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La cuenca mediterránea es una de las más vulnerables a los efectos del cambio climático. A esto se le suma el efecto de isla de ... calor que ocurre en los núcleos urbanos debido al calor generado por la actividad humana, la contaminación y la estructura y rugosidad superficial, que pueden alterar el flujo del viento y facilitar la retención de calor. En el caso de Granada, hay que sumar que se trata de una de las ciudades más contaminadas de España. Un estudio que cuenta con la participación de investigadores de la Universidad de Granada (UGR) cifra en alrededor del 10% el territorio más vulnerable al efecto del calor, con especial incidencia en el centro histórico.
La existencia de islas de calor está relacionada con problemas de salud y estudios previos han demostrado que se agrava cuanto peores son las condiciones socioeconómicas. Entre las patologías con las que se relaciona están los golpes de calor e incluso enfermedades cardiovasculares y respiratorias. De hecho, el estrés térmico es ya una de las principales causas de muerte prematura relacionada con el clima en Europa. En este sentido, se espera que el número de personas en riesgo aumente en el futuro, con olas de calor cada vez más severas y prolongadas. Por esta razón, es importante identificar cuáles son las zonas con mayor vulnerabilidad al estrés térmico de cara a la gestión y planificación de las ciudades en el presente y el futuro. «Por ejemplo, en más de 90 ciudades europeas, incrementar la cobertura arbórea al 30% ha demostrado reducir la temperatura en promedio 0,4°C y prevenir más de 2000 muertes prematuras en verano», afirma el estudio.
Para llevar a cabo este análisis hay que tener en cuenta además que algunos grupos de personas, como los mayores y los niños, son especialmente vulnerables, así como comunidades de bajos ingresos, que en ocasiones no tienen acceso a recursos como el aire acondicionado, o trabajadores al aire libre. Se da la circunstancia además de que estos grupos más desfavorecidos suelen agruparse en zonas con menos espacios verdes, lo que agranda la desigualdad social en la exposición al calor y sus consecuencias sobre la salud.
Así, el objetivo del estudio de los investigadores de la UGR pasa por aunar todas estas variables para identificar cuáles son las zonas más vulnerables de la ciudad y su entorno; estas serán aquellas en las que confluyen una elevada densidad de población, sobre todo con presencia de lo grupos más expuestos a los riesgos de las islas de calor, con una baja presencia de zonas verdes y una disposición que no ayuda a favorecer procesos de enfriamiento. «Aunque aumentar el porcentaje de cobertura vegetal está consistentemente relacionado con la reducción de la temperatura, la disposición espacial de estas infraestructuras puede influir significativamente en su impacto», señalan los autores.
Para llevar a cabo la investigación se ha utilizado una tecnología llamada InVEST (Integrated Valuation of Ecosystem Services and Tradeoffs), que permite estimar espacialmente la temperatura del aire a través de simulaciones computacionales. Estos modelos se alimentan con los datos de uso y cobertura del suelo, así como variables de densidad de población y factores socioeconómicos de la zona a nivel de sección censal, y de capacidad de enfriamiento, influenciada por factores como la presencia de sombra y la evapotranspiración que realizan las plantas. Los datos modelados se validan con los datos previamente existentes de temperatura superficial para asegurarse de que las predicciones están basadas en la realidad.
En este estudio se tienen en cuenta factores como la exposición y vulnerabilidad al calor; la capacidad de adaptación, en la que influyen la disponibilidad de recursos médicos como centros de salud o el ingreso medio de los hogares; o la sensibilidad de la población a estos fenómenos, para lo que se tiene en cuenta el porcentaje de población de más de 65 años y la proporción de hogares que se quedan por debajo de la renta media. Como resultado, se consideran zonas prioritarias de acción aquellas que se encuentran entre el 25% más afectado. «Estas áreas representan regiones donde la población más vulnerable también está más expuesta, y por tanto requieren una atención prioritaria en políticas y estrategias de mitigación térmica», detalla el estudio.
En el caso de la ciudad de Granada, los autores de esta investigación, entre los que se cuentan hasta seis de la UGR, repartidos entre los departamentos de Ecología y Botánica y el Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía, identifican parches prioritarios en todas las grandes zonas de la ciudad: Norte, Centro y Sur. Los más grandes por tamaño bruto se localizan en la Chana y en el Zaidín. Sin embargo, los investigadores señalan que «la concentración espacial de valores de exposición térmica más altos» se sitúan «en la región central, es decir, en el núcleo urbano, donde se encuentran el casco histórico y la mayor densidad de población, formando un clúster de alta exposición».
Con respecto al total de la superficie de terreno estudiada, se identificó alrededor del 10% del total como «zonas prioritarias para la mitigación del calor». Los resultados muestran que una combinación de cobertura vegetal superior al 35% de la superficie y un tamaño medio de estas zonas que supere los 200 metros cuadrados es la mejor inversión en términos de maximización de la mitigación térmica.
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