Talan los primeros cedros afectados por las obras de avenida de Andalucía

La decisión tomada por el Consistorio es polémica. No habían empezado siquiera las obras, cuando el principal partido de la oposición salió públicamente a alertar de que el nuevo equipo de gobierno iba a acabar con una decena de cedros dejando en papel mojado un acuerdo al que habían llegado con la Diputación para intentar salvarlos.

¿Cómo? Mediante un proyecto para transplantarlos que habían incluido en la memoria del plan de obras. Salvarlos, o al menos tratar de hacerlo, suponía un coste importante para el erario público, y el Partido Popular ha decidido no asumir el gasto.Según explicaron, no había seguridad alguna de que estos pudieran sobrevivir en el trance. Los técnicos, por tanto,  lo desaconsejaban, según dijo hace unos días el concejal de Urbanismo,Enrique Catalina, que aclaró que aunque la ordenación urbanística nueva era incompatible con 15 ejemplares, habían cambiado algunas cosas para no talar al menos siete.

Con los otros ocho no hay nada que hacer, y desde ayer empezaron a desaparecer, lo que provocó cierta indignación en las redes sociales, en las que rápidamente se empezaron a compartir las fotos. Y ahí están hoy los dos tocones. El resto de árboles afectados se irán talando en función de las necesidades constructivas del proyecto de ejecución. Catalina reconoció que caerían ocho, pero que su compromiso era plantar el doble, 16, pero ni a los socialistas ni a otras entidades ecologistas les vale.

Denuncian que los cedros estaban sanos y que siempre hay fórmulas. El viceportavoz del PSOE, Jacobo Calvo, lamenta que el equipo de gobierno haya tomado esta decisión.«Es una pena», apunta el socialista, que cree que no vale el argumento que en su día lanzó el PP de que era un proyecto heredado.

«Nosotros lo recibimos de tiempos del bipartito PP-Cs y buscamos alternativas para poder salvarlos con un plan que ha caído en saco roto», dice Calvo, que recordó al PP que ya son el Gobierno y que, como tal, siempre tienen la sartén por el mango para poder cambiar las cosas. «El problema es que no han querido. Han preferido no gastar dinero a salvar los árboles: cada cual con sus prioridades», ironiza.