Manolete es conducido a la enfermería en la histórica foto de Canito

La tarde que Manolete llevaba la muerte escrita en la cara

AQUEL VERANO DE 1947 ·

Viernes, 28 de agosto 2020, 23:20

En el mundo del toreo, hay un antes y un después de Manuel Rodríguez, Manolete, a quien Islero, un astado de Miura convirtió en leyenda la tarde del 28 de agosto de 1947 al asestarle la cornada mortal en el coso de Linares.

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Decían que Manolote llevaba la muerte escrita en la cara antes de saltar al ruedo. Que estaba cansado, que no aguantaba la presión del público y que quería dejar los toros.

Aquel aciago día, en Linares el primero de su lote no salió bien y salió a darlo todo con el segundo. El quinto de la tarde fijó su destino. Las asistencias se equivocaron de puerta al sacarlo del ruedo y tuvieron que desandar camino de la enfermería que era la propia de una plaza pequeña de la España de posguerra. El doctor Fernando Garrido cosió las venas y logró cortar la hemorragia hasta estabilizarlo. Dicen que pidió unas caladas a un cigarrillo. De allí al Hospital de Los Marqueses. Una nueva transfusión. Manolete dijo: «No veo» y expiró. Algunos testigos de la trágica madrugada negaron que fuera lo que le costó la vida. Era un héroe y tenía que morir como tal. Tico Medina lo explicaba así en «El día que mataron a Manolete»: «No había cojones para cortarle la pierna a Manolete. ¿Y sabe usted por qué? Porque nadie se imagina a Dios con una pierna menos»

El toreo de Manolete era elegante y serio. Quien lo vio torear decía que nadie lo ha hecho tan corto y con tanta personalidad. Sus triunfos forjaron el mito de un torero dejaba parados a los toros y toreaba a los que era imposible sacarles un pase. Tenía apenas treinta años pero fue el ídolo de aquella posguerra que necesitaba de héroes que mitigara sus miserias.

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