Fueron 48 horas de reuniones con alcaldes socialistas, portavoces de la oposición, secretarios locales y militantes. No se habló de cuestiones internas, según los presentes. Aunque a pocos se les escapa que, con esta inmersión en Granada, Susana Díaz ha querido dejar patente que está de vuelta –sobre todo, a quienes anticiparon que se había ido–.
Tras su reunión con el secretario de Organización, José Luis Ábalos, a mitad de enero, quedaron claras las pretensiones de cada una de las partes –hay más de dos–. Algún puente entre Sevilla y Madrid se ha torcido y todos asimilaron que habrá partida. Susana ya ha movido ficha.
«Con la pandemia no salíamos de San Vicente [sede regional] y del Parlamento. Vamos a empezar a pisar el terreno», explican desde el equipo de la expresidenta. «Estábamos con las videoconferencias y ellos [por el PP] andaban de campaña. No paran. Tenemos que despertar el PSOE, no podemos paralizar el partido porque otros estén pensando ya en las primarias», justifican fuentes próximas a Susana Díaz.
Y la desescalada ha empezado esta semana por Granada; una agrupación tradicionalmente 'susanista' pero que siempre mantuvo vías abiertas con Pedro Sánchez y ahora son más que fluidas. Quizás la provincia con menos turbulencias en estos momentos en Andalucía y la segunda en número de militantes con voto en los cónclaves internos que se esperan a partir de otoño. Por eso tampoco fue casual la reciente visita a la Diputación del vicepresidente primero del Congreso y archienemigo interno de Susana, el sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. La diferencia es que, en esta ocasión, la secretaria socialista lo ha disimulado mejor. Su ronda de encuentros apenas ha tenido convocatorias públicas.
«Las primarias no son ahora mismo la preocupación. Cuando llegue el congreso, llegará», matizan desde el equipo de Susana. Se trata de retomar la iniciativa mientras en el entorno de Ferraz y en Moncloa –que son cosas distintas– barruntan si lanzan una OPA hostil o es posible un 'efecto Illa' en Andalucía con otro ministro –y que quiera–.
«Solo la oposición desde el Parlamento no basta. Tenemos que salir a la calle, respetar los criterios en este tiempo y procurar no hacernos daño», advierte un dirigente granadino de los que apoya a Susana Díaz. La tarea en esta ronda de contactos ha sido recoger peticiones para presentar iniciativas en el Parlamento y romper con esa sensación de inacción que ha cundido en algunos sectores críticos socialistas. Sin olvidar que ha habido una pandemia y una baja maternal de por medio. Tras la Costa granadina, la próxima semana la agenda de Susana Díaz seguirá, el lunes, por Huelva y el fin de semana por Málaga.
«Se va a presentar», zanja el debate una parlamentaria socialista. «¿Por qué hay que quitarla? El que quiera venir, que venga», resume, mientras descarta posibles rivales en las primarias con los que tanto se especula pero que no terminan de dar el paso adelante. Por lo pronto, Susana ha presentado desde Granada sus credenciales. Porque por mucho que se acuda al circunloquio, no basta con firmar manifiestos. Las primarias sí son una cuestión de personas. Ninguna ha confirmado aún que esté dispuesta a medirse –sin que le extiendan la alfombra– a Susana Díaz.
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