenga esa posibilidad y vamos a conseguir que, en breve, esa jornada laboral por fin se reduzca a las 37,5 horas. En 40 años ha cambiado todo, la sociedad, las instituciones, las empresas, los beneficios y hay que evolucionar. Es una forma de repartir la riqueza en términos de tiempo, queremos trabajar menos y vivir mejor y hoy los medios tecnológicos y productivos lo favorecen. Pero esta es una estación de parada, el objetivo final de la UGT es una jornada de 32 horas y cuatro días laborables, como la hay en otros países y la productividad no se ha visto mermada sino todo lo contrario.
–¿En qué horizonte vería las 32 horas?
–Sería una imprudencia marcar un horizonte, más con la inestabilidad política que se vive en estos tiempos, pero lo tenemos en la hoja de ruta. Todo estará vinculado a la negociación de los convenios colectivos, este va a ser el campo de negociación.
–¿Las 37,5 horas van a hacer a los trabajadores más felices?
–Yo creo que sí. El trabajo es una satisfacción pero un trabajador con menos jornada va a estar más descansado, va a rendir más, puede tener menos accidentes y va a mejorar el clima laboral y la productividad.
–¿Cómo afecta a la negociación colectiva que la CEOE haya rechazado lo acuerdos del SMI y la reducción de jornada?¿Se ha devaluado el diálogo social?
–Creemos que en los acuerdos debe estar la patronal porque son parte del diálogo social, del acuerdo y de la concertación. Que falten ellos es malo, pero hay que tener verdadera disposición y voluntad de diálogo y en este caso no ha sido posible. Quien se ha retirado de la mesa no han sido los sindicatos.
–Un estudio de la patronal Cepyme situó a Granada entre las provincias que peor soportan el alza del SMI, ya que con el alza se sitúa ya en el 67,9% del salario medio provincial. ¿Se van a ver más penalizadas en términos de competitividad las empresas granadinas?
–El SMI es el suelo mínimo que entendemos para darle las garantías de vida dignas a los trabajadores y trabajadoras de nuestro país. Si miramos a países del tercer mundo vemos que sin estos elementos la situación es de barbaridad. La competitividad de las empresas no puede depender de una pequeña subida a los salarios más bajos, las empresas tienen que empezar a enfocar su modernización en términos de innovación, digitalización, automatización... Estas son las cuestiones que de verdad las hacen más competitivas. Porque una empresa suba 50 euros a un trabajador no se pone en riesgo de quiebra y si es así, esa empresa no tiene unos pilares sólidos. Hay que hacer un análisis más profundo.
–¿Por qué rechazan que tributen los trabajadores que cobran el SMI?
–Si un salario mínimo es lo justo para vivir y a ese incremento salarial le vamos a hacer tributar se mermaría la subida en un 50%. No obstante la situación se debe estudiar en profundidad para ver si procede y en todo caso que se hiciera de manera progresiva. Hay que pagar impuestos porque somos firmes defensores de la sanidad, la dependencia y los servicios públicos... La tributación habría que estudiarla y hacer una reforma fiscal integral y que pague quien más capacidad tiene.
–Las empresas de Granada tienen un grave problema con la mano de obra. No encuentran personal para el campo, para la hostelería e incluso tiene problemas la construcción. ¿Cómo lo explica cuando hay 72.007 parados?
–Son tres sectores precarios. ¿Por qué no se encuentra gente para el campo? Porque se paga como se paga. ¿Por qué se no encuentran camareros? Porque se asegura como se asegura y se trabaja como se trabaja. Las tecnológicas tienen que pelearse por los ingenieros porque hay una rotación muy alta, por las buenas condiciones. ¿Por qué no ocurre en la hostelería o el campo? Porque no hay condiciones ni salarios que se correspondan. Solo hay que preguntarle a un camarero que trabaje diez horas y cobre 400 euros.
–En Granada, según el convenio provincial de la hostelería el sueldo de un camarero supera los 1.500 euros...
–Bueno, esa es la teoría y luego hay que irse a las realidades, los convenios tienen que cumplirse. También para algunos puestos hay un problema de formación y por supuesto hay que mejorar el instrumento, los servicios públicos de empleo. Deben contar con más recursos para que sean una herramienta más eficaz.
–En un entorno cada vez más digitalizado y con mayor irrupción de las tecnologías de IA, ¿qué papel pueden jugar los sindicatos?
–Es un horizonte nuevo que ha llegado para quedarse, que es disruptivo y en ese ámbito entre nuestros objetivos de cara al congreso está la creación de un grupo de trabajo de expertos en transición digital y en Inteligencia Artificial para que nos asesoren. En un tema importante y apasionante. Hablamos, por ejemplo, de los algoritmos a la hora de la selección de personal, ¿quién los hace, con qué sesgos, con qué información? Aquí en Granada tenemos expertos y tener este instrumento nos va ayudar mucho para tener unos pies sólidos a la hora de tomar decisiones y enfocarlo de cara a las negociaciones de los convenios colectivos.
–Los trabajadores suelen acercarse al sindicato cuando tienen un problema encima ¿Falta cultura sindical?
–Falta pedagogía de estado no solo del sindicalismo. ETodos vemos la desafección que hay hacia la política y hay que hacer pedagogía de qué es el sindicalismo, cómo nos ayuda, y darle su espacio real tras denostarlo durante años. Los sindicatos hay que entenderlos como un instrumento de resolución, no de conflicto. Vamos al conflicto cuando no hay soluciones. Los comités son el instrumento de interlocución donde la empresa tiene que entenderse con los trabajadores y eso es lo que hay que potenciar.
–¿Tienen futuro los sindicatos de clase y sus formas de lucha en unas sociedades más individualizadas y menos participantes en procesos políticos?
–El mundo individualmente no va a ningún sitio. Los grandes avances de la sociedad se han hecho gracias a la unión y a la colaboración de países. Las sociedades han avanzado porque se han unido y eso hay que trasladarlo a las nuevas generaciones. El individualismo y el sálvese quién pueda no es el camino.
–Por si ha convencido a algún trabajador para que se afilie, ¿por qué UGTy no otro sindicato?
–Por una razón muy sencilla. Cuando vas a comprar un coche ¿comprarías el que te puede durar 10 o 25 años? La garantía de la UGT en Andalucía son 136 años, avalados por tres siglos de historia de la clase trabajadora. Detrás de cada gran avance de este país había una mujer o un hombre ugetista y eso es lo que hay que ver cuando uno se va a afiliar a un sindicato.
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